Entrevista con Fernando Viñuela, Jefe del Servicio de Formación del IMEFE: El IMEFE conecta con la realidad de las empresas y la demanda de empleo actual.

El Instituto Madrileño para la Formación y el Empleo (IMEFE), creado hace seis años, se fundó como respuesta a las necesidades de formación en el Ayuntamiento de Madrid. En la actualidad, funciona como un organismo con autonomía propia ofreciendo un amplio marco de cursos a los madrileños en áreas diversas. El auge obtenido en las últimas convocatorias y las necesidades de este tipo de formación práctica le ha llevado a multipicar sus servicios con mayor número de cursos y plazas en cada una de ellas.

Cuándo y cómo surge el IMEFE?

- En 1986, el Ayuntamiento de Madrid creó el Plan de Empleo Municipal como un departamento integrado en su propia estructura. El Plan tuvo diferentes formas jurídicas, primero como una consejería y después como dirección de servicios. En 1991, sin embargo, se entiende que hay que dotarle de cierto mecanismo institucional que le permita mayor flexibilidad y no estar tan integrado en la Administración Local, debido a los muchos condicionantes que ello conllevaba. Así, en este año se constituye el IMEFE (Instituto Municipal para el Empleo y la Formación Empresarial), a partir de este momento cambia su trayectoria, convirtiéndose es un organismo autónomo municipal, aunque continua con el mismo diseño de programas.

¿Cual es la forma de financiación del Instituto?

- Tenemos tres financiadores, el Ayuntamiento de Madrid, el Fondo Social Europeo a través de los fondos estructurales a los cuales tenemos acceso directo como Instituto Municipal de Empleo y de Formación Empresarial, y el propio INEM, a través de la gestión de determinados programas que gestiona el IMEFE para todos los vecinos de Madrid.

¿En qué año comenzaron los cursos?

- En 1986 se inicia la formación aunque lo que se hacía era muy testimonial, además el primer presupuesto en temas de empleo fue muy reducido, recibió alrededor de once millones de pesetas y eran muy pocos alumnos, unos 200. Actualmente, el presupuesto no es de los más fuertes, ya que hemos llegado a disponer de casi cuatro mil millones de pesetas entre los tres cofinanciadores; este año contamos con 800 millones de aportación municipal, y un total de mil quinientos o seiscientos millones de pesetas.

En cuanto a número de alumnos, sólo con los de formación ocupacional del fondo social europeo llegaremos a los seis mil. Si a ello unimos las escuelas taller, las casas de oficio, los cursos del plan FIP, las corporaciones locales, programas como el Nao, Petra etc, fácilmente superamos las diez mil personas.

¿Qué tipo de relación existe con el INEM?

- Tenemos fondos propios del Ayuntamiento, en la cofinanciación respecto al fondo social europeo el Ayuntamiento aporta un 55 por ciento y el fondo social el resto. En estos cursos nos ocupamos de observar las necesidades laborales y darles una solución a través de cursos en los que podemos hacer casi lo que queramos. Aparte de esto también gestionamos tres programas diferentes del INEM, el primero es el plan FIP, Formación para Inserción Profesional de trabajadores. Es un programa a nivel nacional del INEM con dos vertientes, los cursos que desarrolla el propio INEM y los que se realizan a través de colaboradores como es nuestro caso. El IMEFE presenta su proyecto dentro de las especialidades homologadas y se aprueban unos determinados cursos, el único problema de esto es el condicionamiento que viene dado por el marco ya establecido en cuanto a realización de los mismos.

La flexibilidad del IMEFE para adaptarse a las necesidades laborales con los del fondo social europeo no la tiene en este caso, ya que estamos un poco más encorsetados con una inversión por parte del INEM de aproximadamente cien millones de pesetas.

¿Se ha notado la incidencia de la crisis en el aumento de solicitudes al IMEFE?

- Sí que se nota, el IMEFE ha seguido desde el principio una dinámica parecida a la de organismos tales como el INEM (Instituto Nacional de Empleo) o el IMAF (Instituto Madrileño de Formación). En el último año hemos intentado conectar con la realidad de las empresas, con la estructura laboral de éstas y lo que la sociedad demanda, y de hecho estamos acertando, pues se han incrementado el número de solicitudes. También el paro y el propio buen hacer de los cursos, el boca a oído de gente que ya ha realizado algún curso fomenta su aceptación.

¿Cómo funcionan las casas de oficio y las escuelas taller?

- La única diferencia entre ellas es la duración, que en las casas de oficio es un año y en las escuelas taller un máximo de tres. Las casas de oficio son centros en los que se trata de una obra o servicio concreto que realizan una serie de personas que contrata el IMEFE a través del dinero del INEM. Nosotros diseñamos un proyecto que presentamos a este Instituto, quien lo aprueba aunque con recortes presupuestarios normalmente. Después adaptamos el proyecto a ese presupuesto. Al principio son alumnos que aprenden un oficio y después de ocho meses pasan a ser trabajadores que realizan un servicio mediante un contrato, siempre tutelados por un monitor que les continua enseñando el oficio. Si por algo se caracteriza la formación ocupacional es en que nuestros cursos son prácticos, intentamos que reviertan siempre en la sociedad, por lo que realizamos el trabajo en donde se necesite.

¿Existen otro tipo de actividades formativas ?

- Sí, tenemos el programa INEM-corporaciones locales por el cual el INEM subvenciona mano de obra para la realización de obras y servicios concretos durante seis meses. Esto es ya una realización contractual desde el primer momento. En la actualidad, tenemos por este medio cuatro programas, uno de ellos es eliminación de barreras arquitectónicas para minusválidos, con un equipo que se ocupa de ello en el distrito Centro; otro relacionado con la rehabilitación de parte del patrimonio cultural del Ayuntamiento es un programa de restauración de libros. El programa Nao, de reorientación profesional y promoción de empleo para mujeres tiene dos vertientes, por un lado la orientación sociolaboral, ayudarles hacia la búsqueda de empleo y por otro, apoyarles en la creación de una empresa a aquellas con iniciativa empresarial. Por último, mejora y mantenimiento urbano, une la contratación de peones sin cualificación, que desde el primer momento están cobrando y realizando un servicio concreto, con monitores que se encargan de dirigirlos. En estos programas hacemos desde mobiliario público hasta rehabilitar parte del patrimonio municipal. También tenemos otros más específicos como el plan Petra, programa en colaboración con Italia de intercambio de proyectos formativos en materia medioambiental.

¿Existe alguna relación con los cursos técnico-profesionales de la Comunidad de Madrid?

- No, estos pertenecen a la Comunidad Autónoma. El problema de Madrid viene dado porque al ser uno de los ayuntamientos más importantes, no está muy claro si las competencias en materia de empleo ha de tenerlas el Ayuntamiento o la Comunidad, sobre todo teniendo en cuenta que el gran dinamizador del desarrollo local son los Ayuntamientos. Pero el dinero lo tiene la Autonomía y no el Ayuntamiento, así quien debe desarrollar estos programas es la Autonomía.

¿Qué campos cubren los cursos?

- Un poco de todo, lo bonito de la formación ocupacional frente a la profesional es que se adapta a lo que realmente demanda el mercado laboral y solo tiene sentido cuando sabemos que va a haber una inserción laboral de acuerdo a ello. En consecuencia, cuando hacemos una programación estudiamos el mercado laboral, muchas veces en colaboración con cámaras de comercio, asociaciones de empresarios, sindicatos, universidades, gremios de artesanos, entidades de muy diversa índole. De lo que se trata es de encajar la formación que nosotros hacemos con las necesidad

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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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