Computación cuántica
Coronavirus

Supercomputación para frenar COVID-19

La computación de alto rendimiento permite a los investigadores realizar un gran número de cálculos en epidemiología, bioinformática y modelado molecular, permitiendo así experimentar a gran velocidad en la búsqueda de la vacuna contra COVID-19.

Supercomputador

La lucha contra el coronavirus toma un tono especial cuando se aplica desde el punto de vista tecnológico. En una situación tan complicada como la que estamos viviendo, la tecnología puede ser un gran aliado. 

En España llevan ya varias semanas trabajando desde el Centro Nacional de Supercomputación en el Barcelona Supercomputing Center en encontrar una vacuna para COVID-19. "Esto se lleva a cabo mediante la creación de patrones de moléculas que buscan la forma de atacar a este virus" explicaba a ComputerWorld Paco Hortigüela, director general de Ametic

Según explican desde el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC) la lucha contra el coronavirus se está llevando a cabo desde diferentes vertientes: aplicando la bioinformática para la investigación sobre el virus y sus posibles tratamientos, el uso de la inteligencia artificial y el procesamiento del lenguaje natural para analizar datos sobre la propagación y el impacto de la epidemia y el uso del superordenador MareNostrum 4 para combatir el coronavirus.

"Comprender cómo ha evolucionado el virus a lo largo de distintas epidemias (como la epidemia SARS en 2003, MERS en 2012, o la actual Covid-19) es importante porqué nos permite intentar entender cómo es posible que el virus pase de una especie a otra y qué cambios tiene que experimentar para llegar a hacerlo" explican desde el Centro Nacional de Supercomputación. "Nos da luz sobre su modo de transmisión y los mecanismos que utiliza para interactuar con nuestro sistema de defensas o el de otras especies animales. Esta resulta crucial a la hora de buscar tratamientos y para la prevención y predicción de brotes futuros".

Este tipo de estudio se realiza, según explican en el BSC, sobre información disponible en bases de datos públicas que albergan secuencias genómicas de las diferentes mutaciones del virus y de diferentes especies animales. "La información se analiza con programas informáticos diseñados expresamente para ello, algunos desarrollados en el propio BSC y otros por otros equipos. El proceso de estos datos requiere gran capacidad de cálculo y por ello se utilizan los recursos de computación de altas prestaciones del superordenador MareNostrum 4, del Barcelona Supercomputing Center".

Otro frente de la investigación en el BSC es la búsqueda de tratamientos contra las enfermedades causadas por coronavirus a partir de simulaciones informáticas que reproducen “in silico” las posibles vías por la que se puede atacar el virus. Este proceso se conoce en el mundo de la investigación como “docking” o acoplamiento y consiste en simular en el ordenador las interacciones entre el virus y moléculas que podrían servir para fabricar vacunas, tratamientos con anticuerpos o tratamientos con fármacos.

IBM y la Casa Blanca

Otro ejemplo es el caso de IBM, donde también están trabajando desde distintos puntos para frenar la pandemia. "Desde el inicio de la pandemia COVID-19 hemos estado trabajando estrechamente con los gobiernos de Estados Unidos y del resto del mundo. El objetivo es encontrar todas aquellas opciones disponibles que permitan utilizar nuestra tecnología y experiencia para ayudar a las organizaciones a resistir y adaptarse a las consecuencias de la pandemia y, al mismo tiempo, poder acelerar el proceso de descubrimiento y ayudar a que la comunidad científica y médica desarrolle tratamientos y, en última instancia, una cura" explica Darío Gil, director de IBM Research.

En colaboración con la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca, el Departamento de Energía de los Estados Unidos, y otras organizaciones, IBM está ayudando a lanzar el Consorcio de computación de alto rendimiento COVID19. Se trata de un consorcio que aportará una cantidad de potencia de computación sin precedentes (16 sistemas con más de 330 petaflops, 775.000 núcleos de CPU y 34.000 GPU) para ayudar a que los investigadores de todo el mundo puedan comprender mejor el COVID-19, sus tratamientos y sus posibles curas.

 



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