Twitter

Cronología de una compra (por el momento) fallida

El magnate Elon Musk ha retirado su oferta de compra de la red social tras más de tres meses de negociaciones y polémicas, que comenzaron en abril cuando el magnate se convirtió en su máximo accionista.

sede twitter

Como si de un serial televisivo se tratara, la compra de Twitter por parte de Elon Musk, dueño y cofundador de Tesla, entre otras tecnológicas, y denominado hombre más rico del mundo, acaba de vivir su capítulo más reciente, aunque todo hace indicar que no será el último. En este, el magnate retira su oferta de 44.000 millones para adquirir la red social al estimar, según ha comunicado este fin de semana su equipo de abogados, que la junta directiva de la compañía había incumplido varios detalles del contrato. Concretamente, el punto de desencuentro pasa por la fiscalización de las cuentas falsas y de spam que circulan en la plataforma, cuya cifra se había tasado en un 5% por los actuales accionistas, y cuya veracidad Musk quiere comprobar. De este modo, en completo desacuerdo con el directivo, y en un contexto en el que la compañía pierde valor en Bolsa a cada día –cuando se dio la noticia lo hizo en un 6%, situándose un 36% por debajo desde que se inició el proceso–, el presidente de Twitter, Bret Taylor, ha anunciado que acudirá a juicio con el objetivo de que se respeten los términos iniciales y de que se acabe efectuando la operación.

El culebrón comienza la primera semana de abril, cuando Musk se convierte en el máximo inversor de Twitter, con un 9,2% de las acciones por valos de 2.400 millones de dólares, cuatro veces más de los títulos que posee el popular exCEO de la firma, Jack Dorsey. En un principio, y sin pensar todavía en una posible compra, muchos de los directivos de Twitter se mostraron en contra de este movimiento, ya que el magnate comenzó a criticar su negocio y su estrategia de moderación de contenidos. “Las plataformas más tradicionales (Twitter) socavan la democracia al no adherirse a los principios de libertad de expresión”, llegó a decir. Además, rechazó unirse al consejo de administración de la compañía.

 

Comienza el proceso de compra

La semana del 14 de abril, Musk deslizó sus intenciones de adquirir el 100% de la red social con una oferta valorada en 54,20 dólares por acción, es decir, unos 43.000 millones de dólares. Tras el recelo de muchos de sus accionistas, el directivo preparó una OPA hostil y la organización se acogió a la estrategia de defensa económica conocida como poison pill (píldora venenosa), para que este no hiciese efectiva su ambición. Esta técnica, que data de la década de 1980, se dirige al inversor que trata de hacerse con el 15%, o más, de acciones de una empresa, y tiene por idiosincrasia vender acciones a un precio más competitivo para otros accionistas, haciendo que los títulos valgan menos y pierda atractivo la oferta.

Sin embargo, y tras 10 días de duras negociaciones, se hace pública la adquisición por la cifra de 44.000 millones de dólares. Tras la firma, Musk dijo en un comunicado que “la libertad de expresión es la base para que funcionen las democracias, y Twitter es la plaza pública digital en la que se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”.

 

Nuevo modelo de negocio

Estas declaraciones dejaron entrever un nuevo rumbo para la red social. Desde su nacimiento en 2006 y su estreno sobre el parqué, la empresa ha aumentado un 77% su valor, un crecimiento modesto en comparación con competidores directos como Facebook. Así, Musk comienza a intentar dar una vuelta a la moderación de los contenidos haciendo públicos los algoritmos que llevan la tarea a cabo y propone cambios en Twitter Blue, su modelo de suscripción, para que su estrategia de ingresos no se base en los anunciantes. Tarea difícil si tenemos en cuenta que el 90% de su facturación procede de la publicidad.

 

Musk comienza a dar marcha atrás

Para hacer realidad sus objetivos, el directivo comienza a buscar financiación de fondos privados. Además, a principios de mayo, vende acciones de Tesla por valor de 8.500 millones de dólares de cara a su desembarco en la red social. El magnate consigue que Larry Ellison, fundador de Oracle,  y otros 12 inversores –entre los que se encuentran la firma de criptomonedas Binance o el príncipe de Arabia Saudí, Alwaleed bin Talal– participen con 7.140 millones de dólares en total.

Tras estos movimientos, nadie pensaba que la operación iba a vivir más focos de discordia. Pero, a mediados de mayo, Musk pone entredicho la compra de la tecnológica, supeditando la luz verde a la auditoría del porcentaje de cuentas falsa, que se estimaba en un 5%. Esto llevó a la organización a perder un valor bursátil del 20% en unas pocas horas.

Y, ahora, en este último capítulo, el magnate estima que la compañía ha puesto freno a esta investigación y retira su oferta. Serán los tribunales quienes decidan el guion de los acontecimientos. Para que nada altere lo firmado, Twitter ha contratado a la firma legal Wachtell y espera que el proceso no se demore mucho y que haya una sentencia en firme en los próximos meses. Muchos expertos estiman que hay motivos para pensar las cortes tratarán de resolver con una renegociación del acuerdo inicial o con el pago, por parte de Musk, de una compensación económica por no cumplir con su parte.



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