Las personas como base del modelo de empresa. Irizar está compuesto de un equipo multidisciplinar autogestionado

El fabricante guipuzcoano de autocares de lujo Irizar fue galardonado el pasado año con el Premio Europeo a la Excelencia Empresarial (European Quality Prize 2000) por su compromiso con la Gestión y la Calidad Total. Con ello se premiaba su modelo organizativo de “libertad-responsabilidad” que impera en las relaciones de todos los miembros de la compañía, jefes y empleados.

Constituida en 1889, Irizar pertenece a Mondragón Corporación Cooperativa (MCC), una empresa que logró un volumen de ventas en 2000 de 38.100 millones de pesetas, cuenta con más de 1.700 profesionales en plantilla y disponen de un modelo de organización empresarial basado en las personas donde las decisiones son tomadas por equipos multidisciplinares y autogestionados. Actualmente en la central de la compañía en Ormaiztegi (Guipúzcoa), existen más de 140 equipos para un total de 630 personas.
“Nuestro éxito –comenta Koldo Saratxaga, coordinador del proyecto Irizar-, se basa en la forma de ‘vivir el cliente’ de toda la organización para satisfacer mejor sus necesidades. La filosofía de gestión de Irizar, su estructura organizativa y métodos de trabajo, impulsan el contacto directo de sus personas con: clientes, proveedores, colaboradores externos y sociedad. En suma, implica en la revisión y mejora de los enfoques a todos los entes clave con intereses en Irizar, como algo habitual en el desarrollo de la actividad del Proyecto”.

El modelo instaurado en Irizar hoy, fue liderado por Koldo Saratxaga, en 1992 a la vez que se diseñó la introducción de un plan de viabilidad con el que la compañía esperaba superar las serias dificultades económicas del bienio anterior, donde llegó a acumular pérdidas por valor de 1.000 millones de pesetas. Con él Irizar centra sus esfuerzos en la producción de autocares de lujo, a la vez que aborda el mercado internacional, pero, sobre todo consigue revolucionar su modelo de organización hacia una gestión basada en las personas unidas por el reto de satisfacer al cliente.

“Se trata de un modelo basado una relación ‘libertad-responsabilidad’. Estamos orientados a conocer, servir y añadir valor al cliente, así que nuestra estructura gira en torno a equipos multidisciplinares autogestionados”, sostiene Saratxaga.

El paso de un sistema imperante basado en la jerarquía y poder, a otro en el que los implicados tienen que tomar sus propias decisiones, ya que está basado en la libertad y responsabilidad, ha requerido un período de tiempo para su correcta implantación, además de “mucha comunicación y relación personal”, aseveran los promotores del proyecto Irizar, a la vez que se ha tenido que compartir al máximo la información y la toma de decisiones, las estrategias, los pensamientos estratégicos. En este sentido, en Irizar se realizan tres asambleas anuales y emplean miles de horas dedicadas a la comunicación y a la toma de decisiones en común. Por otro lado, la información que circula por la organización es accesible a todos sus miembros, que la comparten con independencia del tipo de contrato que tengan firmado.

La compañía aborda el cambio fundamental en 1994 cuando pone en práctica un planteamiento de reingeniería de procesos que supone el inicio del trabajo en equipo y de la eliminación de los encargados o jefes. Posteriormente, “la satisfacción de las personas, su ilusión y motivación nos ha llevado a una continua madurez en el modelo y la continua evolución de una gestión basada en prioridades con responsabilidades en equipos y la eliminación de los departamentos como barrera a las responsabilidades y las relaciones abiertas”, mantiene Saratxaga.

Desde su origen, la credibilidad en las personas fue determinante para mantener un modelo donde no existen las palabras control, obrero, operario, mano de obra, RR.HH, etc, e incluso donde nadie tiene un horario fijo, ni tiene que fichar ni justificar su presencia. La premisa es que las personas conocen sus responsabilidades y objetivos y los cumplen.

“A la gran mayoría de los implicados les gusta participar de una u otra forma en el proyecto y compartir el éxito. El trabajo en equipo motiva la inteligencia emocional y por tanto la capacidad de crear, de ser innovadores. Es un modelo de éxito, que no deja atrás a nadie y donde todas las personas aportan lo que pueden de una u otra manera”, sostiene Saratxaga.

El alcance de libertad de horario supone que cada persona puede entrar, salir y hacer su trabajo cuando crea conveniente siempre que con eso no perjudique a sus compañeros y a las claves del modelo. De esta manera se pueden atender a su familia, hobbys, etc. Así Koldo Saratxaga afirma que “no se persigue a quien menos aporta por razones de edad, posibilidades físicas o emocionales. Mantenemos una convivencia cercana que fomenta la comprensión de entre las personas. Existe un Responsable de Relaciones con las Personas que coordina todas las necesidades de los mismos por medio de coordinadores o lideres de equipos. No es una función jerarquizada, sino compartida.

En Irizar no se emplea la palabra gestión haciendo referencia a temas que tiene que ver con personas. “A las personas no se les gestiona, se les sirve y anima a conseguir objetivos personales y comunes”, soslaya Saratxaga. Irizar persigue el que se compartan experiencias en equipos multidisciplinares que generen innovación y creatividad y que a su vez aporte nuevos conocimientos. Por eso, mantienen que cuando en la mayoría de las empresas hablan de gestión del conocimiento como herramienta de competitividad, se refieren a que hay que pensar como hacer que la parte alta de la pirámide adquiera más conocimientos para que genere más y no llega a tener el alcance que tiene en Irizar.

A la luz de los resultados de las encuestas internas realizadas se sabe que lo que más valoran las personas de Irizar es la garantía de futuro, la libertad de decisiones personales, la participación en los objetivos, las posibilidades de obtener conocimientos, y el estilo de relación y comunicación, entre otros. “Se sienten personas consideradas y no obreros que realizan una tarea. Participan de un modelo que ellos mismos han creado, además de sentir que generan empleo y riqueza en nuestro país y en los lugares donde estamos. También sienten que participan en la creación de su futuro que pueden proyectar junto a su propia familia, lo que les permite tomar decisiones importantes en la misma, sin depender de las decisiones de unos pocos que ostentan el poder y limitan la información”, afirma el líder del proyecto.



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