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"En la pandemia, las herramientas empresariales incorporaron mejoras importantes de accesibilidad"

En los últimos tres años, la evolución tecnológica ha sido desbordante. ¿Ha ido a la par la accesibilidad universal? Lourdes González, de la Fundación ONCE, analiza los avances y las tareas aún pendientes.

Lourdes González Perea, responsable del departamento de Accesibilidad Tecnológica de la Fundación ONCE.
Lourdes González Perea, responsable del departamento de Accesibilidad Tecnológica de la Fundación ONCE.

Se suele pensar que la accesibilidad va de rampas y braille. Pero en una época en la que la tecnología avanza a ritmos impensables hace sólo una década, los obstáculos que las personas con discapacidad deben sortear hoy son también de hardware y de software. Por eso, la Fundación ONCE trabaja para que la inclusión también llegue a la tecnología, para que la accesibilidad sea parte de su diseño, y no algo que haya que adaptar en el camino.  

Lourdes González Perea es la responsable del departamento de Accesibilidad Tecnológica de la organización, desde donde la ONCE genera y gestiona proyectos de accesibilidad TIC encaminados a buscar una mayor inclusión de las personas con distintos tipo de discapacidad en el ámbito social y laboral. En entrevista con ComputerWorld, analiza la evolución de la tecnología desde la pandemia y qué lugar ha ocupado la accesibilidad en su desarrollo.

 

“La inteligencia artificial también está de base en muchísimas tecnologías que nos ayudan” 

 

¿Cuáles son actualmente las principales barreras de accesibilidad que se encuentran las personas con discapacidad en la tecnología? ¿Se trata más de problemas de hardware o de software 

Si las barreras corresponden a hardware o software, está muy condicionado por el tipo de discapacidad que pueda tener la persona. Por ejemplo, una persona con discapacidad física, un cajero automático que esté mal diseñado, que no permita aproximarte a él con silla de rueda, claramente está condicionada por el hardware, al igual que una persona ciega, por ejemplo, un TPV [terminal de punto de venta] táctil, si no se complementa con accesibilidad en software, estamos muy limitados.  

Luego, las barreras a nivel global, sobre todo nos encontramos con mucha información visual que no tiene una alternativa auditiva o textual para personas ciegas, también bajo contraste o letras muy pequeñas en el diseño de algunas tecnologías, que impiden que personas con baja visión también puedan acceder al contenido. En el caso de personas con discapacidad física encuentran, por ejemplo, controles o botones muy pequeños en los que se requiere de mucha precisión para activarlo, este es uno de los grandes inconvenientes. O también incompatibilidad, hay personas con discapacidad física que utilizan software de reconocimiento de voz y muchas veces cuando acceden a páginas web, si están mal diseñadas, sus productos de apoyo no funcionan correctamente. En el caso de discapacidad auditiva, hay personas que sí que leen perfectamente y se apoyan mucho en el subtitulado, en el texto, pero luego hay personas que son usuarias de la lengua de signos, y sobre todo las personas que han nacido sordas, tienen grandes dificultades para leer textos en el idioma que sea, porque la estructura de la lengua de signos es totalmente distinta. Por eso la principal demanda de este colectivo es que se incluyan los principales contenidos en lengua de signos. En el caso de las personas con discapacidad intelectual, muchas de ellas tienen dificultades para leer textos complejos, entonces es muy importante que en el diseño de la tecnología, por ejemplo, los textos vayan acompañados de imágenes que les ayuden a comprenderlos, de iconos, y también que se utilice un sistema de redacción de textos de fácil lectura. 

 

Con la pandemia y el auge del teletrabajo, quedaron de manifiesto muchos de los problemas de accesibilidad que tenían las herramientas empresariales. ¿Cómo han evolucionado en esta línea en los últimos tres años? 

Han evolucionado muchísimo. Nosotros en Fundación ONCE cuando entró la pandemia y nos fuimos todos a casa, había personas con discapacidad auditiva que tenían problemas para seguir las reuniones. En mi caso, que tengo discapacidad visual, cuando la gente compartía pantalla, nuestro software lector de pantalla te dice 'tal persona está compartiendo pantalla', pero no te dice qué se está compartiendo como tal. Entonces perdíamos muchísima información.  

Pero es verdad que en el tiempo de pandemia, estas herramientas fueron incorporando mejoras importantes. Por ejemplo, una de ellas es el subtitulado automático. Es verdad que no es perfecto, pero las personas con discapacidad auditiva lo activan y ante la falta de un subtitulado profesional, pues por lo menos pueden ir haciendo cierto seguimiento de las reuniones en las que participan. También se ha facilitado el que en reuniones online sea más fácil integrar la imagen de un intérprete de lengua de signos. Es verdad que quedan cosas por hacer, pero se está mejorando bastante en ese tipo de herramientas. 

 

“Una ciudad no se puede considerar inteligente si no contempla a las personas, si no son humanas” 

 

¿Qué tipos de tecnologías actuales están ayudando más en términos de accesibilidad? Por ejemplo, la IA, la impresión 3D… 

A mí me costaría posicionarme en una de ellas, pero es que en realidad en todos los casos tengo ejemplos que nos ayudan. Por ejemplo, en la impresión 3D se están diseñando productos de apoyo que ayuden a personas con discapacidad. Además, por el hecho de hacerlos en 3D es muy fácil parametrizarlo y muy económico disponer de ellos, porque la impresión 3D es relativamente barata. Entonces, se han diseñado sistemas para que personas que van en silla de ruedas puedan anclar a su silla una maleta cuando tienen que desplazarse o sistemas para apoyar los brazos cuando teclean y que sea más ergonómico el uso del ordenador.  

