¿Qué pasará después del uno de enero del 2000?

El modelo Lewinsky

Observar al presidente Clinton disculpándose por su comportamiento ha sido una experiencia incómoda y difícil para muchos. Ahora bien, ¿y si fuera uno mismo el que se encontrase ante una situación difícil? Aunque los profesionales de Tecnologías de la Información suelen ser demasiado aburridos para tener escándalos sexuales, el conjunto de los informáticos arrastra 30 años de programación poco cuidadosa de que disculparse, y esos profesionales podrían encontrarse ante su propio "impeachment" cuando sus presidentes comprendan en qué medida han sido perjudicados. Y es también posible que esos profesionales informáticos se sientan tan sorprendidos por esta contrareacción como Bill Clinton parece haberse sentido sorprendido ante sus propios problemas. El razonamiento es muy sencillo: Uno de los temas de discusión más populares en la comunidad informática es: "¿Qué sucederá después del año 2000?" Todo el mundo supone que el "problema" del año 2000 terminará el 1 de enero de ese mismo año y, en realidad, sólo un pequeño porcentaje de organizaciones han asignado dinero para el año 2000 después de 1999. Cuando se les presiona, algunos profesionales de TI pueden llegar a admitir que ciertos programas podrían no haber sido reparados para la fecha prevista. Y que posiblemente se producirán algunos fallos de corriente y problemas bancarios. O que las administraciones de líneas aéreas encontrarán también algunas dificultades. Sin embargo, muchos de esos profesionales afirmarán también que se trata sólo de problemas temporales y que, en cuestión de días o semanas, todo habrá quedado solucionado. Predicciones pesimistas Entonces, ¿qué sucederá? Las predicciones varían, desde la posibilidad de una explosión de Internet y de las aplicaciones de comercio electrónico, hasta un cambio masivo desde las deficientes y rudimentarias arquitecturas actuales hacia una arquitectura basada en un enfoque de componentes distribuidos. Los pronósticos de la bola de cristal son interminables. Y, entretanto, nadie desea hablar del "lado oscuro" del año 2000. ¿Y si no queda solucionado todo en un par de semanas o meses? ¿O el problema da lugar a bancarrotas corporativas, anunciando una recesión o depresión económica a largo plazo? ¿O conduce a interrupciones y fallos en las telecomunicaciones internacionales, o a un cierre de los aeropuertos de todo el mundo durante seis meses? Existen numerosos escenarios posibles para el año 2000 que son mucho peores que un simple obstáculo en la marcha de las operaciones. Supóngase por ejemplo que el caos del año 2000 queda resuelto en el plazo de algunos días, semanas o meses después de la llegada del nuevo milenio, pero que una vez solucionado no es posible volver a la actividad normal. ¿Y si los presidentes en las empresas comienzan a despedir de sus confortables puestos de trabajo a los miembros del personal informático, bajo el grito de "¡Nunca más!". Nunca más permitirán que unos programadores poco cuidadosos creen programas mal estructurados y no documentados, extraviando después la codificación fuente. Nunca más permitirán el desarrollo de enormes sistemas sin crear al mismo tiempo un diccionario de datos corporativos. Nunca más permitirán que sistemas complejos pasen a la fase de producción sin ser objeto primero de unos tests adecuados. Ni tampoco tolerarán la anarquía y la actitud de prepotencia que han caracterizado al sector del software durante 50 años. Es posible también que los miembros de las organizaciones de TI reciban la orden de congelarlo todo una vez que haya quedado resuelta la crisis del año 2000. "¡No escriban ni una línea más de codificación!", podría ordenárseles. "¡Olvídense de Java y del Comercio Electrónico. Volvamos a las cuestiones básicas y pongamos en orden nuestra casa antes de intentar nada nuevo!." Es posible también que los cinco primeros años después del 2000 tengan que ser empleados en definir estándares, superar tests de certificación y crear mecanismos para someter a tests, verificación y auditorías independientes a todos los sistemas de información. También podría ser necesario aprender todo lo relativo a normalización de bases de datos, análisis estructurado y muchas otras disciplinas de ingeniería de software estudiadas, para ser olvidadas más tarde. ¿Establecer la Ley? Al observar cómo Bill Gates y sus colaboradores se sobresaltan ante la idea de que alguien ajeno a Microsoft pudiera leer la codificación fuente del sistema operativo Windows, viene al recuerdo que la mayoría de las personas tienden a realizar su trabajo en secreto. Sin embargo, podría suceder que la sociedad en su conjunto hubiera resultado tan afectada por el problema del año 2000 y que los ejecutivos a nivel corporativo se sintieran tan contrariados por ello que sencillamente no tolerasen nunca más ese comportamiento. ¿No sería interesante que el gobierno aprobase una ley prohibiendo la venta de cualquier software que no hubiera sido probado independientemente y a un nivel de detalle suficiente? ¿O una Ley de Seguridad del Software prohibiendo las cláusulas de no responsabilidad que pueden leerse en la primera página de los manuales de usuario de los paquetes de software más populares? ¿Y no sería interesante también si nos dijeran que nos comportásemos por fin como adultos? Aunque son cosas que no han sucedido en el sector durante los 25 últimos años, podrían suceder en los días que quedan hasta el año 2000. Una estrategia para clientes y empleados Es posible que el problema del año 2000 se resuelva satisfactoriamente. Ahora bien, ¿Qué deberá hacerse si las cosas no se resuelven adecuadamente? Toda empresa debería tener a estas alturas una estrategia para el año 2000 y, por lo tanto, es obvio que también debería tener una estrategia respecto a esas otras personas con las que mantiene relaciones de colaboración. La estrategia podría incluir por ejemplo el envío de recomendaciones a los clientes para que fotocopiasen documentos comerciales, buscasen posibles anomalías en facturas, o llamasen a un número especial si sus tarjetas de crédito caducasen sin motivo aparente o la garantía de tres años de sus automóviles no cubriese la sustitución de piezas averiadas. Sensación de extrañeza Las compañías podrían también enviar una carta a sus empleados explicando el problema informático del año 2000 en términos que no causaran temor, resaltando el hecho de que podrían ocurrir cosas extrañas y ofreciendo sugerencias sobre qué hacer si observasen tendencias o esquemas recurrentes y extraños en las que deberían ser transacciones rutinarias. En la carta podría añadirse que los empleados recibirán la misma formación sobre detección de problemas que reciben actualmente en áreas como la seguridad. Los bancos bien informados deberían estar pensando ya en términos de futuro, sobre cómo podrían ofrecer líneas de crédito especiales a sus clientes en el caso de que sus cheques de nómina o pagos especiales de la Seguridad Social se retrasaran, o se rechazaran sus reclamaciones de seguros. Prácticamente no existen compañías con planes de este tipo. Hay una parte de la población que conoce el problema del año 2000, y los informes que leen en la prensa suelen abordar el lado humano del problema. El énfasis es generalmente mayor en lo que respecta a lo que uno hace ante la situación, es decir, lo que cada uno lleva a cabo mientras el reloj avanza hacia el fatídico uno de enero de 2000. Así, son muchos los que emplean bastante tiempo analizando la forma en que se enfrentarán al problema, por ejemplo, qué harán por su familia, y cómo aconsejarán a sus amigos. Personas de todas las edades, a todos los niveles de formación y con diferentes niveles de ingresos se están preguntando cuál será la gravedad del problema del año 2000, y, aunque tienen conciencia de que se acerca algo que podría ser verdaderamente grave, no saben en absoluto lo que deben hacer al respecto. Cuestiones familiares Lo más probable es que la mayoría de los efectos perturbadores del año

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