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Nuevos modelos de trabajo que ya no tienen marcha atrás

Todo ha cambiado desde la crisis sanitaria en materia laboral. La digitalización, el teletrabajo, la necesidad de perfiles tecnológicos...

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Créditos: Christina Wocintechchat (Unsplash).

La pandemia cambió muchas cosas, y el mundo laboral fue una de las que más. Nuevas herramientas digitales para poder teletrabajar, nuevas prioridades para empleados y empresas, nuevos perfiles laborales como los más demandados, nuevas metodologías y derechos, y nueva visión de para qué se trabaja y con qué calidad se vive. Los empleados, tras la crisis sanitaria, ya no abandonan sus demandas de trabajar de forma que se combinen sus habilidades, sus intereses y sus objetivos personales, y la digitalización facilita que se alcancen estos anhelos. Y los jóvenes que se incorporan al mercado laboral llevan esas demandas como bandera.

 

Cambios en las metodologías de trabajo

Internet ya había dado la vuelta a las metodologías del trabajo (y del estudio, y de la comunicación, y del consumo…), pero la pandemia expansionó sus posibilidades, redescubrió sus ventajas y convirtió el teletrabajo en el nuevo paradigma que se quedará para siempre. La conexión a través de tecnologías de telecomunicaciones permite el trabajo desde cualquier lugar del mundo sin que repercuta en la productividad, con mayor concentración en las tareas y merma de las distracciones, mientras aporta niveles desconocidos de flexibilidad para que los empleados concilien su vida laboral y privada.

Asimismo, el trabajo desde casa posibilita a las empresas ahorrar espacio y gastos relacionados con el mantenimiento de oficinas, y contar con perfiles muy especializados que vivan en cualquier parte del país o del planeta, lo que también mejora su productividad. El teletrabajo se implementó en un corto espacio de tiempo  en tantos sectores y empleos que se ha tenido que legislar en torno a él con urgencia.

Para que funcione hace falta contar con las herramientas adecuadas, que los procesos estén adaptados a sus necesidades y los trabajadores sepan manejarlos. La opción más asentada es la del teletrabajo parcial o híbrido. En parte lo han preferido muchos empleados, porque volver a la oficina delimita mejor los horarios y los espacios de ocio y de trabajo, porque el teletrabajo tiene el riesgo de que se extendiende el tiempo laboral más del estipulado. La presencialidad laboral ha vuelto a aumentar al recuperarse la normalidad. Según la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de la información y la comunicación en los hogares, del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 el 17,6 % de la población activa nacional trabajó desde sus hogares. Sin embargo, ya en 2022, el porcentaje bajó al 14 %.

Pol Soria, manager del sector IT de LHH Recruitment Solutions, la consultora de selección del Grupo Adecco, reconoce que se ha producido una vuelta a la presencialidad, sobre todo en las grandes corporaciones, pero esta no se relaciona con el control de tiempo de trabajo y el “síndrome de la silla caliente", sobre todo en las empresas del sector tecnológico: “Se hace ofreciendo opciones híbridas y únicamente para mantener el necesario y productivo vínculo humano”.

 

Jornadas laborales a medida de los humanos

Pero la digitalización alcanzada ha permitido repensar nuevas metodologías laborales que revisan no solo el desde dónde se trabaja, sino también cuánto tiempo se debe o no trabajar. Instituciones y empresas, igual que han acogido el teletrabajo o el trabajo híbrido, “caminan hacia el trabajo por objetivos, y no hacia el ceñido a horarios. También están candentes los nuevos debates que están por venir, como las semanas laborales de cuatro días”, explica Soria.

Desde la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) se señalan nuevos modelos de organización del trabajo que ya son alternativas a la clásica jornada de cuarenta horas en un lugar fijo: los e-nomads, el teletrabajo o las semanas de cuatro días laborables, que "han sido un éxito en países como Islandia, Suecia, Japón, el Reino Unido o los Estados Unidos", afirma el profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, Daniel Toscani. La jornada por objetivos busca dar preferencia a la consecución de propósitos por encima del número de horas trabajadas. Ya se está produciendo en la población más joven y muy digitalizada un cambio de mentalidad según el informe The Deloitte Global 2022 Gen Z and Millenial Survey. En él se asegura que la segunda razón de los jóvenes (mileniales y generación Z) que abandonaron su trabajo el pasado año fue la conciliación entre la vida laboral y la privada: "Quieren más tiempo libre para el ocio y para conciliar la vida laboral con la familiar, y este modelo les favorecería", indica Toscani. 

Sin embargo su compañero Antonio Fernández, también profesor de Derecho y Ciencia Política de la misma institución, califica de mito la posibilidad de desarrollar jornadas exclusivamente por objetivos. "Es una involución en los derechos adquiridos. Este sistema ya existía en la Revolución Industrial", afirma. "Es cierto que la tecnología nos permite producir lo mismo en menos horas, pero tiene que haber un control horario; esas horas deben seguir reguladas". Fijar las horas de trabajo, según explica, protege a empleados y a empresas de los abusos de unos y otras.

En el caso de los perfiles de TI, “los empleados buscan que sus trabajos se acomoden a sus necesidades personales, porque saben que es la manera en que las empresas pueden conseguir encontrar y retener ese talento que tanta falta les hace”, asegura Pol Soria. “Los reclutadores tenemos que especificar en cualquier oferta sin hay opción o no de teletrabajo y cuánto de flexible, porque si no, ni nos escuchan. Tienen el mercado dominado, pueden elegir y buscan calidad de vida”, añade contundente.

