Inversión

Inversiones sectoriales en TI, entre la modernización del 'legacy' y la apuesta por nuevos modelos

Las inversiones en TI variarán en función de la madurez digital de cada sector y sus exigencias concretas. En términos generales, los esfuerzos bacularán entre la modernización de tecnología heredada y la búsqueda de nuevos y rentables negocios.

Inversiones 2022

En 2022, las inversiones en TI de compañías de todos los sectores económicos se verán estimuladas por los fondos europeos. Los esfuerzos se dirigirán a paliar diferentes necesidades y variarán su rumbo en función del grado de digitalización de cada uno de ellos y del impacto recibido de la crisis sanitaria.

En cualquier caso, el estímulo financiero llegado de Europa deberá de servir de acicate para posicionar a las empresas en un lugar preferente del mundo digital y en áreas que les suponga una inversión en crecimiento. Se trata de elevar el estándar de competitividad para una competencia global.

2022 es la oportunidad de igualar las distintas velocidades en sectores como el de la sanidad, la educación y la administración pública. También será la de aprovechar la ventaja competitiva en 5G para atraer innovación y la de sentar las bases de la banca que ha llegado para quedarse.

Los analistas de IDG Research Alberto Bellé y Fernando Maldonado enumeran, por sectores, las principales áreas a las que las empresas dirigirán sus esfuerzos en el próximo ejercicio. Uno de ellos deberá de ser trasversal a todos. La inversión el talento interno cobrará más fuerza si cabe, sobre todo por la creciente escasez de talento externo. Así, la retención será el área clave, por encima de la captación. “Si no sabes retener a tus personas es mejor que uses el talento como servicio y que sea el proveedor quien retenga”, sentencia Bellé.

Sanidad, a dos velocidades

La sanidad pública y la privada avanzan a distinta velocidad en cuanto a digitalización. En la pública, las inversiones más inmediatas se van a dirigir hacia la modernización del legagy, un mastodonte que impide su tranformación, mientras que en la parte privada, que parte de un punto más avanzado, ya se empezarán a abordar proyectos relacionados con big data o inteligencia artificial.

Y es que a pesar de los avances en receta electrónica o historial digital, el back office de la sanidad pública se ha quedado atrás. Después de que la pandemia haya puesto de manifiesto la debilidad de los sistemas de información del SNS, se espera que en el próximo ejercicio hayá un esfuerzo por impulsar el back, una tendencia que ya se ha dado en ejercicios anteriores, porque la telemedicina se va a imponer, aunque sólo sea por por una cuestión de sostenibilidad.

Tal y como refleja el último informe del SEIS, en 2020 la inversión en la inversión TIC en la sanidad española aumentó un 12% hasta los 800 millones de euros. En el crecimiento la implantación del teletrabajo y de los servicios de telemedicina fueron claves, sobre todo, el montante destinado a infraestructura y puestos de trabajo.

El sector de la sanidad y el público deben equilibrar sus inversiones en el front y el back end, para modernizar su legacy y atender a un usuario cada vez más digital

Educación, paliar las carencias históricas

Al igual que ocurre en el sector de la Sanidad, el de la educación también va a dos velocidades. La universitaria, por ejemplo, está mirando a la forma de poner al estudiante en el centro con nuevas herramientas digitales, de análisis de datos, que ayudan a captar y a retenerle y hacerle propuestas personalizadas.

Antes de llegar a la personalización, en la educación primaria y secundaria hay otros desafíos más acuciantes. La covid-19 ha puesto de manifiesto por un lado las carencias históricas del sector, especialmente en temas relacionados con seguridad, la falta de equipos y conectividad. Por otro lado, ha mostrado los esfuerzos de resiliencia de los profesionales de TI.

El Gobierno ya ha anunciado que los fondos europeos destinarán casi 1.500 millones de euros a la digitalización del sector para impulsar la adaptación escolar a la cultura digital. El dinero se destinará a la digitalización del sistema educativo y a la mejora de las competencias digitales a nivel de profesorado y alumnado. 

