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AT Kearney sitúa a España en el puesto 13 en inversión extranjera

El Índice Foreign Direct Investment Confidence 2016 de AT Kearney muestra que más del 70% de las empresas tiene planes de aumentar su inversión directa; si bien advierte de los riesgos de dos factores que podrían reducir las expectativas: la salida del Reino Unido de la UE, y las elecciones estadounidenses.

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Casi tres cuartas partes de las empresas tienen planes de aumentar su inversión extranjera directa en los próximos tres años, según el Índice Foreign Direct Investment (FDI) Confidence de A.T. Kearney, la firma mundial de consultoría estratégica y de dirección. El índice de este año, FDI on the Rebound?, pone de relieve que en un entorno de crecimiento comercial desacelerado y mayor incertidumbre —sobre todo en los mercados emergentes—, los directivos mundiales vuelven cada vez más a la IED (índice de Confianza en la Inversión Extranjera) para aprovechar oportunidades de crecimiento.

España sube desde el puesto 17º al 13º en el Índice FDI Confidence este año – el mayor crecimiento de todo el mercado europeo – mientras la economía del país continúa fortaleciéndose después del potente crecimiento de 2015. El IMF prevé que el PIB español crezca un 2.6% en 2016, conducido principalmente por los bajos precios del petróleo y el crecimiento del consumo privado. Sin embargo, España aún está luchando por reducir su impactante ratio de desempleo, situado en un 22.1%, el segundo más alto de la UE.

Aunque la recuperación económica ha sido lenta, la caída del coste de la mano de obra y una política de mercado bastante abierta en cuanto a inversión extranjera han provocado que el país sea un destino cada vez más atractivo para la inversión, especialmente para firmas con sede en otros países europeos. Los Países Bajos, Alemania, Suiza y Francia han sido las principales fuentes de FDI para España durante los últimos años.

España ha promediado unos 30 billones de dólares en ingresos provenientes de inversión extranjera durante los últimos años, pero la incertidumbre política aún puede afectar a la recuperación económica y a su atractivo como destino de inversiones. En diciembre de 2015, las elecciones generales resultaron en uno de los parlamentos más fragmentados de la historia española. El líder socialista, Pedro Sánchez, trató de formar una coalición a comienzos de marzo de 2016, pero no logró suficientes votos en la Cámara de los Diputados. Debido a la incapacidad del parlamento para formar un gobierno, el 26 de junio España volverá a tener unas elecciones generales. La ingente cantidad de reformas económicas que España necesita desesperadamente – como afrontar los grandes déficits del presupuesto y la rígida ley laboral – para potenciar la competitividad y estimular el crecimiento económico por encima de la media y a largo plazo permanecen paradas hasta que se forme el nuevo gobierno.

Europa retiene gran parte del interés para los directivos este año, con 13 países entre los 25 primeros, pero ha registrado un leve retroceso respecto al récord de 15 países en el índice del año pasado, lo que prueba el atractivo permanente del mercado europeo para los empresarios. A pesar del escándalo de las emisiones de Volkswagen, la continua inestabilidad en Ucrania, la crisis de los refugiados y los ataques terroristas de alto perfil en París y Bruselas, la realidad es que las economías europeas seguirán fortaleciéndose. Alemania sube al cuarto lugar, el país europeo mejor clasificado este año, seguido del Reino Unido en quinto lugar. En octavo lugar, Francia es la otra economía europea que llega a los diez primeros. El interés de los inversores en las economías europeas se limita este año a los mercados desarrollados, por lo que los países emergentes europeos están notablemente ausentes.

Por su parte, Estados Unidos encabeza de nuevo el índice, donde mantiene el primer puesto por cuarto año consecutivo. Los directivos valoran las perspectivas económicas del país con más optimismo que las de cualquier otra economía. China aparece en segundo lugar, también por cuarto año consecutivo, pero las expectativas de los inversores sobre la economía china son decididamente más negativas este año, y afirman que reducirán su inversión extranjera directa en el país si persiste la volatilidad de los mercados.

“Estados Unidos y China llevan liderando el índice en medio de grandes cambios en el entorno global en los últimos cuatro años”, explica Paul Laudicina, fundador del Índice y Presidente del Global Business Policy Council de A.T. Kearney. “El continuo interés entre los directivos por invertir en Estados Unidos y China demuestra el innegable y duradero atractivo de las dos economías más grandes del mundo. En los 18 años de vida de esta valoración hemos observado la constante preferencia de los inversores por grandes mercados con perspectivas económicas sólidas”.

El Índice FDI Confidence ofrece una visión detallada de los planes de inversiones futuras entre la alta dirección. Desde su creación en 1998, el estudio ha señalado invariablemente las primeras opciones en el mundo para la inversión extranjera directa de las empresas: los países incluidos en el Índice se correlacionan estrechamente con los destinos reales de los flujos inversores mundiales. 

Los directivos recurren cada vez a la IED para aprovechar oportunidades de crecimiento, a pesar de la tendencia global a la desaceleración de la globalización. Los flujos mundiales de IED subieron un 36 por cien hasta los 1.700 billones de dólares en 2015 —su nivel más alto desde 2007—, y la gran mayoría de los participantes opinan que adquirirá más importancia para la rentabilidad empresarial y la competitividad en el corto plazo. De ahí que más del 70 por cien de las empresas en el estudio tengan planes de aumentar su nivel de IED en los próximos tres años. Un motivo probable detrás de esto es el aumento de las actitudes proteccionistas en muchos países, lo que refuerza la necesidad de contar con presencia local para trabajar en esos mercados.

Los directivos mundiales están divididos casi al 50 por cien sobre si las perspectivas de la economía mundial son mejores que el año pasado. Es la sensación menos optimista en varios años, lo que probablemente explica por qué copan el índice los mercados desarrollados: ocupan ocho de los 10 primeros puestos y suponen el 80 por cien en conjunto. “Asistimos a una huida continua hacia la seguridad en los principales destinos de la IED”, explica Erik Peterson, director general del Global Business Policy Council y coautor del estudio. “No es difícil entender por qué. La enorme incertidumbre sobre las perspectivas económicas de muchos de los grandes mercados emergentes lleva a los inversores a dirigir su atención a los mercados desarrollados de Europa y Norteamérica”.

Según señala A.T. Kearney, la encuesta de este año entre los inversores muestra que los riesgos políticos en Estados Unidos y la UE podrían hacer que estas economías perdieran parte de su brillo como receptores de IED. Un porcentaje significativo de los empresarios dicen que reducirían la inversión extranjera directa en Estados Unidos si se vota a un presidente populista (de extrema izquierda o extrema derecha) en las elecciones de noviembre. Y, aunque Europa sigue siendo un importante destino de las inversiones, --con 13 países europeos dentro de los 25 primeros en el Índice FDI Confidence de 2016--, la posibilidad inminente de un Brexit pesa claramente en la mente de los directivos. Si los votantes británicos deciden abandonar la Unión Europea, los directivos dicen que bajarían su inversión extranjera directa en el Reino Unido y la UE en general. Dado que los mercados de Estados Unidos y la Unión Europea dominan actualmente el índice, la siguiente pregunta es dónde llevarán las empresas sus inversiones de darse estos escenarios. 



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