Inteligencia artificial

Stephen Hawking, una vida dedicada a la ciencia y la tecnología

"La medicina no ha sido capaz de curarme, por lo que dependo de la tecnología para poder vivir y comunicarme", aseguró el conocido como 'historiador del tiempo'.

Stephen Hawking

 

La muerte de Stephen Hawking deja un legado científico universal. El físico británico falleció anoche en su casa de Cambridge a los 76 años tras padecer, durante 54 años, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que deja un margen de dos años de esperanza de vida desde que es detectada.

Hawking pasará a la historia por sus teoremas sobre la relatividad general y sus predicciones sobre los agujeros negros. Pero también lo hará por sus esfuerzos en el campo de la tecnología, donde ha sido uno de los principales precursores de las soluciones que facilitan la comunicación para enfermos con tetraplejias y enfermedades motoras. Además, en los últimos años, se había convertido en una de las voces más respetadas a la hora de hablar sobre los problemas éticos y morales que encierra este nuevo panorama interconectado en el que vivimos.

El ‘historiador del tiempo’, tal y como se le conoce en muchos círculos, ha destacado, además de por sus obras, por mantener una lucha constante contra la patología que en poco tiempo le dejó sentado en una silla de ruedas, sin habla y sin capacidades articulares. Desde 1985 utilizaba un sintetizador de voz para comunicarse mediante sus mejillas y su silla de ruedas funcionaba a través de un sistema que manejaba con los ojos y la cabeza.

Sin embargo, el deterioro de su estado continuaba avanzando y el científico formó, junto a Intel, un equipo multidisciplinar de investigadores con el fin de sustituir su plataforma de comunicaciones que ya solo le valía para formar muy pocas palabras por minuto. Además, tardaba cerca de cinco minutos en poder abrir un documento.  “La medicina no ha sido capaz de curarme, por lo que dependo de la tecnología para comunicarme y vivir”, dijo Hawking cuando estrenó la plataforma de Intel. “El desarrollo de esta solución tiene el potencial para mejorar las vidas de las personas incapacitadas de todo el planeta y es pionero en términos de interacción humana y por su capacidad para eliminar obstáculos que en el pasado eran infranqueables”. El sistema duplicó la velocidad del anterior, que tenía más de 20 años. De este modo, el experto se convirtió no solo en un ejemplo de superación sino en un garante de lo que la tecnología es capaz de hacer y ayudar en todos los ámbitos de la sociedad.

 

Un defensor de la ética

A pesar de la confianza ciega que había depositado Hawking en la tecnología, los ideales del científico le hacían avanzar con pies de plomo, siempre pensando con antelación las consecuencias que los avances pueden tener en el ser humano. Por ello, en los últimos años se posicionó en contra de ciertos usos de la inteligencia artificial, e incluso formó parte del grupo de trabajo OpenAI, junto con otras personalidades como Elon Musk o Bill Gates, para estudiar las implicaciones éticas de esta tecnología. Hawking, que tomó una posición muy activa, llegó a declarar, durante una entrevista con la BBC en 2014, que la inteligencia artificial podría suponer el fin de la raza humana. 



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