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Desarrollo de aplicaciones in-house

El desarrollo de aplicaciones en la propia empresa es una actividad en vías de desaparición, en parte como consecuencia de la disponibilidad cada vez mayor de software empaquetado. El dinero no es el único factor que obstaculiza actualmente el desarrollo de aplicaciones en la propia empresa.

Muchos departamentos de desarrollo de aplicaciones de grandes compañías españolas viven últimamente la experiencia de enfrentarse con un extranjero alemán llamado SAP, una potente aplicación de empresa que automatiza procesos comerciales -una tarea que durante mucho tiempo ha sido la actividad exclusiva de los desarrolladores internos- y que cuenta con el respaldo de cientos de desarrolladores de software que añaden nuevas funciones y capacidades al programa cada pocos meses. De esta forma, una gran parte del trabajo de desarrollo que solían realizar los departamentos de desarrollo de aplicaciones in-house se hace innecesaria. En consecuencia, estos departamentos deben re-dirigir las actividades de su grupo de desarrollo, que pasará de crear aplicaciones autónomas a hacer otras cosas, o de lo contrario se quedarán sin nada que hacer. Muchos DSIs admiten, con franqueza que no saben exactamente cuáles serán las nuevas actividades de sus desarrolladores internos.
Hay otros muchos grupos de creación de aplicaciones propias que se están preguntando lo mismo. Aunque hace casi 40 años que se está anunciando la desaparición del desarrollo de aplicaciones en la propia empresa, y estos anuncios han sido siempre prematuros, hay una clara evidencia de que está disminuyendo la profundidad y la amplitud de las opciones para los grupos de desarrollo interno. Por ejemplo, un estudio realizado en 1998 mostró que los gastos en desarrollo de nuevas aplicaciones como porcentaje del presupuesto de TI corporativo global había disminuido en aproximadamente un 34 por ciento desde 1997, mientras que los gastos en instalación de paquetes de software se había duplicado, según la firma de investigaciones Cutter Information.
Como consecuencia de la proliferación de software empaquetado, los desarrolladores internos han perdido la capacidad de mantenerse al día en las tecnologías y lenguajes de programación más recientes. Los vendedores, los proveedores de servicios de outsourcing y los consultores han venido a llenar este vacío con una experiencia y capacidad tecnológica profundas y específicas, y han erosionado la capacidad de los grupos de desarrollo internos de actuar como proveedores de aplicaciones para sus propias empresas.

Puntos fuertes
Actualmente, los grupos internos de desarrollo de aplicaciones deben conocer sus propios puntos fuertes y debilidades -y, lo que es más importante, su capacidad para suministrar lo que prometen- ya que la competencia de las fuerzas externas es muy grande y los recursos internos son más escasos que nunca. Y, lo que es peor, los grupos de desarrollo interno se enfrentan a una desventaja heredada. Los vendedores de software y las firmas de consultoría viven de las aplicaciones que crean e instalan, y siempre serán más rápidos y más económicos, y tendrán un grupo de clientes mayor del que aprender y para el que crear aplicaciones que los grupos de desarrollo interno. Aquellos de estos grupos que intenten competir frontalmente con aquellas firmas externas estarán condenados a desaparecer.
Para sobrevivir, los grupos de desarrollo de aplicaciones propias deberán dirigirse allí donde no están los demás. Los desarrolladores internos de aplicaciones están cambiando el énfasis de su actividad hacia la gestión de proyectos, por ejemplo para supervisar a los integradores de sistemas y los paquetes de software que éstos instalan. También se están convirtiendo en centros de adaptación y modificación de software, para llenar las deficiencias de las aplicaciones de software empaquetadas e integrar diversas aplicaciones de manera que se adapten a las necesidades específicas de una compañía. Los desarrolladores de aplicaciones corporativas no serán llamados ya para desarrollar una aplicación en el sentido monolítico tradicional, sino que crearán sistemas de aplicaciones que funcionen conjuntamente.

Un nexo de unión
Ahora que la necesidad de un “nexo de unión” entre aplicaciones comienza a superar a la necesidad de nuevas aplicaciones, los grupos que han estado actuando con éxito en el desarrollo de aplicaciones en las empresas están convirtiendo el oportunismo en un arte. Hay que buscar el lugar en el que el negocio se interrumpe y el hueco no puede ser resuelto por un vendedor o un integrador de sistemas.
Una de las opciones es crear un nuevo equipo capaz de gestionar todos los proyectos de desarrollo existentes en la empresa. Hay que crear un entorno de trabajo en el que los desarrolladores estén motivados todo el tiempo y tengan siempre un desafío tecnológico que resolver. Si hay un periodo durante el que la compañía no está trabajando en cosas nuevas, muy fácilmente se perdería a todas esas personas. Y no hay que sorprenderse si las relaciones se hacen un poco tensas entre el nuevo grupo y el resto del departamento TI. Hay departamentos de TI que trabajan en la forma usual y observan como un nuevo departamento muy agresivo está buscando siempre el trabajo más nuevo e interesante, así que podría ser una cuestión muy peligrosa si no se hace bien. El desafío está en crear un entorno agradable y amistoso en la organización de TI, en el que el grupo situado aparte no sea considerado elitista y el personal interno tenga una posibilidad de unirse a él si poseen la capacidad y experiencia necesarias. Sin embargo, el aspecto más peligroso de un grupo de desarrollo de intensa dedicación dentro de una compañía es la tendencia a que el esfuerzo experimental, y de investigación y desarrollo, desemboque en irrelevancia. Cada proyecto debe tener un límite de inversión estricto, un periodo de tiempo definido y una lista de funcionalidad básica a suministrar. Esto deberá disuadir de gastos excesivos y evitará la pérdida de dedicación y esfuerzo en tiempo favorables, impidiendo también los finales abruptos por estrechez en los presupuestos. Lo mismo que los contratos de tarifa fija, de gran actualidad actualmente en el sector de la integración de sistemas, en las autorizaciones y concesiones se resaltará la necesidad de rapidez y de entrega a tiempo, frente a una funcionalidad atractiva.

Buena posición
La mayoría de los desarrolladores internos en las empresas y su comunidad de analistas mantienen actualmente una buena posición: ningún consultor ni vendedor externo conoce mejor que el propio personal los procesos comerciales que diferencian a una empresa frente a sus competidores. Los consultores y los vendedores de software no permanecen en la empresa el tiempo suficiente para obtener esos conocimientos, y necesitan generalizar sus productos para venderlos a una audiencia amplia. Esas funciones básicas nunca debnerían ser encargadas a una firma de outsourcing, ni adquiridas como un paquete. Tan pronto como se haga así, se habrá perdido la propia identidad y lo que le distingue a uno frente a la competencia.
Lo único que está claro hasta ahora es que el papel tradicional del programador queda relegado a un segundo lugar cuando uno observa cualquier aplicación empaquetada, en particular desde el punto de vista de la integración. Ya no hay que construir la aplicaci

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