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La ciencia de datos ostenta el poder: ¿somos libres frente a las urnas?

Aprovechando la proximidad de las elecciones autonómicas y municipales desciframos cómo la analítica de datos se ha convertido con el transcurrir del tiempo en una baza estratégica a la hora de alcanzar el clímax político. El experto Josep Curto brinda las claves.

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Sobre la campana. A pocas horas del cierre formal de la campaña electoral que se vive en España con motivo de la celebración de las elecciones autonómicas y locales, desciframos cómo la ciencia de datos se ha convertido, de manera tímida pero tenaz, en la gran baza estratégica a la hora de alcanzar el clímax político. Hoy en día no sorprende que partidos políticos, organizaciones y candidatos se dejen seducir por la analítica de datos, el big data y los algoritmos para saborear la victoria, que no es otra que ocupar el sillón de poder al frente de una de las instituciones más venerables del país. Sobre este affaire político arroja algo de luz Josep Curto, director académico del Máster en Inteligencia de Negocios y Big Data en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) y profesor adjunto en el IE Business School.

“El uso de los datos y los algoritmos se ha convertido en la norma en las campañas políticas, ahora es inconcebible participar en unas elecciones sin tener clara una estrategia de datos”, asegura. El valor añadido que la ciencia de datos brinda a la clase política es, no obstante, un arma de doble filo. De su manejo y gestión dependerán los resultados: una apabullante victoria o una derrota con condena al exterminio. Ejemplos hay a pares latiendo todavía en la hemeroteca.

 

La historia avala la narrativa

En la actualidad es menester popular de la clase política el empleo de la ciencia de datos en sus estrategias de campaña; no obstante, hubo una época, años atrás, en la que su uso supuso una verdadera disrupción respecto a lo que se venía haciendo con anterioridad. Para recordarlo deben echar la vista atrás hacia el año 2008, cuando el empleo de técnicas de big data y análisis de redes sociales catapultó a Barack Obama a la presidencia norteamericana. “Estamos hablando de campañas microdirigidas que utilizaban estas herramientas para analizar patrones, crear y guiar la publicidad dirigida para educar a los votantes sobre candidatos y problemas sociales”, explica Curto. De una metodología con un fin último: ‘ayudar’ a los votantes a tomar decisiones ‘informadas’. “Dada su acogida, los casos de uso se multiplicaron desde entonces”.

Otro de los grandes éxitos del repertorio recupera la victoria de Donald Trump en las elecciones del 2016. Entonces, la analítica de datos y los perfiles psicográficos de los votantes jugaron un rol protagonista a la hora de situar al republicano al frente de la Casa Blanca. En concreto, de la mano de Cambridge Analytica, los votantes estadounidenses recibieron mensajes diferentes basados en predicciones sobre su susceptibilidad a diferentes argumentos, recibiendo información sesgada, fragmentada y a veces contradictoria con otros mensajes del candidato.

 

"La ciencia de datos es una herramienta que genera influencia directa sobre los resultados electorales al alterar la temperatura y polaridad de las campañas políticas"

 

Josep Curto director académico del Máster en Inteligencia de Negocios y Big Data en la UOC

 

 

Un ejemplo evidente de manipulación psicológica a través de la tecnología. “Sin duda alguna, el uso de los datos de los votantes (e información contextual adicional) puede usarse para adaptar el mensaje político; incentivar las burbujas de información (de votantes que ya tienen una cierta predisposición política) explotando sus sesgos; difundir noticias falsas a través de bots; manipular psicológicamente a los votantes susceptibles a través de llamamientos emocionales dirigidos; determinar dónde se deben realizar acciones políticas e incluso dirigir ejércitos de bots para invadir las redes sociales para ocultar la disidencia”, insiste Curto.

 

De la persuasión a la manipulación

La frontera entre el bien y el mal es tan delgada que en ocasiones puede parecer difusa. “Hay que entender que la ciencia de datos es una herramienta que genera influencia directa sobre los resultados [electorales] al alterar la temperatura y polaridad de las campañas políticas”. Y como tal, se debe ser consecuente y prudente con su uso. “Imaginemos que el partido ha creado una base de datos de sus miembros que recoge sus competencias, capacidades y experiencia. Podría usarse para encontrar el candidato óptimo para un cargo determinado”, apunta. Sin embargo, hace hincapié, “es cierto que la emergencia de las IA generativas va a crear  unas distorsiones importantes en la manipulación del electorado y la percepción de los candidatos, por lo que podremos ver también efectos en dicha dirección”.

Desde hace tiempo vemos como los canales de redes sociales y de comunicación se están usando “para propagar información falsa, incentivar los sesgos y manipular el electorado”. “Los algoritmos permiten automatizar no solo las tácticas honestas, sino también amplificar las tácticas de guerra sucia y potenciar la política basada en emociones en lugar de la política basada en la razón”. En términos tecnológicos, son diversas las herramientas y campos en los que los partidos y candidatos ponen el foco, “todo depende del presupuesto y acceso a perfiles internos o externos con estas capacidades”.

 

"Los algoritmos permiten automatizar no solo las tácticas honestas, sino también amplificar las tácticas de guerra sucia y potenciar la política basada en emociones en lugar de la política basada en la razón"

 

Desde sistemas de cuadros de mando que permiten hacer el seguimiento de las magnitudes relevantes de la campaña electoral hasta el uso de sistemas de predicción y segmentación, pasando por la explotación de las redes sociales. “Convertirse en una organización orientada al dato [data-driven] no es un aspecto puntual de las elecciones, sino que es una estrategia a largo plazo”. Así, con el punto de vista puesto en el horizonte, Curto asegura que los comicios venideros estarán marcados por el uso de las IA generativas, desde la creación de escenas no reales de políticos, hasta la creación de contenido para debates dotando de argumentos a candidatos mediocres.

 

Los algoritmos sí determinan cargos

Teniendo en cuenta el panorama descrito, hay quien pudiera pensar que el empleo de la ciencia de datos en campañas políticas hace al ciudadano de a pie menos libre de elegir frente a las urnas. “Desafortunadamente recibimos un continuo de impactos que crean o modifican nuestros modelos mentales. Teniendo en cuenta el bajo nivel de uso responsable de la inteligencia artificial en general por cualquier tipo de organización en todos los campos, lo normal es pensar que somos menos libres”. No obstante, no duda en mostrarse esperanzado: “En breve habrá toda una serie de regulaciones en Europa que pondrán coto a este tipo de manipulaciones, solo cabe esperar que los organismos auditores sean imparciales y no realicen excepciones con los partidos políticos”.

 

"En breve habrá toda una serie de regulaciones en Europa que pondrán coto a las manipulaciones, solo cabe esperar que los organismos auditores sean imparciales y no realicen excepciones con los partidos políticos"

 

En este sentido, asevera Curto, “queda mucho por hacer”. “Los datos, los algoritmos y las evidencias pueden ayudar a los partidos de múltiples maneras, pero deben hacerlo desde el cumplimiento de la ley”. “Veremos que sucede en estas elecciones. Tendremos de estar atentos a quién lanza la primera piedra”, concluye.



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