Estos cambios en las relaciones laborales aumentan la motivación, la productividad y la competitividad, redefinen los modelos de producción y desplazan buena parte del trabajo humano en actividades que las máquinas pueden hacer de manera más eficiente. La tecnología nos permite producir más en menos tiempo, sí, pero también cambia el mercado laboral y lo puede volver más desigual. A corto plazo desaparecerán muchas profesiones, pero a la larga puede beneficiar al conjunto de la sociedad.

La nueva tecnología destruirá algunos empleos, pero creará muchos trabajos nuevos, algunos de los cuales ni siquiera podemos imaginar todavía. No hay que asustarse, porque la Historia demuestra que la tecnología (imprenta, máquina de vapor, etc), inicialmente hacía desaparecer muchos puestos de trabajo, pero después generaba muchísimos más. Las máquinas sustituyen a las manos, pero el factor humano es cada vez más valioso para dirigirlas.

 

Tecnologías para las nuevas maneras de trabajar

Según una publicación de alumnos y profesores de la asignatura de Ética, Legislación y Profesión de la Facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid, la productividad aumentó en el sector tecnológico, pero sufriendo grandes transformaciones. La demanda en algunos sectores dentro de la informática ha sido tan grande que la influencia ha sido máxima para toda esta industria. Desde que surgiera la crisis de la COVID, las grandes tecnológicas apreciaron un uso más intensivo a nivel global de sus herramientas, como ocurrió con la suite de Microsoft Office 365, en concreto, Outlook, OneDrive, Planner y Teams.

El mundo comenzó a usar masivamente, y así ha continuado, los sistemas de videoconferencia y de correo (Skype, Webex, Zoom), y otras herramientas cono Jira, Confluence o Git, puesto de trabajo virtual (VDI) y  Desktop As a Service (DAS) o escritorios como servicio.

Ya no hay organización pública o privada que no tenga instalados servidores o infraestructuras cloud, y las redes internas, para independizar el software del puesto de trabajo en un lugar fijo y poder acceder a esa información desde cualquier lugar, imprescindible para contar con la opción del teletrabajo. Los servidores son imperativos para poder almacenar todos los datos, y que se pueda acceder a ellos desde cualquier punto sin utilizar infinitos discos duros.

Por eso ha crecido la demanda de comunicación telemática, dispositivos electrónicos, seguridad de las redes y de sus servidores, es decir, ciberseguridad. Las corporaciones ya aplican a todos los sectores de la empresa (marketing, producción, distribución…) tecnologías big data e IoT y, la gran reina de la innovación, la inteligencia artificial (IA) aplicada a cualquier industria, ciencia o invento.

En cuanto a tecnologías más primarias en materia de digitalización, empresas y organizaciones que no tenían páginas web antes de la pandemia las han creado durante o después, las que tenían las han actualizado, y quién vendía, ha virado hacia la venta online, porque se mantiene un gran aumento de los servicios a domicilio. También se ha ido cambiado la concienciación respecto a la seguridad de acceso a herramientas de la compañía, y el Virtual Private Networks, el doble factor autenticación y el Zero Trust se han ido haciendo fuertes.

El modelo de teletrabajo no habría sido posible tan rápido, según Manuel Carro, presidente de Instituto Madrileño de Estudios Avanzados de Software (IMDEA), sin la digitalización de las empresas que la pandemia ayudó a acelerar, “pero no se ha llegado a la ‘digitalización profunda’. Esta es aquella que consigue la desaparición del papel y que todos los procesos que ahora hacemos manualmente se digitalicen. Esa digitalización profunda aún no está ahí y es algo razonable porque ese tipo de cambios hay que pensarlos muy bien y llevan tiempo. Lo que hemos hecho realmente es tomar medidas de emergencia con los recursos que teníamos a nuestra disposición”. 

 

Perfiles laborales más buscados

Pol Soria lidia a diario con los perfiles TI más demandados en nuestro país y sabe por dónde van los tiros. Cualquier perfil de ingeniero, científico y analítico de datos, aquellos técnicos capaces de digitalizar los procesos hasta ahora manuales, perfiles de ciberseguridad, arquitectos cloud e ingenieros de virtualización, son ahora mismo los más buscados y deseados.

“Desde 2021 hasta ahora, los perfiles relacionados con big data y cualquier ingeniería son los más requeridos por las corporaciones. Las empresas precisan especialistas en blockchain, y continúan sin paro los formados en desarrollo de software y programación, sobre todo si saben de IA o pueden desarrollarla. Los perfiles cloud siguen en alza, y se comienza a oír hablar del ChatGPT, que en breve será un nuevo perfil específico muy requerido en el mundo laboral”, relata Soria.

La pandemia fue un detonante que hizo saltar muchas alarmas sobre la privacidad de los datos. Si ya se estaban empezando a potenciar estas profesiones tras la entrada en vigor del RGPD en 2018, el análisis de datos privados que el covid ha requerido ha puesto el foco en la necesidad de cuidar los datos y su uso, por lo que ha aumentado la demanda de perfiles de expertos en tratamiento de datos y en su privacidad.

Por ejemplo, a día de hoy, en Udemy, empresa de cursos online, el curso más solicitado es el de Python, y cuentan que se buscan cada vez más puestos de expertos en redes neuronales y servicios cloud, entre otros perfiles, como los relacionados con el e-commerce, las cadenas de distribución, las redes sociales o entretenimiento virtual. Pero, según Soria uno de los que cubren a todos son los especialistas  y son más demandados, precisamente por el auge del teletrabajo, “es la gestión de equipos en remoto, que no es un perfil sencillo. Hay que tener en cuenta, además, que tenemos un grave problema de escasez de talento en el sector de las TIC, que ya está paliando la formación, porque es cada vez más diversa e intensiva; hay también un problema demográfico, porque nos falta gente joven que se dedique a las TIC”, expresa, dando en el clavo sobre una cuestión complicada de remediar.



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