Inteligencia artificial
ENTREVISTAS

"Tenemos una gran oportunidad para que el español sea uno de los tres idiomas principales del metaverso"

Asunción Gómez-Pérez, nueva académica de la Real Academia Española (RAE), explica el hito que supone la entrada, con su nombramiento, de la rama de la informática en la institución lingüística.

Asunción Gómez-Pérez
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Mario Moreno/ Imagen: Juan Márquez

La informática Asunción Gómez-Pérez fue elegida en abril como nueva académica de la Real Academia Española (RAE), convirtiéndose en la decimocuarta mujer que ocupa un asiento, en este caso la silla ‘q’, desde la fundación de la institución en 1713. Además, es la primera persona procedente del ámbito de la ingeniería y de la inteligencia artificial (IA) y la más joven de todos sus componentes. Esta investigadora y vicerrectora de Investigación, Innovación y Doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) tiene como objetivo, tal y como ha subrayado en diferentes ocasiones desde su nombramiento, que las máquinas hablen un correcto español. Con su bagaje –que ha sido reconocido en numerosos premios nacionales e internacionales– y conocimientos, tratará de contribuir al Proyecto LEIA (acrónimo de Lengua Española e Inteligencia Artificial), que nació en Sevilla hace dos años en el marco de la importancia de que las tecnologías se expresen con fluidez y con, valga la redundancia, academicismo. "La digitalización ayuda a los lexicógrafos y filólogos en el desarrollo de sus funciones", defiende en esta entrevista con ComputerWorld en las semanas previas a su discurso inaugural ante el pleno de la Academia. 

 

¿Qué se siente al ser la decimocuarta mujer en la historia de la RAE, la persona más joven en la actualidad y la primera procedente de la rama de la informática?

Estoy muy contenta y es un verdadero honor que Pedro García Barreno –actual académico– propusiera mi candidatura en el pleno de la RAE. El hecho de que sea la más joven y la decimocuarta mujer son casualidades de la vida. El hito más importante es que la informática entre dentro de la academia, especialmente por todo lo que supone la digitalización para la sociedad y el uso de la inteligencia artificial  para velar por el buen uso del lenguaje.

 

¿En qué se basará su discurso inicial de entrada en la RAE?

Voy a ser la primera persona, en cierto sentido, que hable de la inteligencia artificial. Pero es que está presente en nuestras vidas, en cualquier tipo de aplicación que utilizamos, y también en nuestros entornos laborales. Es una tecnología con casi 75 años de historia, así que haré un recorrido sobre sus distintas ramas junto con el lenguaje; no solo en la parte de creación de modelos sino también en la importancia de generar recursos de calidad para el uso del buen español.

 

¿Qué le sugiere la letra 'q'?

Muchísimas cosas. En primer lugar, los quercus, que son las encinas que hay en Extremadura. Y, por otro lado también me sugiere el teclado ‘qwerty’, que es el que utilizamos hoy en día. Dentro de mi discurso introduciré el uso de la letra 'q' en ingeniería.

 

Uno de sus ámbitos de dominio es el de la ingeniería ontológica. ¿En qué consiste?

La RAE tiene diccionarios que contienen palabras con sus significados para que los seres humanos podamos entenderlas. Cuando nosotros queremos expresar qué significan las palabras para que un ordenador sea capaz de asumirlas y razonarlas necesitamos construir una serie de modelos, que son las ontologías. Las ontologías definen el vocabulario de un determinado dominio en un lenguaje formal basado en lógica.

 

En los últimos dos años la Academia se ha embarcado en el Proyecto LEIA (acrónimo de Lengua Española e Inteligencia Artificial) por el que busca regular el lenguaje de las máquinas. Bajo este paraguas Microsoft anunció que asimilará el Diccionario de la lengua española en todas sus herramientas y, más recientemente, AWS ha lanzado una solución para analizar el español en Internet. ¿Se está volcando la industria tecnológica en la necesidad de que se hable bien castellano en el espacio digital? ¿Habrá en lo sucesivo un ambiente de cooperación y compromiso en esta tarea?

Hay que valorar de manera muy positiva estos acuerdos de empresas privadas para utilizar los recursos de la RAE. Esto va a facilitar enormemente que los programas desarrollados por estas organizaciones hagan un uso correcto del español. También, que estas tecnológicas sean capaces de detectar aquellos textos que no se expresan bien. Todos estos acuerdos van a favorecer el desarrollo de la nueva economía del lenguaje, que va más allá del Proyecto LEIA.

 

 

"Si somos precisos en el uso de la gramática y el lenguaje, las máquinas van a poder generar una mayor confianza"

 

 

¿Podría darse el caso de que las máquinas llegasen a hablar un español más correcto que los propios humanos, sobre todo en Internet y redes sociales?

Además de pensar en chatbots, debemos hacerlo en dispositivos más complejos. El hecho de que un frigorífico hable, o un coche, o una maquinaria agrícola, abarca temas muy amplios. Cuando los distintos algoritmos de machine learning (ML) y deep learning están produciendo los modelos para un determinado idioma y utilizan un determinado corpus para aprender y generar lenguaje. Es decir, si todos los textos que se introducen en una herramienta son poesías, tendremos un modelo fantástico en lírica. Lo mismo con artículos periodísticos o documentos medievales. Los programas hablan según lo enseñado por los humanos.

 

 

 

 

 

La inteligencia artificial encierra numerosos desafíos éticos y legislativos. ¿Esta tercera esfera, la del lenguaje, es tan primordial para ordenar este escenario?

