Dudas sobre el futuro de BIT
Las ferias deben ser el punto de encuentro de la oferta y la demanda. Ahora bien; ¿qué ocurre cuando uno de los dos componentes de la ecuación falla? El resultado está a la vista y se llama BIT 2001. El protagonista de la presente edición de la feria ha sido el vacío que “llenaba” los anchos pasillos de la feria, para desesperación de las empresas exhibidoras que han destinado una parte de sus presupuestos a la cita barcelonesa. Si en 2000 muchas empresas decidieron apostar por el Salón catalán ante el nuevo planteamiento que se anunciaba y el apoyo de un buen número de instituciones regionales, en la presente edición se ha confirmado que lo visto en el 2000 fue un espejismo. Ha faltado promoción para llenar un recinto ferial que, pese a quien pese, y por encima de todos los discursos grandilocuentes de los responsables de Fira de Barcelona, resulta poco atractivo para el visitante. Y ha faltado, como viene siendo tradicional en este certamen, una inversión fuerte en publicidad de todo tipo y en toda clase de soportes. Se diría que Fira de Barcelona no es capaz de, primero, despertar el interés de los posibles visitantes, y, segundo, hacer atractiva -y cómoda- su asistencia al Salón. Pero estos dos errores, básicos, se repiten año tras año en una sospechosa demostración de desidia y empecinamiento que contrasta con la consolidación de SIMO TCI como la gran feria del sector. Si lo que realmente quiere Fira de Barcelona es potenciar BIT, la receta es sencilla: una promoción conveniente que atraiga visitantes a un recinto ferial cercano a la ciudad y al que resulte cómodo asistir (se llama Montjuïc 1), y un modelo comercial coherente que facilite la asistencia de expositores (en otras palabras: reducción de precios). Ahora bien, si lo que quiere Fira de Barcelona es acabar definitivamente con el certamen, que lo haga cuanto antes. Así, todos ahorraremos tiempo y dinero.
