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"El fin de la neutralidad de la Red acaba con la herramienta más democratizadora de la historia"

Fernando Suárez, vicepresidente del CCII, analiza cómo la derogación puede acabar con libertades y menoscabar la competencia de pequeñas empresas que quieran entrar al mercado de Internet. Además, asegura, hay cierto riesgo de 'imitación' de la medida en Europa.

Neutralidad red

 

Incomprensión. Esta es la palabra que define los sentimientos de millones de ciudadanos y cientos de asociaciones estadounidenses ante la derogación de la neutralidad de la Red que la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas inglesas) hizo oficial hace escasas dos semanas. Tras la resolución, promovida por Ajit Pai, presidente de la organización, los operadores de la Red tendrán un control total sobre sus infraestructuras. Es decir, podrán variar las tarifas a su antojo en función de las webs a las que se acceda y las velocidades que se consuman.

A pesar de la indignación de los consumidores, el propio Pai tuvo la valentía de asegurar, vía columna de opinión, que la medida era una buena noticia para todos porque restaura la autoridad de la Comisión Federal de Comercio sobre los proveedores de servicios de Internet. Asimismo, uno de sus argumentos durante estos tiempos de polémica ha sido que la neutralidad, que aprobó el ex presidente Barack Obama en 2015, constituía un freno para la innovación.

El eco de la polémica ha llegado a Europa y a España, lugares donde la irritación ha sido también la norma general. Sin ir más lejos, Fernando Suárez, vicepresidente del Consejo de Colegios de Ingeniería Informática (CCII), asegura, en conversación con ComputerWorld, que estamos ante el fin de la igualdad y la transparencia en el acceso a la Red y a sus contenidos. “El objetivo es otorgar un poder muy elevado a las operadoras, acabando con una Internet libre y neutral, que es como la conocíamos y la que se convirtió en la herramienta más democratizadora de la historia de la humanidad”.

En el nuevo tablero de juego, dichos proveedores podrán filtrar, ralentizar e incluso filtrar el tráfico de ciertos contenidos, “incluso de medios de comunicación” y podrán establecer cuotas de acceso a los mismos. A juicio de Suárez, además de menoscabar al cómputo general de la ciudadanía, la derogación supondrá una barrera a las pequeñas empresas, que no tendrán recursos para competir con los grandes players que sí podrán pagar los “derechos de pernada”, como califica el directivo, para garantizar un rápido acceso a sus contenidos. “Imaginemos, como ejemplo, qué habría sido de Google si en su momento de creación hubiera tenido que pagar para asegurar que el acceso a su buscador hubiera sido en igualdad de condiciones que el de por aquel momento líder del mercado Yahoo! que tenía un nivel económico infinitamente más poderoso”.

 

Temor a las consecuencias en Europa

Por el momento, y debido a lo prematuro de la normativa, los operadores no han dado paso alguno, aunque Suárez se muestra convencido de que, tarde o temprano, comenzarán a vender el acceso a Internet en paquetes o a pedir una suerte de suscripción Premium para, por ejemplo, entrar en redes sociales de gigantes como Twitter o Facebook. “Ese es el objetivo y lo aprovecharán. Incluso en nuestro país ya hay proveedores que, en cierto modo, están utilizando medidas similares, como no consumir datos en el acceso a cierta plataforma social”.

Mientras, las organizaciones de defensa de los consumidores estadounidenses ya se han movilizado temiendo que, además, muchos propietarios de pequeños negocios puedan ver menoscabada su competencia. Incluso, muchas personas que trabajan en remoto también se han alarmado porque piensan que se podrían enfrentar a un coste muy superior para poder hacer su actividad desde casa. Estas alarmas han hecho que varios estados como Washington California, Nueva York e Illinois se hayan movido para que la neutralidad de la Red siga viva, al menos de manera gradual, en sus territorios mediante la promulgación de una legislación que exigirá a las Telco a que cumplan normas similares a las derogadas. La jurisdicción de los Estados Unidos, apostilla el experto, es compleja y da cierta libertad a algunos Estados para actuar de forma particular de modo que aquellos que fomenten el progreso y la innovación tendrán una ventaja competitiva para atraer talento y generar industria con valor añadido.

Por último, Suárez recuerda que la medida afectará a Europa y de forma directa ya que “los operadores de Estados Unidos tendrán que conectar con los de fuera para acceder a webs en servidores estadounidenses. Por otra parte, está la posibilidad de ‘imitación’, teniendo en cuenta que estamos hablando de la geografía más avanzada del mundo en tecnología”. En el Viejo Continente, añade, tenemos ya experiencias negativas del poder de lobbies para legislar en base a sus intereses, que se unen al poco conocimiento de los gobernantes en lo relativo a la tecnología.



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