Los secretos de los buscadores

Qué son y cómo funcionan

Mucho antes de que Internet fuera siquiera un sueño, Pablo Picasso pronunció la frase "Yo no busco ¡Encuentro!". Desde luego, el genial pintor no tuvo que enfrentarse a la Red y esa frase es hoy un sueño sin cumplir para la mayoría de los internautas. Desgraciadamente se trata de una utopía tal y como están las cosas en la actualidad. Con esta serie de artículos se pretende ayudar a todos los internautas para que ese sueño, esa utopía picassiana, se haga realidad dentro de lo posible. Leyendo este artículo usted podrá entender qué son y cómo funcionan los buscadores de la WWW y cuáles son los mejores trucos y técnicas para utilizarlos. En esta misma revista encontrará la comparativa "Los 20 mejores buscadores de Internet", para que descubra cuál es el que más le conviene. El mes que viene se publicará un tercer artículo sobre otro tipo de buscadores y búsquedas: metabuscadores, buscadores de Usenet, de personas, archivos, software de búsquedas, etc.

El imparable crecimiento de Internet en los últimos años ha hecho que en la Red se pueda buscar información sobre cualquier tema imaginable. Este es uno de sus principales atractivos: la Red se ha convertido en una gran enciclopedia que reúne casi todo el conocimiento humano. Lo malo de todo esto es que esa información no se encuentra ordenada de ninguna forma: es algo caótico e incontrolable, y intentar encontrar la información que se necesita en el momento preciso puede convertirse en un mal sueño. Imagine que tiene usted ante sí una enciclopedia que en vez de 105 volúmenes tuviera miles de ellos y que, para colmo, los contenidos no estuvieran ordenados de ningún modo. Imagine ahora que necesita usted encontrar en semejante lío de páginas un texto relativo a la pintura puntillista del siglo XIX. Ni siquiera sabe si la enciclopedia que tiene delante recoge semejante información o si lo hace en otro idioma que no es el suyo. Un infierno, ¿verdad? Pues algo así es lo que se encuentran los internautas "novatos" cuando acceden por primera vez a la Red.

Según las últimas estimaciones se calcula que puede haber en la Red entre ochenta y cien millones de páginas web y su crecimiento continúa imparable. Para colmo, la información que se necesita puede que no se encuentre en la World Wide Web. También se puede buscar en el Gopherespacio (aunque ya resulta difícil encontrar servidores Gopher), en servidores FTP o en los más de 22.000 grupos de noticias de Usenet que hay en la actualidad. Por si todo ello fuera poco, también puede ser necesario localizar a una persona en concreto. Con semejante cantidad de información recorriendo las redes se hace necesario controlar de alguna forma los sistemas de búsqueda para no perder el precioso tiempo de conexión en una navegación sin control ni objetivos claros.

La mayoría de los internautas utilizan los buscadores para localizar la información que precisan, pero las quejas sobre lo difícil que resulta encontrar algo son el pan nuestro de cada día. Esta serie de artículos que hoy comienza pretende despejar dudas y ofrecer las claves y los trucos para encontrarlo todo en la Red. Y no sólo en la World Wide Web, aunque es evidente que éste será el principal objetivo de las páginas que siguen.

Herramientas básicas para buscar cosas

Las estrellas de la localización de información en la Red son los denominados buscadores. Estos servicios gratuitos se han convertido en las páginas más visitadas de la Red, y son las más rentables para sus dueños. Los buscadores se financian a través de la publicidad que incluyen en sus páginas, sobre todo en forma de banderolas o paneles (banners), y su éxito es tal que alguno como Yahoo (www.yahoo.com) incluso cotiza en bolsa.

Hay dos tipos principales de buscadores en la Web: los índices temáticos (también conocidos habitualmente como catálogos, directorios o buscadores por categorías) y los motores de búsqueda (buscadores por contenido). Como se puede ver, la confusión en la forma de nombrar a los distintos tipos de buscadores es muy grande. A lo largo de este artículo se utilizarán los nombres de índices temáticos por un lado y de motores de búsqueda por otro.

¿Cuándo hay que usar un índice o un motor?

La diferencia fundamental entre un índice y un motor de búsqueda es que mientras los índices mantienen su base de datos "manualmente", utilizando para la inclusión de las direcciones a sus empleados o a los propios internautas que dan de alta sus páginas, los motores de búsqueda emlpean para ello un robot de búsqueda. Estos robots no son otra cosa que potentes programas que se dedican a recorrer la Web automáticamente recopilando e indizando todo el texto que encuentran, formando así enormes bases de datos en las que luego los internautas hacen sus búsquedas mediante la inclusión de palabras clave. Los robots recorren los distintos servidores de forma recursiva, a través de los enlaces que proporcionan las páginas que allí se encuentran, descendiendo como si de un árbol se tratara a través de las distintas ramas de cada servidor. Luego, periódicamente, visitarán de nuevo las páginas para comprobar si ha habido incorporaciones o si las páginas siguen activas, de modo que su base de datos se mantenga siempre actualizada. Además, estas actualizaciones se realizarán de forma "inteligente", visitando con más asiduidad aquellos servidores que cambien más a menudo, como por ejemplo los de los servicios de noticias.

Y esa es la principal ventaja de los motores de búsqueda frente a los índices temáticos: la gran cantidad de información que recogen y la mayor actualización de sus bases de datos. Por si todo ello fuera poco, estos robots permiten a los creadores de las páginas web la inclusión de "meta tags" o etiquetas en lenguaje HTML para resumir los contenidos de sus páginas y para incluir las palabras claves que las definan. De ese modo puede controlarse

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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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