Abordando el 'gap' del talento

Los retos a los que cada empresa va a enfrentarse para estar orientada al dato van a ser diferentes, pero todas ellas se enfrentan a un reto común: la falta de talento analítico. Según Mckinsey, este 'gap' de talento analítico será de 200.000 profesionales en 2018.

Big Data

El dato y su explotación eficiente y efectiva están a la orden del día para todo tipo de organizaciones. Esto no es nuevo, llevamos años escuchando que la inteligencia y la analítica de negocio se encuentran entre sus principales prioridades. Pero ahora, en el marco de la transformación digital, es cuando esta prioridad se vuelve más acuciante, pasando de ser algo deseable a ser necesario. A medida que aumenta la trazabilidad de clientes, procesos, proveedores, empleados… es decir, que existe la posibilidad de desarrollar una visión de 360º de la organización, parece que estamos perdiendo una gran oportunidad con cada minuto que pasa.

 

Y esta percepción es cierta, o al menos, no anda lejos de la realidad para muchas compañías. La intuición, como único mecanismo para la toma de decisiones, es cosa del pasado en el actual contexto de negocio. Desde la empresa más grande con millones de clientes y con presencia en decenas de países, como puede ser BBVA o Telefónica, hasta la tienda de la esquina, con presencia local, con una menor adopción tecnológica y con sólo presencia en redes sociales, pueden y deben salir de su zona de confort e iniciar el largo proceso que supone transformarse en una empresa orientada al dato.

 

Los retos a los que cada empresa va a enfrentarse van a ser diferentes (en magnitud, calado y forma). Podríamos pensar incluso que estamos hablando de dos mundos completamente diferentes. Sin embargo, todas ellas se enfrentan a un reto común: la falta de talento analítico.

 

Según Mckinsey, este gap de talento analítico será de 200.000 profesionales en 2018. Estos profesionales son de diferentes tipos: científicos del dato, que se encargan de diseñar los algoritmos, los ingenieros de datos, que van a diseñar las arquitecturas que van a soportar la estrategia de datos, o los trabajadores analíticos, conocedores pero no expertos en las técnicas analíticas que se usan en sus organizaciones. Por lo que no sólo se trata de falta de conocimiento técnico (que lo hay en abundancia), sino también de sensibilidad analítica y, sobre todo, de capacidades de liderazgo analítico. No en vano, las estrategias de datos están llamadas a ser la principal fuente de creación de valor.

 

Esta falta de talento es un signo característico de un mercado en fase incipiente de adopción, también aquí en España. Por eso no es extraño que para cubrir este gap hayamos vivido una explosión de nuevos programas orientados al científico del dato y a Big Data. Se ofrece formación desde diversos ámbitos: desde el proveedor con foco en sus herramientas, las universidades centradas en el desarrollo de capacidades técnicas y analíticas, hasta las escuelas de negocio con foco en las capacidades de gestión. También están en boga las formaciones in-house, en programas adaptados a fomentar una cultura en torno al dato. Cada propuesta tiene sus fortalezas y debilidades y es necesario hacer una revisión pormenorizada de nuestras necesidades en formación en esta área.

 

La Primera Guía de Estrategia de Datos, creada por Delfos Research e IDG, también ha querido destacar esta parte del mercado dedicada a la formación. En esta primera edición, se han incluido las 24 principales entidades académicas en España que ofrecen este tipo de programas. La gran mayoría de estos programas se han creado en los últimos tres años, por lo tanto, estamos hablando de programas de nueva factura y con un espectro muy diversos: desde los que son muy técnicos, pensados en desarrolladores, hasta los que están en el otro lado del espectro, que se centran en el gestor. Un aspecto caracteriza este tipo de formación y es que la rápida evolución del mercado de las estrategias de datos empuja a que los programas de formación evolucionen a la misma velocidad. Haciendo que sea necesario revisar los programas en cada edición para proporcionar la formación más actual y adecuada.

 

Esto supone un reto significativo para ciertas instituciones que no tienen la flexibilidad de cambiar sus programas a la misma velocidad, que tienen que pasar por procesos largos y complejos para aceptar dichos cambios o, que incluso, pueden llegar a contar con profesionales y académicos que puedan proporcionar la formación adecuada.

 

Es decir, se necesitan programas flexibles, que cuenten con los mejores profesionales (que ya de per se son escasos en este sector) y con un claro foco en la adquisición de competencias profesionales aplicadas.

 

No sólo se trata de formar nuevos profesionales sino de crear ecosistemas. Algunos proveedores se están acercando a las universidades no sólo para establecer un partnership académico que proporcionar recursos educacionales sino para incrementar el valor de sus plataformas. Esto último toma la forma de competiciones y data hackathons con profesores y alumnos. Algunos dan incluso pasos más allá creando centros de competencia en los que involucran profesionales, expertos del mercado y académicos de primera línea para crear soluciones innovadores.

 

Esto último aún dista de establecerse en España. Habrá que romper las barreras entre los dos mundos. ¿Están las instituciones académicas preparadas para este gran reto? ¿Se han dado cuenta los proveedores de la necesidad de acercarse a estas instituciones? Tendremos de estar atentos a la evolución de esta parte del mercado.

 

El autor de este artículo es Josep Curto, CEO de Delfos Research



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