Luego la inteligencia artificial también está de base en muchísimas tecnologías que nos ayudan, por ejemplo, los asistentes de voz que se están integrando en los hogares tipo Alexa, Google, Apple. Nos ayudan a que las personas con discapacidad podamos gestionar gran parte de nuestro hogar haciendo uso de comandos de voz. Yo por ejemplo en mi casa tengo luces que controlo con este tipo de asistente, también las cortinas, a mí me ayuda a saber si las luces están encendidas o apagadas y a cambiar su estado de forma rápida, incluso también las cerraduras electrónicas. La conectividad de las cerraduras con estos sistemas también permite que podamos abrir las puertas de casa sin tener que estar manipulando o buscando las llaves correspondientes. 

 

Y las tecnológicas, ¿cómo se han desempeñado en este ámbito? ¿Están en deuda las todavía en materia de accesibilidad? 

Hay de todo. Sí que es verdad que muchas de las tecnológicas, sobre todo las que provienen de América, allí hay una ley desde hace bastantes años muy potente en temas de accesibilidad, entonces muchos de los productos y servicios que vienen del ámbito americano, como los productos de Apple, el sistema Windows y otros muchos, vienen con unas características de accesibilidad bastante buenas. Pero también encontramos ejemplos de buenas prácticas en otros muchos sitios. Varios fabricantes de televisores están incorporando lectores de pantalla, reconocimiento de voz y otras características en diferentes marcas, también hay cajeros accesibles, aunque están menos extendidos de lo que nos gustaría. También es cierto que aquí en España en 2019 se ha publicado una ley que se conoce como Ley Europea de Accesibilidad que va a obligar a que en el plazo de 2025 a 2030 muchos productos y dispositivos se tengan que adaptar. En unos años vamos a ver un salto importante creo yo. 

 

¿Y qué pasa con las administraciones públicas? ¿Están jugando un rol relevante dentro de esta materia o les falta aún un mayor compromiso?  

España siempre ha estado bien posicionada en materia de accesibilidad y creo que el contexto europeo también va a ayudar a que otros muchos países se sumen a esto de la accesibilidad. En el caso de la administración pública, es más fácil encontrar servicios accesibles a nivel nacional que a nivel autonómico y local, sobre todo muchas administraciones públicas pequeñas aún tienen importantes carencias en temas de accesibilidad, y es ahí donde tienen que que trabajar claramente. 

 

“Con la Ley Europea de Accesibilidad, en unos años vamos a ver un salto importante”

 

El Congreso dio luz verde a la transposición de la directiva europea sobre accesibilidad hace unos meses. ¿Qué efectos concretos verán los españoles en este ámbito?  

Por ejemplo, cajeros automáticos, sistemas relacionados con el transporte, libros electrónicos, un montón de dispositivos que no estaban recogidos en la ley, entre 2025 y 2030 deberán ser accesibles. Aunque esto ya era obligatorio porque España disponía de una ley que obligaba a que sitios web del ámbito privado de gran trascendencia económica tuviesen que ser accesibles. También se ha publicado recientemente un Real Decreto que recoge una fecha que es 2029 y 2030 e incluye que esta obligatoriedad se vaya extendiendo también a las aplicaciones móviles, como sí ha ocurrido con el sector público. Si realmente en España se cumple la ley, que eso también es algo que habrá que vigilar y sancionar, deberíamos de ver mejoras. 

 

En la fundación hablan del concepto Smart Human City. ¿De qué se trata? 

Se trata de enlazar el concepto de ciudades inteligentes con el de accesibilidad. Nosotros lo que defendemos es que una ciudad no se puede considerar inteligente si no contempla a las personas, si no son humanas. Es difícil separar el concepto de ciudad inteligente o Smart City con el de accesibilidad. Por eso unimos esta idea, Smart Human City, para de algún modo reivindicar que cuando hablemos de ciudades inteligentes no nos centremos sólo en todo lo que es manejo y explotación de datos, sino que también contemplemos a las personas y a sus necesidades. 

 

¿Esto lo están trabajando con las comunidades autónomas? 

Sí, nosotros tenemos un índice que utilizamos para medir el grado de accesibilidad de las ciudades, donde se contemplan aspectos de accesibilidad, pero también de inteligencia, de ciudad inteligente. También trabajamos con diferentes entidades para promover las ciudades inteligentes. Tenemos un convenio firmado con el clúster de Smart City y mediante ellos hemos propuesto a empresas que están integradas dentro de este clúster algunos retos en materia de accesibilidad. Por ejemplo, estamos trabajando con una empresa que se llama Sepalo Software en el diseño de un cajero ciudadano accesible o también trabajamos con otra empresa en un sistema de gestión de turnos accesibles, que al final son dispositivos que se están integrando en ciudades inteligentes, pero en los que no siempre se está contemplando la accesibilidad. 

 

Para cerrar, ¿qué nota le pondrías a España en términos de accesibilidad digital y tecnológica en comparación con el resto del mundo? 

Esa pregunta es difícil. Es cierto que si la comparativa es con el resto del mundo, yo creo que la que la nota es alta. Por ejemplo, por trabajo y por ocio he tenido que viajar a diferentes países de Latinoamérica, también a países europeos, y la realidad es que las personas con discapacidad en España nos sentimos bastante más arropadas en cuanto a medidas de accesibilidad. Yo, por ejemplo, tengo la seguridad de que aquí cambio a otra ciudad y suele haber semáforos a flexibles, sistemas de voz en los autobuses que me ayudan a saber en qué parada me tengo que bajar. Es verdad que si nos vamos a pueblos o a ciudades más pequeñas, estas medidas no siempre están. Pero sí que es cierto que cuando viajo por otros países del mundo, encontrarme estas medidas es casi lo raro. Entonces, si nos comparamos con otros, yo creo que estamos bien. 



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