Reportaje
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La impresión 3D, ante el reto de su despegue definitivo

Tras la explosión que se produjo durante la pandemia, sobre todo en el sector sanitario, la impresión 3D sigue creciendo a doble dígito, pero se enfrenta al salto definitivo: la fabricación a escala.

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Tras el repunte de la pandemia, sobre todo en el sector sanitario, la impresión 3D se enfrenta a su despegue definitivo. Si en los dos años de covid su crecimiento fue de un 71% a nivel global, un estudio de 3Dnative prevé que en el próximo lustro siga explotando, a nivel sectorial, hasta un 98%. Además, se estima que se venderán ocho millones de impresoras para el 2027, alcanzando unos ingresos totales de 10.125 millones de euros por ejercicio, frente a los 6.610 millones que facturó en 2019. Las cifras son más que positivas, pero, ¿es cierto que está a punto de dar el gran salto? Algunos analistas lo ven todavía complicado, pero, volviendo al punto de inflexión, el que nos retrotrae al confinamiento, el de la sanidad es el mejor ejemplo para vislumbrar lo que puede dar de sí la industria en el futuro. Al menos así lo estima Alfonso Denia, director de EDDM Engineering Education, que apunta que se vio la clave para ganar tiempo, mejorar piezas y, en definitiva, llegar a donde las técnicas convencionales no pueden, como a la hora de personalizar un cuerpo humano. De la misma opinión es Ramón Pastor, director global de Metales 3D de HP y director general del Centro Internacional de la compañía en San Cugat (Barcelona). Él cree que el aprendizaje de esta época pasa por la recomposición, a través de esta tecnología, de una disrupción en la cadena de proveedores entre la oferta y la demanda y a la caída, que no estaba prevista, de muchas fábricas.

Por tanto, cifran el período como un “boom” y aproximan, ahora, una madurez del mercado. Sin embargo, el analista principal de IDG Research, Alberto Bellé, espera todavía ese gran salto, el de la fabricación a escala. “Eso no se ha producido, y asistiremos a una revolución a cámara lenta, a pesar de su crecimiento a doble dígito”. El experto indica que el dinero se ha quedado en mercados de nicho muy importantes como la industria aeroespacial, aviación o la propia sanitaria, porque “tiene miles de piezas que son clave y muy caras de fabricar”. Para que haya ese despegue, prosigue, debe bajar el precio de manera gradual de máquinas, procesos y materiales. “A medida que lo haga se irá democratizando”, explica. “Insisto, ahora no es la mejor coyuntura económica, y esto se verá a cámara lenta”.

Por otra parte, asume Denia, lo cierto es muchas empresas no quieren embarcarse en proyectos de I+D si no han visto casos de éxito transversales. “Empieza una era de implantación”.

 

"A pesar de su crecimiento a doble dígito, la industria de la impresión 3D asistirá a una revolución a cámara lenta"

Alberto Bellé, analista principal de IDG Research

 

Establecer una estrategia

La coyuntura económica no ayuda a las empresas a lanzarse a la impresión 3D. Los expertos estiman que, si bien esta tecnología puede ayudar a reducir costes y tiene un retorno de la inversión (ROI, de sus siglas inglesas) tangible, es normal que muchas compañías prefieran continuar implementando herramientas que se han destapado imprescindibles en los procesos de transformación digital, como la nube o la inteligencia artificial (IA). “Es normal que si tienen que recortar lo hagan de cosas nuevas”, estima Denia. “O que, por otra parte, no quieran aprovechar la oportunidad por miedo”. Pero, apostilla, “la innovación diferencia, y hay que dar con las aplicaciones que permitan reducir plazos o costes. Es esto o apalancarte en lo más tradicional. Yo pienso que tienen que ser optimistas y pensar en positivo”.

El analista de IDG Research cree que la pregunta que hay que hacerse es sobre el caso de negocio. “¿Me sale a cuenta emprender un proyecto de este tipo? El cambio no está en la parte de TI, sino en la de OT. Adentrarse en la impresión 3D supone una inversión muy fuerte para transformar lo existente”.

