La nueva Economía

Las acciones de la nueva economía han sufrido dos batacazos este año en las bolsas. Los analistas admiten que no era muy racional esperar que continuara el incremento del 15% anual de los últimos años. Pero, incluso si sólo fuera del 10% anual, los índices bursátiles dejarían contentos a los inversores. El problema es que ahora estos empiezan a exigir resultados. Y, en esto aplican la lógica de la vieja economía, no parece que los beneficios de las empresas justifiquen la euforia. Una de dos: o hemos entrado en una era duradera de prosperidad o nos espera una severa corrección.

"Cuando hablamos de nueva economía, nos referimos a un mundo en el que la gente trabaja más con su cabeza que con sus manos. Un mundo en el que la tecnología de comunicaciones crea una competición global [...,]. Un mundo en el que la innovación es más importante que la producción masiva. Un mundo en el que la inversión adquiere nuevos conceptos, o los medios para crearlos, en lugar de adquirir nuevas máquinas. Un mundo en el que el cambio es rápido y constante. Tan diferente de la era industrial como esta lo fue de la agrícola que la precedió. Un mundo tan diferente que su aparición sólo puede ser descrita como una revolución" Enciclopedia of the New Economy. Wired.

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Cambios en la economía de los mercados

El pasado mes de octubre, los fieles lectores de Business Week se llevaron una sorpresa inquietante: en su titular de portada, el semanario anunciaba "la próxima recesión" (www.businessweek.com/bwdai ly/dnflash/oct2000/nf2000105_589.htm). Michael J. Mandel, redactor jefe y autor durante años de páginas dedicadas a ensalzar la nueva economía, ha dado una voltereta. En un libro que acaba de aparecer, The Coming Internet Depression, Mandel pronostica una sombría secuencia que puede resumirse así:

1) Los gastos en tecnología de las empresas se desaceleran.

2) Las fuentes de capital riesgo se secan y con ello disminuye la financiación para los vendedores de tecnología.

3) Las ganancias de productividad conseguidas en los últimos años, retroceden, haciendo decaer el ritmo del crecimiento económico.

4) La inflación, hasta ahora contenida por la productividad, toma carrera.

5) La Reserva Federal eleva los tipos de interés, con lo que sólo consiguen provocar una severa recesión.

A la vista del comportamiento de la economía norteamericana en la primera mitad del año, la predicción parece ser una exageración sin fundamento. Por si acaso, Business Week rodea las opiniones de Mandel con otras de signo contrario. Sin embargo, se extiende el sentimiento de que, como poco, las cosas no pueden seguir como hasta ahora en la primera economía del mundo. La sugerencia evoca la posibilidad de que, después de todo, tal vez la nueva economía no sea inmune a los factores de crisis que han acompañado a la vieja economía.

La campaña electoral norteamericana ha mantenido en sordina estas cuestiones. Pero, 24 horas después de cerrarse las urnas y sin conocerse el resultado definitivo, Stephen Roach, del banco Morgan Stanley Dean Witter, advertía en su comentario semanal: "los inversores deben prepararse para una mayor volatilidad de las acciones en los próximos meses, quizá años".


Acepciones
Hay que empezar por aclarar que la expresión nueva economía suele usarse con varias acepciones. La primera de ellas, su versión macroeconómica, expresa la corriente de optimismo nacida del prolongado período de crecimiento económico en Estados Unidos -más de nueve añ

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