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El Covid-19 aumenta la brecha digital en las personas con discapacidad

La crisis de la COVID-19 ha evidenciado la importancia de las nuevas tecnologías como factor de inclusión social y laboral. Sin embargo, casi la mitad de las personas con discapacidad (45%) siguen encontrando barreras.

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Esta semana, el próximo día 15 de julio se celebra el Día Internacional de las Tecnologías Apropiadas, una fecha para reflexionar sobre el impacto de las tecnologías en la vida de las personas con discapacidad. 

A raiz de esto, la Fundación Adecco, con el apoyo de Keysight Technologies Spain, presenta el informe Tecnología y Discapacidad. Si bien en años anteriores se desprendía la conclusión de que las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial se habían convertido en aliadas imprescindibles para la mejora y normalización de la vida de las personas con discapacidad, así como en su acceso al empleo. Ahora, analizando la era post-Covid-19, salta la alarma sobre una realidad que es necesario visibilizar: todavía son muchas las personas con discapacidad víctimas de la brecha digital y que encuentran barreras para acceder a las nuevas tecnologías. Un hecho importante pues podría abocarlas a la exclusión absoluta en un contexto en el que lo digital ha adquirido una importancia sin precedentes, tanto a nivel social como profesional.

Son muchas las personas con discapacidad víctimas de la brecha digital y que encuentran barreras para acceder a las nuevas tecnologías

Antes de la pandemia, un 31,3% de las personas con discapacidad, se encontraba en riesgo de pobreza y/o exclusión, según el índice AROPE, porcentaje un 28% mayor (7 puntos porcentuales) que el que soportaban las personas sin discapacidad. Por otra parte, la tasa de riesgo de pobreza de las personas adultas con discapacidad, alcanzó en 2018 el 28,2%, la cifra más alta de toda la serie histórica. En la misma línea, la privación material severa entre las personas con discapacidad alcanzaba el 8,4% en la era pre-COVID-19, un 90% (4 puntos porcentuales) superior a la registrada entre las personas sin discapacidad. 

"Desde la Fundación Adecco trabajábamos con personas con discapacidad en grave riesgo de exclusión que hoy se han visto en una situación crítica, tanto económica como socialmente. Muchos vivían en unidades familiares sustentadas por la economía irregular y con el estado de alarma perdieron toda fuente de ingresos.  Por otra parte, con gran parte de ellos veníamos trabajando en un itinerario profesional cuyas rutinas presenciales se interrumpieron de forma drástica, lo que ocasionó un gran shock emocional y el afrontamiento de una situación de aislamiento inesperada, de la que aún se están reponiendo” comenta Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. 

Factor de inclusión social y laboral 

Uno de los indicadores clave para medir la pobreza y la exclusión social es el acceso a las nuevas tecnologías de las sociedades y de los diferentes segmentos de la población. Este hecho se ha evidenciado durante el estado de alarma, en el que el papel de lo digital ha sido crítico para mantener las relaciones sociales y en muchos casos el trabajo, a través de fórmulas telemáticas.

Si para todos los ciudadanos las nuevas tecnologías han sido la ventana al mundo durante la cuarentena, para muchas personas con discapacidad han representado la válvula de escape definitiva para superar el aislamiento y sentirse acompañadas: un 86% así lo declara. En este sentido, durante el confinamiento han realizado diferentes acciones tecnológicas y/u online: llamadas o videollamadas con familiares y amigos (79,3%), acciones formativas encaminadas a la mejora de la empleabilidad (60,5%), compra de productos online (54%) y gestiones online (citas, prestaciones, etc) (41,5%).

No obstante, un 14% manifiesta no haber realizado ningún tipo de acción online durante el estado de alarma, siendo inevitable inferir un mayor riesgo de exclusión social entre los que así han respondido.

Acceso a internet como derecho fundamental

De la universalidad del concepto de internet se infiere el derecho de todas las personas a acceder a la world wide web y no solo desde el pc, sino también desde el móvil, como se está produciendo y consolidando en los últimos años.

Un 13% de los encuestados con discapacidad no tiene conexión a internet en su vivienda. Y aunque el 87% restante sí dispone de conexión, un 38% admite no desenvolverse con soltura en el entorno online

A pesar de esto, los niveles de acceso a internet continúan siendo extremadamente desiguales y, a día de hoy, pues un 10% de la población española -aproximadamente 5 millones de ciudadanos- no tienen conexión a la red, según un informe de la empresa de telecomunicaciones Eurona. Si bien esta situación afecta especialmente a zonas rurales y concretamente a personas de avanzada edad; también entran dentro de este porcentaje las personas con discapacidad también son un núcleo especialmente expuesto al aislamiento digital, a tenor de sus mayores niveles de pobreza y exclusión social. Según el informe, un 13% de los encuestados con discapacidad no tiene conexión a internet en su vivienda. Y aunque el 87% restante sí dispone de conexión, un 38% admite no desenvolverse con soltura en el entorno online.

La ausencia de conexión a internet y las dificultades para navegar por la red ahondan la brecha laboral entre las personas con discapacidad, en la medida en que no pueden buscar empleo a través de los canales online ni construir su marca personal, entre otros.  En la era digital, se hace evidente la necesidad de disponer de marcos legales y regulatorios que garanticen el acceso a la red como derecho fundamental y universal, en línea con la Agenda 2030. El único camino es la apuesta por la Accesibilidad Universal y el desarrollo de programas formativos que acerquen las nuevas tecnologías a las personas con discapacidad de un modo crítico, eficiente y seguro”- destaca Mesonero.



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