Asimismo, Pastor dice que la estrategia que ha seguido HP desde 2017, cuando empezó a imprimir con plásticos, pasa también por un estudio exhaustivo de las aplicaciones de esta tecnología. Ahora, con el metal, cuenta, se consigue competir de tú a tú con las tecnologías analógicas desde el punto de vista de conseguir tiradas largas, escalar mecánicamente… “y con el añadido de estar muy cerca de donde está la demanda”. Aunque, se sincera, la mayoría de la industria no puede acceder a los costes de esta herramienta. “Queremos democratizar el acceso al 3D”.

 

"La gran barrera de entrada a la industria es el conocimiento"

Alfonso Denia, director de Training de EDDM Engineering Education

 

 

Todo pasa por el talento

Otro de los grandes desafíos para ese gran despegue que espera el sector es el del talento. De hecho, para Denia es la última pieza del puzle: “Equipamiento industrial potente ya hay de sobra, también aplicaciones infinitas… La gran barrera de entrada es el conocimiento. Falta saber lo diferencial; lo que se puede aportar en cualquier aplicación o producto. No es fácil encontrar gente”. A esto, Bellé suma que “una cosa es que tengas capacidad de imprimir y otra que haya que cambiar los procesos de la fábrica. Hay que combinar conocimiento, diseño de nuevos materiales, control de calidad… Es un mundo muy nuevo, y surgen startups con financiaciones muy potentes, pero el problema está en las plantas tradicionales, tienen que formar a muchas personas”.

Uno de los centros neurálgicos de I+D y talento está en San Cugat. En él HP cuenta con 2.500 empleados, lo que compone su campus más importante fuera de Estados Unidos, y sus laboratorios más grandes, con más de 150 patentes y 700 investigadores de unas 60 nacionalidades distintas. “Queremos explorar cuáles son las macrotendencias que van a cambiar el mundo y la industria 4.0 es una de ellas. Tenemos todos los datos en digital, para falta la transformación, de nuevo a lo físico, que es lo que implica 3D”, sostiene.

 

"Estar cerca de la demanda es democratizar el acceso a la impresión 3D"

Ramón Pastor, director global de Metales 3D de HP

 

La impresión 3D en casa, un sueño lejano

Hace unos años, dice Denia, se vendió la ilusión de que cada ciudadano iba  tener su propia impresora en su hogar. Pero, continúa, es algo muy remoto. “Las posibilidades están en la empresa; el gran consumo está muy lejos”. “Como un juguete para hacer experimentos puede estar bien, pero no lo veo”, se cuestiona Bellé. “A día de hoy no es viable que llegue a las casas, no tiene lógica de mercado a pesar de que tiene aplicaciones en todo tipo de sectores, hasta en la alimentación”.

Pastor tampoco ve este ámbito a prosperar más allá de las pequeñas factorías de ciudades. “Para tener acceso a toda la tecnología y los materiales no es importante tener una impresora 3D en casa, sino poder acceder a un portal de contenidos y enviar el fichero a un servicio profesional. Algo parecido pasa con la fotografía. Es el modelo más eficiente para satisfacer a medio plazo la demanda del consumidor”, concluye.

 

Inteligencia artificial en el diseño estructural

Varios Investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) han logrado combinar el diseño humano en impresión 3D, que requiere de mucho tiempo y mano de obra, con la automatización, basada en inteligencia artificial. Esto permite a los ingenieros, según la organización, evaluar el trabajo en curso y realizar modificaciones o ajustes antes de permitir que la computadora reanude sus procesos de diseño. Este enfoque, explica la profesora asistente de ingeniería civil y ambiental del MIT, Josephine Carstensen, se puede aplicar a una amplia gama de escalas y aplicaciones para el diseño de todo, desde dispositivos biomédicos hasta materiales a nanoescala o, por ejemplo, materiales de soporte estructural para un rascacielos. "Es una forma de aprovechar fabricaciones complejas", expresa. "Los sistemas de diseño automatizado ya comenzaron a usarse durante la última década en las industrias automotriz y aeroespacial. Pero, con esto, se puede quitar mucho peso a los componentes, algo esencial para estos sectores. El nuevo sistema hace posible optimizar los diseños tanto en propiedades visuales como mecánicas, y en tales decisiones el componente humano es esencial. Al integrar la 'intuición' de ingeniería  en un proceso de optimización de topología riguroso pero computacionalmente eficiente, se le ofrece al ingeniero humano la posibilidad de guiar la creación de configuraciones estructurales óptimas de una manera que no estaba disponible para nosotros antes".

 



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