Autopistas indefinidas de la información

El País 25-5-94

La tecnología digital, que hace que todo tipo de información se pueda almacenar, transportar y reproducir en forma de impulsos electrónicos, hace años que salió de los laboratorios, pero su introducción en servicios y productos para el consumidor y, sobre todo, su generalización, está costando más de lo que los más optimistas preveían. Ahora, los ojos están puestos en Estados Unidos, el único país, con la excepción, en todo caso de Japón, en el que el tamaño del mercado y la infraestructura existente son suficinetes para que se pueda convertir en realidad el campo de experimentación mundial de los servicios multimedia, que engloban videoconferencias, juegos, películas, música, telecompra...

Ha bastado para que el Gobierno inicie una campaña de apoyo a las redes de comunicaciones de alta capacidad, bajo el sonoro nombre de autopistas de la información para que se inicie una febril actividad, con acuerdos de colaboración entre empresas, pruebas de campo de servicios experimentales, y negociaciones sobre cual es el marco futuro adecuado para estos servicios, y donde surgieron experiencias, como el Minitel francés, en el que se están inspirando ahora las grandes empresas estadounidenses.

Pero en Europa fallan las redes y las normativas, la infraestructura existente es demasiado fragmentaria y primitiva para que surquen por ella sin problemas películas digitalizadas o mensajería de vídeo. Eso no quiere decir que no haya problemas en Estados Unidos.



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