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Cuestiones clave al evaluar una nube híbrida

La nube híbrida es la comidilla de TI, pero para evitar megaproyectos costosos y trabajosos no existen atajos, deberá prestar una atención muy especial a cómo minimizar la complejidad de su implementación y su gestión posterior. Las siguientes preguntas le ayudarán a identificar la mejor arquitectura de nube híbrida para su entorno:

Guía hacia la nube

1. ¿De qué formas principales usaremos nuestra nube híbrida en los próximos 12-18 meses?

En el mercado medio, la respuesta Nº1 es la recuperación de desastres (DR). Tener un centro de datos secundario para la DR es un lujo que la mayoría de empresas no pueden asumir. Pero ahora, los servicios de nubes públicas han puesto la DR al alcance de casi cualquier empresa. La clave es identificar la tecnología que minimice la complejidad, maximice la automatización y no sature al personal de TI. Y para ello existen soluciones DR cloud sencillas para empresas de tamaño medio, ya no es necesario contratar servicios profesionales de gran nivel.

 

Para empresas más grandes que busquen utilizar nubes híbridas para optimizar y liberar sus costosos centros de datos, las nubes híbridas se convierten ahora en opciones manejables y asumibles. Por ejemplo, las empresas que utilicen VMware querrán poder aprovechar la tecnología Hyper-V porque ejecutan muchas aplicaciones de Microsoft, mientras que otras querrán aprovechar KVM para mejorar la flexibilidad, las salidas de red y los controladores. Para ellos, los hipervisores alternativos les ofrecen flexibilidad y un ahorro de costes significativo. Las nubes públicas, por otro lado, son un lugar donde pueden crecer ciertas aplicaciones, donde realizar pruebas y desarrollos, y donde ejecutar aplicaciones no críticas. Sin embargo, siguen haciendo falta tecnologías de transformación modernas para la gestión multiplataforma que eviten enormes y costosos esfuerzos de integración de sistemas.

 

2. ¿Qué nubes públicas queremos aprovechar?

La oferta de nubes públicas está en continua transformación, y eso significa que tenemos muchas opciones para elegir. Los usuarios finales pueden decidirse rápidamente por las nubes que les resultan conocidas: Amazon o quizás Azure. Pero usted necesita ponderar todos los factores, como el precio, la escala, el soporte y el servicio.

 

Existen algunos modelos de nube pública “self-service” que ofrecen precios atractivos, pero quizás no dispongan de una plantilla de soporte por si el usuario tiene problemas. En el otro extremo del espectro existen opciones que ofrecen nubes y paquetes de servicios con calidad premium y precios en consonancia. Usted tendrá que analizar qué proveedor es el más adecuado respondiendo estas preguntas: “¿Qué obtengo a cambio?”, “¿Qué quiero gestionar?” Y “¿Cuánto de práctico quiero ser?”. A partir de ahí, considere las mejores opciones posibles para la gestión y la migración. La respuesta será probablemente una mezcla de soluciones bajo premisas, soluciones cloud y servicios. Por supuesto, si no tiene cuidado, las mezclas y combinaciones pueden añadir una complejidad de gestión importante.

 

3. ¿Qué plataformas bajo premisas queremos usar?

Algunas aplicaciones requieren máquinas virtuales (VMs) enormes y su plantilla de TI podría encontrar que solo ciertos supervisores pueden manejar sus requerimientos. Quizás haya otras aplicaciones que necesiten altos volúmenes de E/S, lo que le conducirá a la elección de otra plataforma distinta. La relación coste/rendimiento es siempre un factor a tener en cuenta. Deberá pensar en cómo combinar flexibilidad y facilidad de uso, con las menores interrupciones posibles. Las empresas quieren gestionar sus entornos híbridos de la misma manera que gestionan sus entornos actuales: quieren una plataforma única de gestión integral. Debe ser capaz de migrar sin problemas las cargas de trabajo entre hipervisores y mantener una gestión consistente y compatible. Hoy en día es algo muy factible, y por ello vemos un ascenso meteórico de las implementaciones híbridas.

 

4. ¿Cómo gestionaremos el entorno híbrido?

