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¿Soportaría España el teletrabajo masivo?

El COVID-19 ha generado alarma en el Gobierno, que ha instado a las empresas a teletrabajar en la medida de lo posible. Varios expertos dan sus opiniones al respecto.

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El COVID-19 se está convirtiendo en prácticamente un problema de Estado. Las cifras de infectados incrementan tanto en España como en otros países y hay que tomar medidas. Desde el Gobierno se ha paralizado la actividad en las aulas, se cancelan eventos a los que puedan acudir más de 1.000 personas y se ha rogado que las empresas implanten el teletrabajo en la medida de lo posible. Pero, valga la redundancia, ¿es posible?

Para contextualizar viene bien conocer una serie de datos. ¿De dónde venimos? Lo primero es saber que el teletrabajo (como mínimo, ocasional) está creciendo paulatinamente en España. Según el informe Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo II, en el último trimestre de 2019, la cifra de personas que ha teletrabajado es de poco más de millón y medio, un máximo histórico que corresponde con un 7,9% del total de personas ocupadas. La proporción de teletrabajadores ocasionales ha crecido en 12 comunidades autónomas, siendo Baleares y Cataluña las que más ­(9,1% y 9,3% respectivamente); aunque donde más se teletrabaja es en Galicia (10,3%) y Extremadura (10,2%).

Se tratan de cifras algo bajas si se pretende que todas las empresas posibles de España pongan al 100% de sus empleados a teletrabajar. Más aún si esto no va a ser algo ocasional y sí indefinido el tiempo. Entonces, ¿estamos preparados para dar este salto?

Los expertos opinan

Fernando Maldonado, analista principal de IDG Research, opina que “no es solo cuestión de seguridad, se trata de continuidad de negocio. Las grandes empresas solo estaban preparadas para hacer un teletrabajo escalado, es decir, que el 10% de sus empleados puedan teletrabajar una semana y así continuadamente”. Maldonado cree que se genera un problema con el comúnmente conocido coronavirus porque “muchas empresas han empezado a hacer pruebas y ya aprovechan y hacen publicidad de ello”.

Eva Rimbau, profesora de los estudios de economía y empresa y experta en teletrabajo explica lo que no se debe hacer: "Lo que no funciona es el teletrabajo no planificado; lo que sería deseable es que se planifique para implantarlo con éxito antes de una situación sanitaria con una llamada general a trabajar". 

Alberto Bellé, también analista principal de IDG Research, coincide en esa idea de Rimbau de que la implantación del teletrabajo debe hacerse de manera coordinada y pausada, en vez de manera abrupta. "Las empresas tienen que diseñar una política, unos protocolos, un sistema de protección de equipos, dotar de equipos... La estrategia Bring your own device (BYOD) hay que diseñarla con tiempo, por la seguridad de los equipos y la privacidad de los datos", explica el analista. Añade: "El problema es que está siendo un cambio radical, de un día para otro, sin tiempo para prepararlo". 

Carlos Prades, director técnico en ManpowerGroup, cuenta que el caso de su empresa es ejemplar en el aspecto del reposo para la toma de decisiones: "Se hicieron planes antes de que el Gobierno se manifestase y esta semana se ha tomado la decisión. Hemos sido capaces de que todos trabajemos desde casa con las herramientas adecuadas".

Por su parte, Manel Fernández, profesor de la UOC y especialista en bienestar en el trabajo, cree que en España hay un problema a la hora de solventar las situaciones anómalas. "Somos reactivos, tomamos las decisiones de manera apresurada en lugar de hacerlo de manera progresiva, viendo todas las ventajas". 

¿Utopía o posibilidad real?

Bellé explica que el teletrabajo es posible en el 50% de las empresas si tienen medios. "El 100% es imposible, ya que hay trabajos con un componente manual que requieren presencia (el campo, la logísitca, el transporte...). Sin embargo, hay trabajos que se pueden hacer desde el hogar; otra cosa es que se haga siempre así". 

El reto, según él, está en todos. No así la responsabilidad, que toda la sostiene la empresa y nada los empleados: "Las políticas de privacidad las aporta la empresa, las estategias de BYOD, medidas de protección, asegurar las condiciones, prestar ordenadores portátiles o smartphones... son responsabilidad de la empresa. El empleado, por su parte, debe tener sentido común; sobre todo, asegurarse la continuidad de su actividad protegiendo su equipo aunque sea con un antivirus gratuito si su equipo es personal". 

Manel opina que es una grandísima oportunidad para que las empresas se den cuenta de la eficacia del teletrabajo, aunque es cauto: "En la respuesta reactiva se cometen errores. Hay que ir probando y ver qué funciona mejor, por eso es necesaria una planificación". Positivamente hablando, el profesor añade: "En el diseño hay que contemplar cómo conectas a las personas con las otras personas, proponer un trabajo por objetivos, enseñar a los empleados a teletrabajar, tener ciberseguridad... Hay muchos puestos en los que se es más eficiente con trabajo remoto".

Prades insiste en la posibilidad de teletrabajar usando como ejemplo a su compañía: "Hay situaciones en las que los miembros del equipo nos tenemos que reunir, pero en otras no es necesario acudir a la oficina y el teletrabajo ayuda. Aunque la responsabilidad está en los directivos, tiene que actuar toda la empresa. En cada una de las unidades hemos tenido que adecuar nuestra metodología de trabajo para mantenernos de forma coherente".

Cuando algo acaba, algo nuevo empieza

Tras esta crisis del coronavirus, va haber cambios, asegura Bellé. Cuando finalice la pandemia, el experto señala que las empresas tomarán decisiones relacionadas al paradigma laboral. En su opinión, serán buenas: "Esto está siendo un piloto forzado del teletrabajo. Las empresas van a ver los beneficios y tomarán nota de ello. Van a ver los beneficios en costes de consumo, reducción del ausentismo... El empleado también mejora la calidad de vida", analiza. Añade que "si esto dura meses, vamos a salir con nuevas prácticas de trabajo. Yo creo que es bueno, por ahorro, calidad de vida para las personas y, al final, más productividad". 

Opinión parecida tiene Prades. "Se puede ganar mucho por todas las partes, tanto empleados como empresas. Es experimental,  pero pueden salir cosas buenas de ello". 

"Yo creo que las empresas van a entender que el teletrabajo es una excelente oportunidad para trabajador, medio ambiente y para las propias empresas", concluye Manel. 



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