En el campo de la inteligencia artificial hay que generar confianza. Evidentemente, los seres humanos nos comunicamos a través del lenguaje oral y escrito y, sí, es importante que el léxico que utilizan estas aplicaciones sea correcto. Si somos precisos en el uso de la gramática y el lenguaje, las máquinas van a poder generar esa mayor confianza.

 

¿Cómo definiría el lenguaje que utilizamos los castellanohablantes en Internet?

Cuando tenemos un número limitado de caracteres para expresarnos usamos un lenguaje diferente a cuando no tenemos cortapisas. A la hora de conversar en medios digitales solemos resumir mucho, con abreviaturas. Esto deriva en que pueden cometerse faltas ortográficas. El problema viene cuando traspasamos esos errores de Internet al mundo real. Asumiendo que utilizamos un lenguaje correcto, la función de ‘autocompletar’ de los dispositivos va restringiendo poco a poco nuestro vocabulario, lo que puede sesgar la forma que tenemos de comunicarnos en el mundo real. Creo que hay que tener un equilibrio, con sistemas cada vez más inteligentes para corregirnos o para proponernos sinónimos y utilizar palabras alternativas.

 

¿Que la máquina se exprese en un correcto español puede ayudar a mejorar la forma de hablar de los humanos?

Sí, puede incrementar la cultura media. Las personas siempre nos movemos en círculos restringidos y muchas veces mantenemos las mismas conversaciones con la misma tipología de palabras. Uno se da cuenta de la riqueza que tiene el español cuando escucha a personas de otros países o a gente que ha aprendido español y, de repente, en la conversación surgen nuevos términos. Hay ciertos vocablos que forman parte de nuestro léxico y que poco a poco se han ido abandonando. A veces necesitamos que venga alguien externo y que nos recuerde que esa palabra existe.

 

 

"El español que hablan las máquinas debe ser correcto, localizado y especializado en las distintas geografías, incluyendo sus distintos acentos"

 

 

¿Qué papel ha de jugar el español en el futuro metaverso?

El PERTE sobre la nueva economía del lenguaje viene en un momento muy oportuno porque, de la misma forma en que la Web empezó a desarrollarse principalmente en inglés, relegando a otros idiomas a un segundo plano en sus etapas iniciales, ahora, con este proyecto el español debería ser una de las tres lenguas principales dentro del metaverso. Los 1.100 millones de euros destinados en el PERTE suponen una gran oportunidad para que se generen una serie de recursos, plataformas y algoritmos que incrementen la presencia del español en este universo.

 

Al final, independientemente del gasto, ¿supone esta una tarea complicada teniendo en cuenta que hay unos 600 millones de hispanohablantes en todo el mundo? ¿Cómo se recoge esa riqueza léxica de tantas geografías?

Este es un tema muy importante, que también aparece en el Proyecto LEIA, y se basa en que el español que se hable sea correcto pero, al mismo tiempo, localizado y especializado en las distintas geografías. No solamente por el significado que puedan tener ciertas palabras, sino también por los acentos. Cuando la máquina se comunica con alguien es interesante ver cómo usa las distintas expresiones y acentos de su interlocutor.

 

Muchos filólogos, profesores y expertos en lingüística creen que esos sistemas correctores pueden suponer la sustitución de sus funciones. ¿Se ha avivado la ‘batalla’ histórica entre la rama de ciencias y las profesiones humanísticas?

Mi grupo de investigación lleva trabajando desde finales de la década de los 90 con numerosos filólogos y lingüistas dentro de un mundo computacional y de digitalización. Al principio, la terminología que utilizábamos era diferente porque procedemos de dos ramos bastante distantes. Pero, yo más bien diría que la digitalización ayuda a los lexicógrafos y filólogos en el desarrollo de sus funciones; por ejemplo, se puede analizar cómo un texto ha ido evolucionando a lo largo de los años, lo que puede servir para explicar el recorrido del propio idioma. Esto puede ser relativamente sencillo desde un punto de vista computacional, pero no 'hecho a mano'. Por otro lado, para que los sistemas sean cada vez más inteligentes y utilicen mejor el lenguaje, necesitamos una serie de recursos de calidad que generan los lingüistas.

Sobre el mercado laboral, la transformación digital ha supuesto numerosas oportunidades de empleo. No solo para aquellos que proceden del sector TIC, sino para todo tipo de profesiones. La lingüística es una de las numerosas industrias que necesita digitalizar todos sus procesos. La IA no viene a aumentar el paro, o a destruir empleo, todo lo contrario. Pero hay que buscar puentes entre las profesiones STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, de sus siglas en inglés) y las que no, pero que también necesitan adaptarse a este nuevo mundo.

 

¿De qué manera se pueden impulsar las vocaciones STEM en los centros educativos?

Hay que actuar rápido; especialmente en los colegios, y a edades tempranas, por todo lo que suponen estas ramas desde el principio de la educación de los niños. Deben ser asignaturas atractivas. Posiblemente, empezar a desarrollar estas habilidades en la adolescencia supone una rémora y puede que sea demasiado tarde. Los fundamentos básicos de estas disciplinas se sustentan sobre lo que se aprende en los colegios. El profesorado también debe estar formado con ciertas habilidades adicionales para poder transmitir esa emoción y el entusiasmo por estas ramas. Uno transmite con ilusión aquello que conoce y que vive de lleno.



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