Crece la incertidumbre en el mercado europeo de 3G

La incertidumbre vuelve a apoderarse del mercado de telefonía 3G en Europa alimentado con promesas rotas de operadores de redes y fabricantes de equipos. En esta ocasión son Vodafone y Orange, la subsidiaria de celulares de France Telecom, los que anuncian nuevos recesos en la salida del servicio.

Vodafone D2 GmbH de Alemania tenía previsto lanzar el servicio 3G durante el segundo semestre de 2002 pero ha decidido aplazarlo hasta el primer semestre de 2003, una fecha aún sin determinar y que podría alargarse aún más declaraciones de Jürgen von Kuczkowskin, CEO de la operadora.
Este anuncio se produce un día después de que Orange SA solicitará al gobierno sueco tres años más para construir una red que pueda ofrecer cobertura a 8,3 millones de personas en lugar de los iniciales 8.9 millones. Un cambio de estrategia que se produce como consecuencia de la multitud de problemas con los que la operadora se ha encontrado: la obtención de permisos para las estaciones de bases, fabricantes que no pueden entregar los equipos a tiempo, una demanda cuestionable de servicios inalámbricos de datos y el rechazo de los mercados financieros que se han vuelto contra los operadores de 3G.
Un día antes de la solicitud de Orange, la subsidiaria noruega Tele2 AB de Suecia solicitó al gobierno sueco simplificar los requisitos para la instalación de 3G. El operador dijo que no realizará más inversiones en las operaciones de 3G en Noruega, citando altos costos e incertidumbre en cuanto a las posibles ganancias en la tecnología durante el próximo año y los siguientes. Por su parte, Sonera Corp. de Finlandia también ha suspendido todas sus operaciones comerciales en Alemania.
Ya en nuestro país, Telefónica de España ha decidido suspender la expansión de 3G en Austria, Italia y Suiza, alegando “cambios significativos en el mercado desde una perspectiva de competencia, tecnológica, financiera y regulatoria”.
Tan solo en Alemania, la salida de los operadores españoles y finlandeses supondrá la retirada de los 8.500 millones de euros previstos de inversión, por lo que ya se están barajando efectos colaterales que alcanzarán a liquidaciones y retiros en el mercado de telecomunicaciones de Europa.
Los operadores acusan a los fabricantes de teléfonos móviles de los retrasos, alegando que las redes están listas pero faltan aparatos, pues ellos siguen con los planes fijados por Ley para el despliegue de sus redes.

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