La industria espacial española destaca por su alta tecnología
En el siglo XXI, hay dos temas que preocupan de manera prioritaria a las sociedades de los países desarrollados, a saber, el desarrollo sostenible del Planeta y la implantación plena de la Sociedad de la Información, también llamada del Conocimiento. La búsqueda de soluciones a la problemática que estos plantean pasa por el desarrollo de nuevas capacidades, en donde cobra protagonismo el Espacio, como laboratorio de pruebas.
Por otro lado, se viene produciendo desde hace algunos años una contratación creciente asociada al mercado comercial en España, bien a través de Hispasat como entidad proveedora de servicios vía satélite, bien mediante la demanda de equipos y servicios a la industria española fuera de los correspondientes a los programas de la ESA. Estas particularidades han hecho que el sector espacial español se caracterice por su alto contenido tecnológico.
Hacia mitad de los 90, se produce una inflexión en la tendencia observada de aumento anual de la contribución pública española a los presupuestos de la ESA, lo que lleva a una situación de disminución en términos reales, con el consiguiente perjuicio para la industria. Mientras, la propia evolución e internacionalización de Hispasat como proveedor de servicios de comunicaciones por satélite ha motivado una dinamización tanto de la industria proveedora de equipos como una mayor presencia española en el sector espacial internacional.
El panorama actual de la industria espacial española se concreta en un conjunto de empresas muy tecnificadas, capaces de ofrecer equipos y servicios altamente cualificados, pero limitados y condicionados, tanto por su tamaño como por lo exiguo de los niveles de contribución financiera de España a los diferentes programas internacionales. “España debe integrarse en las iniciativas europeas o mundiales en material espacial, y debe hacerlo manteniendo como mínimo el nivel que le corresponde por su posición en el contexto internacional. No podemos ser una excepción incomprensible entre los países importantes de Europa, y para ello tanto el sector público como la industria y la comunidad científica, tendrán que realizar esfuerzos extraordinarios”, según la Asociación Española de Empresas del Sector Espacial (Proespacio). Esta asociación, a la que pertenecen empresas como Alcatel, Astrium-Crisa, EADS-CASA, GMV, GTD, Hispasat, Iberespacio e Indra, entre otras, cree que la Administración Pública debería orientar su política a mejorar su absorción tecnológica y superar la barrera financiera creando instrumentos de financiación de mayor aceptación y menor riesgo. La otra faceta destacable de la Administración Pública consiste en su posición como principal inversor y cliente para el sector, por lo que debe establecer un incremento importante de la inversión, según la insutria, así como definir de forma precisa un programa nacional en el área espacial.
Un negocio de 327 millones de euros
Según los últimos datos de Proespacio, en el año 2001 el sector espacial español generó un volumen de negocio de 327 millones de euros, gracias a la participación en prácticamente todos los programas financiados por la ESA, en algunos programas de la NASA, así como en proyectos comerciales como Meteosat Segunda Generación (MSG), MetOp, Planck, Rosetta, SMART-1 o XMM-Newton, entre otras.
De la facturación total del último ejercicio, el sector de actividad que más ingresó fue el de los operadores, con 99 millones de euros, siguiendo el de sistemas de satélites, con 89 millones; el de diseño y fabricación de lanzadores, con 57 millones; el segmento de tierra, con 56 millones; y, en último lugar, los proveedores de servicios, con 26 millones. Esto supone un incremento respecto a los 316 millones de euros que se facturaron en el año 2000, de los cuales 101 millones de euros correspondieron a sistemas de satélites, 86 a operadores, 64 a lanzadores, 46 a segmento de tierra y 19 a proveedores de servicios.
En cuanto al destino por países de las ventas de la industria espacial española, durante 2001, 136 millones de euros correspondieron a ventas a empresas españolas, 179 a empresas del resto de países de la Unión Europea y 12 millones a otros países. Estos datos se comparan con los del año 2000, en los que la distribución por países fue de 122 millones de euros en empresas españolas, 181 a empresas del resto de países de la Unión Europea y 13 millones a otros países.