Tendrá que tener en cuenta el almacenamiento, la red y la computación como un todo, y asegurar que el sistema de gestión híbrido es capaz de abarcar un amplia gama de plataformas y recursos dentro y fuera de sus instalaciones, en un nivel muy granular. Para ser operacionalmente eficiente necesita un único punto de administración y gestión a través de todo el pool de recursos híbridos, un portal self-service no sería suficiente para manejar la administración del día a día.

 

Lo ideal sería tener una solución de gestión híbrida que sea ligera, exhaustiva y rentable. Para gestionar una configuración híbrida necesita tomar estas decisiones por encima de los requerimientos individuales: ¿Están muy reguladas? ¿Quién va a acceder a la información? ¿Cuál es la información? Etcétera. Independientemente de las respuestas, la mejor situación es gestionar la nube híbrida y las cargas de trabajo bajo premisas desde un único punto. En condiciones óptimas, los recursos híbridos deberían trabajar sin problemas con el portfolio de gestión actual.

 

5. ¿Cómo se integrará con nuestras operaciones actuales?

La mayoría de las personas se resiste a los cambios. Uno de los principales retos proviene del personal de la propia empresa, en especial (y con razón) de los responsables de la entrega de un cierto grado de servicio, como el personal de TI. Tiene que ser consciente de este punto y saber que si adoptar una nube híbrida supone reemplazar las consolas de gestión habituales, reciclar al personal y cambiar los flujos de trabajo actuales, ellos se resistirán. La integración con las operaciones actuales es esencial para conseguir una implementación exitosa.

 

Además, el proyecto híbrido debe ser escalable. Lo que funciona para un puñado de técnicos no funcionará cuando se necesite el trabajo a gran escala de TI, y necesitará una solución muy pensada y orquestada que resulte transparente a las operaciones existentes. El éxito del proyecto se reduce a su capacidad para gestionarlo. La clave es la integración con las herramientas y los procesos actuales.

 

6. ¿Qué competencias necesitaremos para implementar, mantener y operar nuestro entorno híbrido?

El personal de TI necesita ser capaz de analizar lo que tiene hoy y lo que se necesitará mañana en cuanto a costes, rendimiento, normativas y seguridad, y después evaluar las opciones. Para ello, necesitará un gran conocimiento práctico de la gestión e integración tanto “con”, como “sin” premisas. La nube híbrida demanda un cambio de mentalidad.

Con una infraestructura bajo premisas, los equipos de TI tenían mucho trabajo con los fundamentos físicos, es decir con la instalación del hardware, el cableado y las redes, por lo que sus habilidades estaban muy valoradas. La nube elimina parte de todo esto e introduce una nueva serie de habilidades. Ahora, TI necesita adaptar su plantilla y posiblemente contratar nuevo personal con experiencia en funcionalidades, gestión, integración y administración de nubes híbridas.

 

7. ¿Y cómo vamos a prevenir la dependencia del proveedor?

Antes de hacerse esta pregunta, debería mirar a su alrededor para ver si ya depende de él y no se ha dado cuenta. Prevenir la dependencia requiere una estrecha vigilancia de las limitaciones técnicas y financieras que pueden impedir la flexibilidad de la nube híbrida que plantea crear. Piense cuál puede ser el origen de esa dependencia y tome las decisiones que puedan prevenirla. Por ejemplo, si puede mover fácilmente cargas de trabajo híbridas entre plataformas dispares, reducirá esa dependencia. Si implementa una solución de gestión que pueda abarcar plataformas, también reducirá la temida dependencia. El otro tipo de dependencia tiene la forma de contratos a largo plazo. Los proveedores ofrecen infinitos incentivos para bloquear contractualmente a sus clientes. Debido a la velocidad de los cambios y opciones de TI, los CIO deberían preocuparse muy especialmente por los acuerdos plurianuales (ELA).

 

Las empresas ya ruedan por el camino de las TI híbridas, pero muchas de ellas aún se resisten a los megaproyectos de nubes híbridas. La mejor manera de evitar este destino es centrarse en la flexibilidad, al tiempo que aprovecha las habilidades actuales y las inversiones en cada paso del camino. Minimizando la complejidad durante la etapa de implementación y creando un entorno de gestión flexible que resulte intuitivo para el equipo de operaciones, podrá evitar la implementación de una nube híbrida costosa, laboriosa e infructuosa. Gracias a las soluciones y tecnologías híbridas de hoy en día, los megaproyectos ya no son imprescindibles.



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