'Cloud' y trabajo híbrido en la administración pública

Se prevé que en los próximos ejercicios el uso de cloud en la administración pública se dispare de la mano de la cloud soberana, que responda a exigentes niveles de seguridad y autonomía de datos, con más control y flexibilidad sobre los mismos. La reticencia a utilizar la nube ya ha quedado atrás. De la mano de esta tendencia, cabe destacar que se mantendrá el aumento en las inversiones en ciberseguridad, por varios motivos: por el creciente entorno beligerante y con la intención de reforzarse ante posibles paralizaciones de servicios, como las que tuvieron lugar con el ciberataque al SEPE.

En el sector público tambíen hay que hacer una distinción entre el front y el back end. En el front, existe una necesidad de interacción digital de la que está tirando el propio ciudadano, que no concibe un trato diferente al que tiene en el sector privado y que habrá que modernizar. Según un estudio de la ONSTI sobre Digitalización de la Administración Pública, el 68% de la población española ha realizado gestiones online de manera telemática en alguna ocasión. En el back end, se empezará a hablar de conceptos como automatización y RPA.

En lo que respecta a la dimensión del empleado público, se impondrá el trabajo híbrido. Los fondos europeos ayudarán a desbloquear iniciativas hasta ahora imposibles, pero que ya han arrancado para mantener la resiliencia de los servicios públicos en caso de que se repitiera otro parón de la actividad.

Banca, el año de las ‘fintech’

El sector bancario está frente a una disrupción. Por un lado, está la banca tradicional, que tiene muy poca rentabilidad, que se está enfrentando a un cierre de sucursales y se ve forzada a innovar, con la apertura de centros de innovación y departamentos de tecnología. Por otro lado, están las fintech, que ya no sólo crecen a escala, sino que están microsegmentando más el mercado y apostando por negocios rentables con buenos márgenes de negocio.

La tercera fuerza que impactará con fuerza en este sector será el de la regulación, gracias a la creciente necesidad de empezar a poner orden en toda la amalgama de tecnologías como blockchain, servicios y nuevos modelos de negocio derivados, por ejemplo, de la gestión de compensaciones económicas por derechos de autor en plataformas digitales, que están surgiendo.

El sector bancario tradicional, cada vez menos rentable, deberá buscar fórmulas con más márgenes

La propuesta de reglamento europeo para la regulación de los criptoactivos y las plataformas que operan con ellos, conocida como MICA, ya está en los fogones de Europa.

Industria, la oportunidad se llama 5G

España ha sido un país pionero en proyectos piloto relacionados con 5G, pero es el momento de invertir en la tecnología con más fuerza. En la industria, el valor añadido está en la innovación y ésta sólo podrá atraerse con 5G. Los grandes volúmenes de datos se generarán en el extremo (en la planta de producción, en el vehículo, en el objeto) y aquellas industrias que inviertan antes en la nueva generación de conectividad serán quienes podrán acelerar sus innovaciones y alcanzar un mayor nivel de competitividad.

Por otro lado, en el sector primario ya ha empezado un proceso de desintermediación. Muchas de ellas han reducido drásticamente su dependencia en cadenas de distribución para apostar por un canal propio. Estar cerca del cliente obliga, siempre, a innovar.

Telecomunicaciones, la apuesta por la gravedad del dato

El efecto de la gravedad del datos (más datos atraen a más datos) será uno de los canales de ingresos más prolíficos para el sector de las telecomunicaciones. En este sentido, apostar por hubs como el de Madrid, donde las empresas pueden ofrecer servicios de baja latencia será una apuesta ganadora e imantada que atraerá a muchas nuevas empresas con modelos de negocio innovadores y exigentes.

En relación a las compañías de telecomunicaciones tradicionales, se enfrentarán a grandes presiones que llegarán de distintos lugares: la de los inversores, que ante la caída de valor en los mercados presionarán para ver vías solventes y fiables de crecimiento y la de los OTT. Deberán centrar sus esfuerzos en abrazar la oportunidad de no ser, otra vez, quien provea la infraestructura para que sean otros los que se llevan el valor añadido.



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