Considero un deber profesional, más que familiar, hacer un comentario sobre la evolución de la publicación hermana PC World

Considero un deber profesional, más que familiar, hacer un comentario sobre la evolución de la publicación hermana PC World. Me lo pide el cuerpo pero, más que por convergencia de sentimientos de visceralidad afectiva, por la obligación de informar puntual y objetivamente a mis lectores. El fenómeno PC World es un campanazo que reclama especial atención, porque es inusual destacar con tanta contundencia y autoridad. Los fuegos de artificio están al alcance de cualquiera que se empeñe en protagonismo tan efímero, que no dejara huella. Lo verdaderamente difícil, es ofrecer un ranking de crecimientos como el de PC World, coronado por la tirada -113.000 ejemplares- del número correspondiente al presente mes de junio: el 100. Parecía increíble, incluso, a los altos ejecutivos de empresas del sector que asistieron a la cena organizada por IDG Communications en el hotel Ritz, de Madrid, para celebrar la efemérides. Las explicaciones que se dieron en este acto sobre la gestación, fortalecimiento, consecución del hito, certificación oficial, y medios programados para potenciar la distribución de ejemplares, terminaron por demostrar que, en el fenómeno PC World, la suerte la han tenido que perseguir los responsables de la publicación, ofreciendo un producto de calidad acorde con las necesidades y deseos del lector. Un tipo de lector que, mayoritariamente, se acerca al kiosco mes a mes, y al que no se le puede defraudar porque, inmediatamente, buscaría otro título con la intención de que le dejase más satisfecho. En cambio, si responde perfectamente a sus requerimientos, no abandonará su fidelidad al medio y se convertirá, sin darse cuenta, en su mejor pregonero. Amigo lector, no me negarás la sorpresa que te produce el hecho de que se tiren 113.000 ejemplares de una publicación de informática. Compruébalo, compruébalo.