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El próximo paso en 'disaster recovery'

Desastre

No todos los datos deberían ser tratados de la misma forma, al menos si queremos establecer una estrategia de datos moderna. Ya no grabamos los archivos en una cinta durante la noche y los enviamos a un almacén. Las empresas de hoy en día se preocupan menos de cuánto se tarda en hacer una copia de seguridad que de poder recuperar sus datos y aplicaciones a tiempo en caso de un desastre natural o provocado por  un error humano. Los tiempos de recuperación y los objetivos de puntos de recuperación cada vez son más precisos y exigentes debido a que los acuerdos de nivel de ser vicio (SLA) comienzan a cubrir grandes cantidades de datos.

En un estudio reciente de IDC se afirma que el 67% de las empresas de pequeño y mediano tamaño necesitan recuperar sus datos en menos de cuatro horas, mientras que para el 31% este tiempo se reduce a menos de 2 horas. La recuperación desde distintos medios, como snapshots de hardware, aplicaciones virtualizadas, etc., es vital para mantener la productividad y evitar riesgos legales o penalizaciones debidos al no cumplimiento de los acuerdos de nivel de servicio. Una recuperación de aplicaciones rápida es la única opción.

Reconociendo los retos en DR

En todos sitios se pueden sufrir desastres. Volcanes, inundaciones, terremotos. Aunque parezcan lejanos, no lo son: en España hemos sufrido decenas de desastres de este tipo en los últimos 40 años.  En Madrid, todos recordamos el caso del edificio Windsor, en el que un incendio acabó con uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y con innumerables documentos de gran valor. Pero los desastres no tienen por qué ser causados únicamente por un terremoto o por cualquier otra catástrofe natural. Un virus informático puede acabar con toda la información de una empresa en cuestión de minutos.

Muchas empresas no cuentan con una estrategia de recuperación ante desastres, o tienen implementadas soluciones que no son lo suficientemente seguras. Estos son algunos de los riesgos a los que se enfrentan las empresas en cuanto a DR en la actualidad:

  • Falta de automatización: La gestión manual de la información requiere una inversión de tiempo importante y supone una carga para los equipos de TI, que pierden muchas horas semanales únicamente en gestionar backups o solucionar pequeños problemas que van surgiendo. No tienen tiempo para adoptar un enfoque adecuado en base a la criticidad. Además, los sistemas manuales tienen más riesgo de que se cometa un error humano, que podría exponer datos confidenciales o generar una pérdida de información. Con los sistemas automatizados, los equipos de TI de hoy en día pueden dar prioridad a tareas más difíciles y que realmente necesitan de su experiencia y conocimiento.
  • Uso de la cinta: La cinta está bien para archivar datos de forma lenta, pero es muy ineficiente para la recuperación ante desastres, especialmente a nivel de aplicaciones. Solo hay que pensar en cómo ha cambiado el escenario en los últimos años. En términos de crecimiento global de datos, el mundo ha generado más del 90 por ciento de los datos existentes tan solo en los dos últimos años. La cinta no permite ser ágil ni reaccionar de forma rápida ante cualquier crisis o ante cualquier oportunidad de negocio.
  • Datos redundantes: La proliferación de silos de datos dentro de las organizaciones está obstaculizando la capacidad de los administradores de TI de tomar decisiones con fundamento y su eficacia a la hora de gestionar grandes grupos de datos. Esto aumenta los costes de TI, dificulta la innovación y solo aporta una vista segmentada del negocio.

Un nuevo panorama para la recuperación

Entonces, ¿cómo pueden las empresas enfrentarse a estos desafíos y adoptar un enfoque moderno de DR? La solución sería el uso de métodos a nivel de bloque con snapshots orquestados y recuperación mediante streaming con tecnología Incremental Change Capture. Con esta tecnología únicamente se capturan y almacenan los cambios de nivel de bloque de la información, de manera que se ahorra dramáticamente en la transmisión de datos en recursos de red y almacenamiento, mejorando RPO y RTO de forma exponencial, ya que la información reside en destino en formato nativo. Los beneficios son más que evidentes, pues además de permitir no volver a hacer un backup completo más allá del inicial, ahorraremos un 90% comparado a un backup tipo streaming tradicional. De la misma forma, la carga de trabajo de computación sobre los sistemas en producción se reduce de masivamente, permitiendo crear muchos más puntos de recuperación (RPO). Además, la copia es única, y utilizable no solamente como copia de seguridad, sino para otros procesos, ya que la recuperación (o acceso) al sistema protegido es prácticamente instantáneo, al no hacer falta recuperarlo, puesto que podemos presentarla como una copia nativa.

Innovación para adaptarse a las nuevas necesidades

De la misma manera en que las “megatendencias” como la nube, el acceso desde cualquier lugar y el explosivo crecimiento de los datos están impactando en todas las industrias, las expectativas empresariales también están evolucionando. Las empresas se están haciendo cada vez más intolerantes, como es lógico, ante la pérdida de datos y tiempos de inactividad. Redefinir las estrategias actuales de Desaster Recovery asegura la disponibilidad continuada de la información, algo fundamental para mantener la competitividad y permitir la innovación.

 El autor de este artículo es Iván Abad, Technical Services Manager Iberia de Commvault



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