El consentimiento y la transparencia, insuficientes para garantizar la protección de datos

La apuesta por un modelo paternalista que incluya la privacidad por defecto y la apuesta por el empoderamiento del usuario y su formación pueden ser las alternativas.

ametic santander 2018

Tal vez sin saberlo, lo primero que ha hecho María Álvarez, Public Policy & Government Relations Manager en Google, ha sido contradecir a Ginni Rometty, CEO de IBM. 

Y es que, tal y como ha dicho en el marco del 32º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones organizado por AMETIC, para Google los datos no son el petróleo del siglo XXI por varias razones: son ilimitados y además se pueden compartir y reutilizar. Así que mejor si para definir el valor de la información en la actualidad vamos dejando atrás afirmaciones del estilo. Porque además, tener datos no garantiza la innovación; es su tratamiento el que marcará la línea de diferencia.

Este ha sido el punto de partida de la mesa redonda que ha tratado sobre economía y propiedad del dato en la era digital. En ella, un letrado del Tribunal Constitucional, dos catedráticos de derecho constitucional y una representante del rey de los datos, Google, han debatido sobre a quién pertenece la propiedad de los datos.

Nadie ha dudado de la importancia y sobre todo de la necesidad de impulsar la economía de datos siempre que esté en un justo equilibrio con el tratamiento adecuado de la información que hagan las compañías y por supuesto, con la privacidad de las personas. En el caso de Google, ha defendido Álvarez, se utiliza un modelo "sostenible" en la medida que tengan la confianza del usuario. "Apostamos por darle la máxima transparencia y las herramientas para modificar sus políticas y ajustes de la privacidad", ha declarado. ¿Es esta la forma correcta de tratar datos de terceros?

"El consentimiento es el peor enemigo de la protección de datos", ha declarado Lorenzo Cotino, catedrático en la Universidad de Valencia, contundente. El estudioso cree que el modelo del consentimiento se ha probado durante los últimos 20 años y "no ha funcionado"; el usuario no tiene control sobre sus datos. Cotino cree que un modelo paternalista es la mejor opción; un modelo que garantice "la privacidad por defecto" y que trate con el "mínimo de datos personales".

Rosario Tur, catedrática en la Universidad Miguel Hernández, ha mostrado sin embargo su desacuerdo con esta visión. En lugar de un paternalismo ha instado a apostar por el empoderamiento del individuo a través de la formación y de madurar su capacidad de entender en qué consiste su privacidad.

 



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