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Las claves de la disrupción digital en las aulas según el MIT

Un estudio realizado por expertos del MIT marca los pasos a seguir de la educación online: formar a profesores digitales nativos, combinar la ciencia cognitiva con el aprendizaje en las aulas y utilizar la tecnología para hacer un seguimiento personalizado del alumno.

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El análisis “Educación Online”, iniciativa de las políticas educativas del MIT, es un estudio en profundidad la situación de las diferentes áreas de la educación (desde una perspectiva socioeconómica, desde la ciencia cognitiva, etc.) y cómo la tecnología y la educación online pueden ayudar a determinar el futuro docente.

Con el título de “Educación Online: el catalizador de la reforma educativa”, el informe sienta las bases de sus recomendaciones: la colaboración interdisciplinar, la integración entre el aprendizaje online y el aprendizaje tradicional, la formación de personal especializado en diseño de aprendizaje digital y un cambio importante en las instituciones y organizaciones involucradas.

“Esperamos que este estudio ayude a las universidades, a los profesores y a todos los agentes envueltos a ver como la tecnología y la educación online pueden implementarse en el contexto escolar”, comenta Sanjay Sarma, profesor de ingeniería mecánica en el MIT. “La educación online ha existido desde hace mucho tiempo, pero se trata de un nuevo método automático de tutoría que permitiría interactividad en escalas sin precedentes”, añade Sarma.

“Hay tantos proyectos desarrollándose en educación online, y evolucionando tan rápido, que es importante pararse un momento a reflexionar para ver hacia dónde estamos yendo y si esa es la dirección adecuada”, añade Eric Klopfer, profesor del MIT en el programa Scheller de educación.

“Uno de los objetivos del informe es ayudar a enmarcar la discusión en un contexto y poner juntas las diferentes partes de las conversaciones que están habiendo al respecto, de manera integrada”, añade Karen Willcox, profesora de aeronáutica y astronáutica en la misma universidad.

 

Integrar la investigación

El análisis señala la necesidad de una colaboración interdisciplinar entre expertos de muchos campos diferentes que en un principio no parecen tener relación históricamente hablando; en realidad pueden tener un gran impacto en el aprendizaje: ciencias sociales, expertos en educación, psicólogos, neurocientíficos, y  muchos más.

En muchos de estos campos, la investigación vinculada a la educación está avanzando rápidamente: “Estamos justo al comienzo de una era dónde, por ejemplo, los neurocientificos van a poder aprender cómo se aprende exactamente”, comenta Willcox.

“Gracias a esto ya hay investigaciones sobre cómo mejorar la eficiencia y la retención, podemos utilizar el machine learning en este aspecto y utilizarlo para que la gente aprenda mejor. Esto es sin embargo solo el principio, los auténticos descubrimientos están por llegar”, explicar Klopfer.

El auténtico cambio llegará cuando se consideren algunos campos desde una perspectiva diferente (por ejemplo estudiando las funciones de aprendizaje de manera más fragmentada) para pasar luego a una visión más general e integrada.

 

Diseñar la experiencia de aprendizaje

La segunda recomendación que sugiere el informe es valorar las oportunidades que ofrece la educación online como un apoyo, una carcasa, más que como un sustituto de las interacciones entre profesores y alumnos.

Los espacios de aprendizaje online se pueden usar durante más tiempo y pueden ayudar a aumentar la retención; también ofrecen la ventaja de poder conectarse de manera remota o aprender mediante juegos; por otro lado, los profesores consiguen información valiosa sobre los estudiantes: dónde aprenden más fácilmente, dónde tienen problemas, etc. “Para los estudiantes poder acceder a tecnología supone poder acceder a una amplia gama de experiencias”, indica Sarma.

 

“Debemos pensar en el aprendizaje online como una herramienta que nos permite enriquecer nuestras experiencias mediante la instrucción personalizada”, declara Willcox. El problema se haya en diseñar e implementar la “armadura” de este programa.

 

Personal especializado en aprendizaje digital

La tercera recomendación del reportaje está enfocada en esta dirección: Creemos que hay una nueva categoría de profesionales emergiendo de todos estos campos”, explica Sarma. “Los llamamos ingenieros educativos”. Estos ingenieros de la educación tienen experiencia en algún campo, pero también en tecnología de la educación, e integran los conocimientos de ambas áreas para optimizar las experiencias educativas.

“Es importante que este grupo de profesionales sean reconocidos por su gran valor profesional, además de proveerles de las oportunidades necesarias para avanzar”, comenta Willcox. “Sin gente así, no podemos hacer la transformación digital”.

 

 

El cambio empieza en las instituciones

Por último, el informe aconseja estimular mecanismos a nivel institucional para poder cambiar y apoyar la transformación de la industria, por ejemplo alimentando el cambio con agentes nuevos y nuevos roles a seguir, además de crear comunidades que evalúen los diferentes caminos por donde puede discurrir la reforma.

“Los legisladores y los encargados de decidir en este área en las instituciones deben ser más proactivos”; comenta Willcox. “Podemos aprender mucho de las industrias que ya han vivido el cambio digital e intentar aplicar su conocimiento al desarrollo de la educación digital”.

“Espero que este informe sea el inicio del debate sobre la docencia digital, un espacio para que las personas intercambiemos ideas y formemos la base de lo que será el futuro de la educación”, concluye la profesora del MIT.



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