¿Basura cibernética en mi buzón? No, gracias

Para ser el candidato idóneo a convertirse en una víctima más de despiadados remitentes anónimos de «basura cibernética» sólo se necesita ser usuario del servicio de correo electrónico. Tanto es así que acceder al buzón supone, en muchas ocasiones, encontrarse con una avalancha de mensajes tan sorprendentes como indeseados del tipo cartas en cadena, propuestas para hacerse rico a precios irrisorios, anuncios de páginas web para adultos, cantidades masivas de publicidad de los más diversos géneros o avisos que aparentemente previenen de la existencia de virus informáticos.

Los citados constituyen sólo una pequeña muestra de entre todo un amplio abanico de modalidades de este correo-basura o «junk e-mail» que, sea del tipo que sea, siempre presenta un denominador común: es molesto y, en principio, no parece haber fórmula alguna capaz de proporcionar al usuario una solución eficaz que permita burlar a los remitentes de basura electrónica.

Dar esquinazo al acoso

Precisamente con este fin, el de dar un portazo virtual a la entrada de esta clase de mensajes en los buzones particulares, internautas de todo el mundo y fabricantes de software han hecho de este problema su causa común.

Sin embargo, tanto unos como otros son conscientes de que no se puede recurrir a medios legales para terminar con esta situación, máxime si se tiene en cuenta la dificultad que entraña rastrear a los remitentes de correo electrónico no solicitado o «spammers» así como la imposibilidad de perseguirlos si, una vez localizados, resulta que residen en otro país.

Por este motivo se han creado páginas web con objeto de ofrecer a los usuarios de correo electrónico trucos y fórmulas encaminadas a dar esquinazo a quienes desvirtúan el concepto de mensajería virtual haciendo de este servicio una vía de acceso que les permite acosar a sus destinatarios con fines generalmente maliciosos e interesados.

Dos de este tipo de páginas web son Ciudadanos contra el Correo Indeseado (NAGS) Junkbusters. En ellas se sugieren varias medidas preventivas, entre las que destacan:

1. No contestar jamás a mensajes no solicitados, ni siquiera para pedir que lo borren de la lista, ya que al hacerlo estará confirmando al «spammer» que posee la dirección correcta. Simplemente limítese a borrar el mensaje.

2. Al suscribirse a un servicio en línea no permita que su nombre sea incluido en la lista de miembros de la compañía, puesto que las empresas de márketing electrónico y remitentes de ciberbasura suelen recurrir a estos listados, aunque sea ilegal hacerlo, para acceder a su dirección y utilizarla para masivas campañas de publicidad no solicitada, enviarle correo e incluso vendérsela a terceros. De la misma forma, si frecuenta grupos de noticias Usenet, emplee su lector para disfrazar su nombre y dirección electrónicas.

3. Si contrata los servicios de alguna de las empresas que han aparecido en Internet dedicadas a eliminar el correo indeseado, tenga cuidado: los propios remitentes suelen ofrecer este tipo de servicios para elaborar sus listas de correo.

4. Es conveniente utilizar un programa de filtración de correo electrónico que revise las direcciones de los remitentes para compararlas con las de los «spammers» ya conocidos y desechan sus mensajes antes de que usted acceda a ellos a través de su buzón. Hasta el momento, existen al menos dos programas de este tipo en el mercado: «Spamicide» (http://www.compulink.co.uk/znet-services/spam) y «Re:PLY» (http:/www.solidoak.com).

Más información: <http://www.nags.org>, <http://www.junkbusters.com/ht/es>



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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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