Hacia la simbiosis del cerebro y el ordenador

¿Es bueno que los ordenadores funcionen como las personas?

El motivo de que una calculadora electrónica sea atractiva y conveniente es que es exacta: no comete errores. Si fuera como el cerebro, no siempre se obtendría la respuesta correcta. Es precisamente esa diferencia lo que la hace tan valiosa: el ser humano analiza los problemas y el método de ataque, y la calculadora se encarga de los detalles difíciles. Juntos, forman un equipo muy potente.

La mayoría de las máquinas, y especialmente el ordenador, imponen sus propios términos a las personas a la hora de utilizarlas, y esos términos son la antítesis de la forma en que trabajan y piensan esas personas. El resultado es frustración, un aumento en el porcentaje de error (atribuido generalmente al usuario en lugar de a un diseño deficiente) y un rechazo general de la tecnología.
La tecnología ha sido construida deliberadamente con el fin de producir sistemas mecánicos que funcionen de manera fiable, algorítmicamente y con suficiente consistencia. Las bases en las que se fundan son matemáticas o, más exactamente, aritméticas, en el caso de los primeros dispositivos de proceso, y lógicas en los más modernos. El diseño era algorítmico y preciso: el objetivo era un funcionamiento repetible y fácil de comprender.
Puede contrastarse esto con el cerebro humano. Los seres humanos son el resultado de millones de años de evolución, en los que el principio guía ha sido la supervivencia de la especie, y no un proceso repetitivo y algorítmico. La potencia y solidez frente a circunstancias imprevistas desempeña un papel clave en el desarrollo de la evolución. La inteligencia humana ha evolucionado al mismo tiempo que la interacción social, la cooperación y la rivalidad, y la comunicación. La capacidad para aprender de la experiencia y comunicarse, y por lo tanto para coordinarse con otros, ha permitido potentes adaptaciones a los cambios que han tenido lugar en las fuerzas complejas del entorno.

Simbiosis
Al ser los seres humanos y los ordenadores unas clases de sistemas tan diferentes, debería ser posible desarrollar una estrategia simbiótica y complementaria para una interacción en cooperación. Sin embargo, los enfoques que se adoptan actualmente están equivocados. Una cuestión fundamental es cómo hacer que los ordenadores se parezcan más a los seres humanos. Este es el sueño original tras la inteligencia artificial clásica: simular la inteligencia humana.
Otra cuestión es cómo hacer que las personas se parezcan más a los ordenadores. La tecnología está diseñada hoy de forma que los diseñadores determinan los requerimientos de la tecnología, y después piden a las personas que se adapten a esos requerimientos. La consecuencia es una dificultad creciente en aprender la tecnología, junto a una proporción de errores también en aumento. Y no es extraño que la sociedad muestre una frustración también cada vez mayor frente a la tecnología.
Los seres humanos han evolucionado a lo largo del tiempo para actuar en el mundo a través de una variedad de mecanismos. Uno de ellos es la representación simbólica, suplementada por un sistema de proceso racional. Otro es la utilización de representaciones perceptivas. Y un tercero es una forma de proceso distribuido, en el que el mundo mismo y otros seres humanos forman parte del proceso de cómputo y representación.
En general, los seres humanos pueden ser caracterizados como sistemas capaces de reconocer formas y localizar significados, y excelentes en interpretar información, encontrar significado y explicar fenómenos de forma rápida y eficiente. Además, generalmente, van más allá de la información disponible, recurriendo en gran medida a un gran contingente de experiencia anterior. Los seres humanos son excelentes en el reconocimiento de formas y especialmente en el reconocimiento del contexto, así como en la integración de significado y contexto dentro de una tarea específica. Aunque todo esto es por lo general muy conveniente, en ocasiones conduce a errores desafortunados en la toma de decisiones y a una estrechez perceptiva que excluye interpretaciones alternativas.

Circuitos biológicos
¿Y si fuera posible crear circuitos biológicos? Hace cincuenta años, nadie había pronosticado el transistor, ni mucho menos los circuitos integrados ni la integración a gran escala. Es posible que en el curso de los próximos cincuenta años sea posible el proceso de datos biológico.
“Proceso” o “computación” biológica significa un sistema de neuronas, que haya crecido biológicamente en un substrato nutricional adecuado, conformado para los requerimientos de proceso del sistema en construcción. Esto no significa redes neuronales, que son simulaciones de ordenador. Tampoco significa proceso de datos DNA, en el que se explota la química de las moléculas de DNA para resolver problemas complejos. Significa neuronas que han crecido artificialmente realizando operaciones biológicamente reales, similares a las del cerebro humano.
El cerebro humano es excelente en tareas como el reconocimiento de formas, esquemas y tendencias, en el lenguaje natural y en el control de la locomoción, y el sistema sensorial no tiene igual en la enorme cantidad y densidad de sus potentes receptores para el tacto, la temperatura, el gusto, la orientación espacial y, naturalmente, la vista y el sonido. ¿Por qué crear circuitos de lógica artificial cuando podríamos utilizar los ya existentes, es decir, células biológicas?
¿Tendrán lugar otros avances en la informática y en el proceso de datos? Es muy probable. Además, el proceso de datos convencional no desaparecerá. Los ordenadores actuales son superiores a los ordenadores biológicos en exactitud, precisión y capacidad repetitiva. Puede preverse que ambos se fusionarán, destacándose los ordenadores biológicos en el reconocimiento de formas, y en los aspectos del proceso determinados por esas formas, mientras que los ordenadores lógicos serán excelentes en el cómputo numérico y en cualquier cosa que requiera precisión y poder repetitivo. El resultado podría ser una verdadera simbiosis entre personas y máquinas.

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