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Mujeres

Mujeres programadoras: una oportunidad para seguir haciendo historia

En el marco del Día Internacional de Ada Lovelace, el sector STEM hace un llamado a las mujeres para seguir mejorando las cifras de una industria que aspira a modernizarse relegando al olvido la ancestral brecha de género.

Ada
La condesa de Lovelace, precursora de la programación.

En la actualidad, las mujeres ocupan únicamente el 23% de los puestos de trabajo en el sector de las Tecnologías de la Información (TIC), una cifra que mantiene latente la ancestral brecha de género que la industria aspira a suturar. Los datos, aunque mejoran año tras año, lo hacen a paso de tortuga, lo que preocupa y demuestra que todavía quedan medidas que tomar al respecto. Un llamado a la acción que cobra protagonismo en el Día Internacional de Ada Lovelace que se celebra tradicionalmente desde el año 2009. El segundo martes de octubre se conmemora la figura de esta pionera en el campo de la programación, conocida igualmente como la precursora de la informática moderna, con el firme propósito de aumentar el reconocimiento de las mujeres en el ámbito de la ciencia, la tecnología o la ingeniería.

Augusta Ada Byron, condesa de Lovelace, fue una matemática y escritora británica nacida en 1815 a quien se le atribuye la autoría del primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina gracias a unas notas relacionadas con un invento que databan de 1842. El proyecto en sí fue impulsado por Charles Babbage, quien desarrolló la máquina analítica bajo el diseño de un computador. Si bien la mayor parte del mérito recayó sobre su inventor, el trabajo de Ada Lovelace no quedó opacado; y es que la condesa describió una fórmula para calcular los llamados números de Bernoulli. Aunque su algoritmo no llegó a probarse porque la máquina analítica de Babbage nunca se lanzó por razones políticas, sus aportaciones resultaron esenciales para la informática, puesto que pudo prever la capacidad de la máquina para ir más allá de los cálculos de números tradicionales.

Su reconocimiento sirve de punto de partida a una industria tecnológica moderna que busca incorporar a sus filas más mujeres, tradicionalmente infrarrepresentadas en el sector. De hecho, según reza el estudio Competencias transformadoras para la igualdad de género en la sociedad y la economía digital del Observatorio de Igualdad de Empleo, en España las mujeres ocupan solamente el 23% por ciento de los puestos de trabajo en el sector tecnológico. Precisamente por este motivo nacen diversas iniciativas que fomentan el interés de las mujeres por estas carreras y visibilizan su empleabilidad en el sector. Este es el caso de Adalab, la escuela tecnológica que también le debe su nombre a la matemática, o de allWomen, un espacio seguro, empoderador y de red articulado por y para mujeres en el sector tecnológico.

 

Retrato robot de las nuevas programadoras en España

Con el fin de conocer cuál es el perfil de las mujeres que deciden cambiar su rumbo profesional e introducirse en un sector especialmente ocupado por hombres, Adalab ha llevado a cabo un estudio entre sus alumnas. Del mismo se desprende que las mujeres que se preparan para ser programadoras en busca de una segunda oportunidad laboral tienen una edad media de 31 años. La mayoría, cuentan con estudios universitarios (el 77%), y casi la mitad, tienen un nivel de inglés igual o superior a un B2 (el 42%).

Además, de las programadoras que pasaron por la escuela la mayoría estaban en situación de desempleo antes de hacer la formación (el 70,5%) y provenían de sectores totalmente diferentes al mundo tech. De hecho, solo el 2% habían estudiado previamente Informática. La mayoría provenían de la rama de las Ciencias Sociales y Jurídicas (el 43%), el 24% de Artes y Humanidades, el 7% de Ciencias de la Salud y el 10% de la rama de Ingeniería y Arquitectura.

“Las mujeres tienen que pasar de ser espectadoras a ser protagonistas en el sector. El futuro tecnológico debe ser inclusivo y estamos más cerca de conseguirlo. Poco a poco, hay más mujeres que quieren formarse para poder ocupar puestos de trabajo que, hasta el momento, solo ocupaban los hombres”, asegura Inés Vázquez Ríos, cofundadora y CEO de Adalab. “Nosotras pertenecemos a esa generación de niñas que como muchas otras se educaron sin referentes femeninos en ciencia y tecnología. Ahora, trabajamos para que otras mujeres se formen en un sector con futuro lleno de oportunidades en el que la demanda de empleo supera a la oferta. Hay que romper la brecha de género en el sector tecnológico”, concluye Rosario Ruiz, cofundadora & COO de la escuela.



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