Virtualización
Analítica de datos

Virtualización de datos para gestionar la complejidad de un ecosistema dinámico y en expansión

Para poder extraer todo el valor del dato, y convertirlo en decisiones de negocio, las compañías se enfrentan al reto de dominar todo el ciclo de vida de su gestión mediante la tecnología y con un cambio cultural transversal.

datos, tecnología

Uno de los imperativos de toda empresa que ya ha iniciado su viaje a la transformación digital, independientemente de cuándo lo emprendió, es convertirse en una data centric. Más aún tras el estallido de la pandemia de la COVID-19, que ha acelerado estos procesos de digitalización de forma significativa y anuncia malos tiempos para aquellas entidades que no se acomoden a la velocidad que ha impuesto. En este escenario, las organizaciones deben saber controlar todo el ciclo de vida del dato, extraer todo su valor y utilizarlo de una manera intensiva para conocer y retener a unos clientes que utilizan múltiples canales. Asimismo, han de innovar con agilidad y crear nuevos modelos de negocio. Y, por tanto, tienen que combinar datos híbridos de distintas fuentes y hacerlos accesibles a diferentes áreas de negocio con necesidades heterogéneas.De hecho, ya se habla del concepto de ‘economía del dato’, que requiere un cambio cultural y tecnológico.

Para profundizar en este reto, no exento de complejidades, la propia división de análisis del grupo IDG, junto con la colaboración de Denodo, organizó virtual el pasado 6 de octubre con representantes de grandes compañías como Amadeus, Caser, Grupo Santander, Teléfonica y Seguros Santa Lucía; y la participación del Ministerio del Interior.

Los asistentes debatieron sobre el tema y las conclusiones que se recogen en el informe Virtualización de datos: cómo gestionar la complejidad de un ecosistema informacional, dinámico y en expansión, elaborado por IDG Research, que pone de relieve que la velocidad a la que las empresas han incorporado el dato en su actividad ha ido más rápido que el entendimiento de las implicaciones y los desafíos por parte de los usuarios. Éstos tienen que trabajar con un círculo formado por las propias plataformas digitales, el talento humano y, en la mayoría de casos y sectores, la regulación en torno a este activo, denominado como “el petróleo del siglo XXI”.

 

La economía del dato requiere un cambio cultural y tecnológico

 

Principales retos en la gestión del dato

El primer reto vinculado al uso de datos que destaca el informe es que muchas empresas no saben cómo extraer su valor. De hecho, no son pocas las que encuentran problemas a la hora de gestionar todo su ciclo de vida –desde la ingesta hasta el conocimiento pasando por su almacenamiento e incluso eliminación si procede–. Si un proyecto comienza desde una perspectiva tecnológica –por ejemplo, sensorizando un producto o activo– pero sin tener clara la generación de valor, el resultado es un gran volumen de datos pero un desconocimiento sobre qué hacer con ellos. Así, reza el escrito, “la calidad del dato no es suficiente; es necesario que se convierta en información accionable”.

En definitiva, los datos en crudo deben ir acompañados de un conjunto de criterios para su puesta en valor o de contexto para su uso. En caso contrario no serían útiles para el negocio y pierden su significado. Esto puede dar lugar a un gran error de toma de decisiones equivocadas. “Esto es especialmente relevante en el caso de usos transversales; es decir, cuando el dato es capturado por una unidad de negocio y utilizado por otra”.

Este error dirige inexorablemente al segundo reto identificado por los analistas, que es la falta de capacidades para la generación de valor y, en síntesis, que la cultura existente se traduce en usos incorrectos. Los esfuerzos se han centrado en la ingesta de datos, pero no en su uso. Esto genera lagunas en su etiquetado, lo que, por su parte, conduce a diferentes interpretaciones dependiendo del usuario. “A medida que la digitalización avanza, son cada vez más los departamentos que hacen uso de un mismo dato, lo que exacerba el desafío”, asevera el documento. Un reto cultural que se destacó en la mesa redonda es el de la toma de decisiones. En el de la alta dirección, se tiende a utilizar los datos como validador de una intuición o incluso de una decisión ya tomada, y no como una guía para esta. Se trata de un sesgo de confirmación que genera frustración en los equipos de tecnología.

