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Especial CW Metaverso 2022

‘Ambient computing’ o computación ubicua, ¿la alternativa al metaverso?

El concepto, acuñado en los años 80, está de plena actualidad y gigantes como Google y Amazon ya están desarrollando sus estrategias en torno a él. Para algunas voces, esta idea de tecnología invisible habilitada por sensores y dispositivos conectados, es la alternativa más viable al metaverso.

IoT, ambient computing

Cuando Mark Zuckerberg presentó al mundo su metaverso como sucesor al internet móvil y plataforma donde los usuarios desarrollarían buena parte de sus actividades diarias en un entorno meramente virtual, hubo reacciones para todos los gustos: algunas empresas ya han recogido el guante del todopoderoso emprendedor estadounidense y están desarrollando y lanzando sus versiones de este mundo virtual. Pero gigantes de internet como Amazon o Google ya se han mostrado escépticos sobre la viabilidad de esta propuesta y a favor de una alternativa más ligada al mundo real: el ambient computing.

Ambient computing, también denominada como computación ubicua, computación silenciosa o incluso tecnología tranquila es una idea que el visionario Mark Weiser, empleado de Xerox, popularizó en 1980. Weiser imaginó un ecosistema en el que los ordenadores se integrarían tanto en el día a día de los usuarios que llegarían a desaparecer. Esta es la idea vertebral que define el concepto que 30 años más tarde vuelve a estar de plena actualidad y que podría ser o bien la alternativa o bien el paso previo al que trae consigo el metaverso.

“Para ver la envergadura del salto que representa ambient computing para la industria tecnológica hay que tomar perspectiva y verlo como un cambio de plataforma equivalente al que representó pasar del PC al móvil”, sostiene Fernando Maldonado, analista principal de IDG Research.

En este caso se trataría de la creación de una nueva plataforma invisible, un ecosistema compuesto por dispositivos y sensores que sólo se perciben cuando se utilizan y con los que se interactúa de la manera más natural posible, sin necesidad de interfaces que requieran un aprendizaje. Se trata, en otras palabras, de romper el imperativo de la pantalla.

“La idea [del ambient computing] no parece tan disruptiva si pensamos en los asistentes de voz que tenemos en casa”, explica Maldonado, a los que damos órdenes de forma cotidiana. “Alexa, apaga la luz”.  Pero gracias a “la creciente sensorización del entorno físico que nos rodea, combinada con el uso de inteligencia artificial, el tipo de acciones que pueden llevase a cabo van a ser cada vez más sofisticadas, e incluso podrán anticiparse a nuestras necesidades basándose en nuestro comportamiento”, vaticina Maldonado.

Google lo concibe como un ecosistema en torno al teléfono móvil. De hecho, el gigante de Mountain View está haciendo importantes movimientos estructurales que apuntan a su voluntad de crear un ecosistema en el que los dispositivos de la marca hablen entre sí, algo que, sorprendentemente, es una novedad. Y es que hasta hace bien poco Google ha trabajado en sus dispositivos (aunados bajo la marca Pixel) y en su software Android de forma separada. Ha sido en su encuentro anual de desarrolladores, Google I/O donde la firma ha empezado a hablar de ecosistema y de una propuesta multisensorial y multidispositivo, capaz de entender quién está haciendo una búsqueda y qué es lo que realmente está buscando más allá de simples preguntas y respuestas.

Asimismo, ha desvelado que trabaja en que Android atienda más al contexto y al contenido para hacer que el dispositivo cambie en función de la utilidad que cada usuario le dé. Y de que su gama de dispositivos (desde unos auriculares hasta un Smartphone, pasando por un asistente de voz), hablen entre sí. Google ya piensa en una estrategia de ambient computing.

Amazon, que sin duda será otro de los grandes players de esta industria, se está posicionando de la mano de una batería de dispositivos conectados que invadirán los hogares. El más llamativo es, probablemente, Astro, su robot sobre ruedas que hace las veces de perro guardián. Este canino digital está conectado, al igual que los populares Echo, al ecosistema de Alexa, un marco que desde la compañía denominan como “inteligencia ambiental”, según declaraciones de David Limp, máximo responsable de dispositivos de la compañía de Bezos que recogía The Verge en este artículo.

La visión de Amazon sobre ambient computing se compone de “sensores, IA, conectividad y edge computing” que, combinados con dispositivos y servicios son capaces de entender el “contexto del hogar, predecir las necesidades y actuar en consecuencia”.

El responsable de la plataforma que impulsará la estrategia de Amazon, al igual que Google, imagina un mundo real virtualizado como alternativa al metaverso, una idea que, por cierto, ha criticado públicamente al decir que no querría pasar ni siquiera unas pocas horas en un mundo completamente virtual.

Sea como fuere, estas dos alternativas se alejan, al menos en su concepción embrionaria, de la idea de Weiser, allá por los años ochenta, e incluyen los dispositivos como parte visible del ecosistema.

 

Unas oportunidades más reales

La expansión del ambient computing, al menos de la manera en que la idea Google, que centraliza toda la actividad en torno al smartphone, requerirá de procesadores móviles más potentes, capaces de gestionar todas las conexiones y flujos de información entre dispositivos, de ecosistemas de IoT sensorizados y conectados a unas redes rápidas que exploten el edge.

Por descontado, se deberá apoyar en las denominadas arquitecturas de red MEC o edge computing de multiacceso, que básicamente trasladan la potencia del procesamiento a los extremos de la red móvil, lo que garantiza una reducción de la latencia y una mejora en la calidad de la entrega de contenidos. Un informe de Juniper Research estima que las inversiones en este segmento se dispararán un 270% en los próximos cinco años hasta la creación de un mercado de 22.700  millones de dólares.

El mismo ritmo de crecimiento se atribuye al mercado de sensores, que cerró 2021 con un volumen de 8.500 millones de dólares que se disparará hasta los 27.900 millones de dólares en 2028.

La madurez de la sensorización en diferentes entornos como el hogar o el vehículo, de la mano de la expansión de las redes 5G y de los esfuerzos de los gigantes tecnológicos por crear estándares, facilitará el camino a este fenómeno que se perfila como paso previo al metaverso.

 

Matter, el estándar que favorecerá el ‘ambient computing’

El estándar Matter será una pieza clave en el avance hacia la extensión e implantación del ambient computing. Se trata de un protocolo emergente, interoperable, diseñado en su origen para hogares inteligentes y que tiene tras de sí a Apple, a Google y Amazon entre otros actores como Huawei o Shcneider Electric, de la Alianza de Estándares de Conectividad (CSA, por sus siglas en inglés).

Se trata, especifican sus creadores, de una “promesa de conectividad confiable y segura”. Un sello de aprobación, continúan, que garantizará el correcto funcionamiento de los dispositivos, simplificando el desarrollo para los fabricantes y aumentando la compatibilidad de los consumidores.

La idea tras la creación de este estándar es crear una plataforma para que los dispositivos domésticos inteligentes funcionen mejor juntos y no cuesta imaginar que puede sentar las bases de la consolidación de ambient computing, gracias, sobre todo a su interoperabilidad.



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