La recuperación de Siemens Nixdorf

La filial española de Siemens Nixdorf ha dispuesto de suficientes motivos -especialmente durante el último cuatrimestre de 1995- para rendirse a la sana tentación de difundir sus proezas con el orgullo de saber que han sido el fruto de una buena planificación y excelente trabajo. Por supuesto que la suerte es importante, aunque raras veces es reconocida por quien la disfruta, pero en el caso de Siemens Nixdorf, se encontrarán dificultades para explicar los buenos resultados utilizando argumentos que no tengan su raíz en las sacrosantas y genuinas virtudes de la empresa.

Entre los dulces acontecimientos vividos por la empresa que dirige Antonio Torrents durante el último año, el más significativo, porque abarca y compendia todos los éxitos parciales, es el haber abandonado la serie de abultados números rojos que habían tomado carta de naturaleza desde que Siemens compró a una extenuante Nixdorf. Y, conforme aconsejan los cánones de la prudencia y el método, lo han logrado sin prisas, pero sin pausas. Atrás han quedado, en un tiempo pasado pero cercano, las fases de aparente titubeo, de síntomas de desorientación, de desazón por no quedar definido el catálogo de productos a comercializar en nuestro país y de intranquilidad por unos reajustes de plantilla que parecían no tener fin. Nadie entendía que una firma sólida y afianzada como Siemens, no imprimiera mas celeridad a la consolidación, dentro de la heterogeneidad, de una aventura empresarial sobrevenida, para situarse en la rampa de despegue lo antes posible. Fueron vivencias amargas para los profesionales de la empresa ya que, ante las baterías de preguntas de los fieles clientes inquietos por la situación -y porque no se atendían con prontitud las demandas mas perentorias- sus respuestas eran forzosamente ambiguas o, en los mas imaginativos u optimistas, casi rozaban la ciencia ficción. Mas, el panorama sombrío parece haberse acabado, y se dispone de razonados motivos para esperar tiempos mejores.

Los pilares básicos de una metamorfosis que está demostrando su eficacia han sido los cambios estructurales y organizativos, y los aciertos tecnológicos. En este segundo estadio, la suerte, que indudablemente tiene que darse, está cimentada en el generoso apoyo que tradicionalmente se presta en Siemens al área de I+D y al cambio de actitud de la empresa respecto a la atención y el servicio al cliente.

La suerte para Siemens Nixdorf es que ha finalizado 1995 habiendo conseguido contratos muy importantes, tanto cualitativa como cuantitativamente, que pueden servirle de excelentes referencias en futuras operaciones de venta. Es impensable una actitud claudicante, ahora que recoge frutos y ha entrado en buena racha. Mimar y ser condescendiente con el cliente, a la vista de los éxitos conseguidos, parece que debe ser la receta a utilizar. Algo aparentemente sencillo pero que, a juzgar por los hechos, demasiadas empresas no terminan de asimilar.



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