 

 

El tercer problema que se puso de relieve durante la mesa redonda es el de saber priorizar en tiempo real. La velocidad de los negocios se ha acelerado y se busca que las decisiones se tomen con mayor rapidez. Esto ha generado una petición masiva de datos en tiempo real por parte de las empresas. El desafío es que cubrir esto tiene un coste elevado y que la falta de definición de los casos de uso lleva a solicitar todos los datos, cuando frecuentemente solo es necesaria una baja proporción de los mismos. Por otro lado, dice el documento, “no se entienden los equilibrios entre volumen de información o la precisión necesaria en tiempo real. Falta una visión transversal y unificada de estos aspectos entre los departamentos de tecnología y negocio”.

El siguiente reto pasa por la heterogeneidad tecnológica, y entre actores, no resuelta que protagoniza la actualidad. La herencia digital de las organizaciones impacta en el formato, compartición y uso de los datos. Esto es más acusado cuanto mayor es el tamaño y la longevidad de la compañía. En consecuencia, se genera una gran complejidad para integrar las tecnologías o que los datos sean interoperables. Además, el conjunto de tecnologías de una firma están en cambio continuo, dado que los productos y servicios tienen un ciclo de vida.

 

“La calidad del dato no es suficiente; es necesario que se convierta en información accionable”

 

Por último, la regulación conforma un enorme reto ya que tiene un fuerte impacto en las decisiones de datos de las compañías. Además, la normativa dispara nuevas necesidades, llevando a las empresas a realizar inversiones para, por ejemplo, anonimizar la información o custodiar el acceso. “Si bien estas regulaciones son necesarias, al mismo tiempo conllevan un mayor esfuerzo inversor y dedicación por parte de las áreas de datos de las empresas”. Asimismo, éstas también necesitan crear sus propias regulaciones internas. “Por ejemplo, para evitar que se produzca una disparidad de tecnologías o una TI paralela desgobernada por parte del usuario”, dice el informe.

 

Cómo conseguir el éxito

Son muchas las compañías que ya están adoptando soluciones para sortear estas barreras y convertirse, en definitiva, en una data driven. Durante el debate se habló de cinco puntos clave para conseguir el éxito. En primer lugar, hay que evitar sesgos tecnológicos y hacer que sean las necesidades de negocio las que definan qué datos y qué tecnología se necesita adoptar. Es decir, dar al dato una orientación de uso para extraer todo su valor.

A partir de esto, es imprescindible desarrollar una cultura del dato. Aumentar su grado de comprensión por toda la pirámide corporativa para que se pueda realizar una correcta interpretación de la información. Y, por supuesto, destacan los analistas, entender el binomio coste-beneficio en tiempo real. Hay que dar respuesta a qué grado de análisis y transformación necesitan los datos, cuanta información de contexto deben acompañarlos o cuánto tiempo tiene que transcurrir hasta que pierden su valor.

 

Es el negocio el que debe definir qué datos y tecnologías se deben adoptar

 

Asimismo, es necesario reducir la complejidad de las arquitecturas buscando tecnologías buscando herramientas capaces de unificar el acceso, que no sea el usuario quien tenga que conocer dónde están o qué formato tienen los datos. Esta simplificación busca romper la dependencia entre los datos y el uso mediante una capa de abstracción con la tecnología subyacente. Por último, hay que empoderar al usuario en el cumplimiento regulatorio. Las empresas están impulsando una mayor transparencia hacia los clientes para que sepan qué uso se realiza de sus datos, quién puede acceder a ellos o cómo se custodian. Además, se busca habilitar mecanismos de autoservicio para que sean ellos quienes decidan qué información están dispuestos a ceder o qué grado de privacidad quieren tener. La capa de privacidad está entrando por diseño en la arquitectura para que sea independiente del uso que se vaya a realizar, ya sea para toma de decisiones o en las transacciones con los sistemas operacionales.

En conclusión, dice el informe, “el reto actual se encuentra en aumentar la madurez de los usuarios desarrollando una mayor cultura de datos. Tecnologías como la virtualización, que permiten que se produzca un desacoplamiento entre el dato y su uso, son un facilitador para avanzar en las estrategias corporativas”.

Acceda al informe completo en este enlace



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