Ramón López de Mántaras: "Pensar en máquinas más inteligentes que nosotros es subestimar la complejidad del cerebro humano"
El director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) charla con ComputerWorld sobre los retos y las posibilidades de esta ciencia emergente.
En el verano de 2016 la Inteligencia Artificial cumplió 60 años. Esto no es nada si lo comparamos con los miles de años que tienen la historia, las matemáticas o la física. Estamos ante una ciencia reciente de la que no se puede esperar aún que haya resuelto los grandes objetivos que se plantea, como es emular la inteligencia sofisticada de alto nivel, es decir, alcanzar las capacidades cognitivas de los seres humanos. En este sentido podemos decir que estamos en una fase muy inicial, aunque con resultados extraordinarios.
¿Cuáles son esos avances?
Los grandes avances que tenemos hoy pertenecen a lo que denominamos Inteligencia Artificial ‘débil’. Con esto me refiero a que las aplicaciones son aún muy específicas. Este tipo de inteligencias solo saben hacer cosas concretas, no son versátiles ni generalistas. Un software, que, por ejemplo, sabe jugar al ajedrez lo puede hacer mejor que cualquier humano. De hecho, el mejor jugador del mundo perdería nueve de cada diez partidas contra la máquina, incluso apoyado por los mejores programas informáticos. Pero ahí se acaba la aplicación. Ese software que juega tan bien al ajedrez no sabe jugar a las damas, que es mucho más sencillo. Nosotros, los humanos, que somos expertos en nada o en muy poca cosa, tenemos una visión amplia del mundo y entendemos muchísimos ámbitos que no se limitan a un solo dominio.
Existen millares de aplicaciones específicas de Inteligencia Artificial en todos los ámbitos imaginables, desde la medicina hasta los juegos de ordenador o la robótica pasando por la música y otras actividades artísticas.
¿Cómo está afectando la inteligencia artificial al mundo empresarial?
Estoy de acuerdo con lo que dicen algunos expertos de que el 40% de los puestos de trabajo pueden desaparecer en unos 30 años. Esperemos que sean sustituidos por otros.
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