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¿Es Larry Page el CEO adecuado para Google?

La decisión de Google de cambiar de CEO ha planteado una pregunta clave entre analistas y expertos del mercado: ¿Está tratando la empresa de arreglar algo que no está roto?

El último anuncio de Google confirmaba que Eric Schmidt, quien fue contratado como CEO en 2001, hará entrega de su papel en la compañía al co-fundador Larry Page a principios de abril. Además de ejecutar las operaciones del día a día, Page continuará liderando el desarrollo de productos de Google. Por su parte, Schmidt, como presidente ejecutivo, se centrará en iniciativas externas tales como clientes, reuniones con organismos regulatorios y la negociación con partners, mientras que Sergey Brin, el otro fundador, se centrará en “proyectos estratégicos” y, sobre todo, en nuevos productos.

El objetivo final, según señalaron los tres protagonistas en una conference call con periodistas norteamericanos, es agilizar la toma de decisiones e hicieron hincapié en que Page está totalmente preparado para ser CEO, mostrándose felices por los nuevos roles de la organización, que “mejorará los ya sólidos resultados financieros de Google, la innovación tecnológica y el crecimiento del negocio”.

¿Será Page adecuado?

Sin embargo, los analistas no las tienen todas consigo y esperan que tengan razón ya que esta medida podría hacer bajar a la compañía en proporciones históricas. 

Cuando Schmidt se convirtió en CEO hace casi una década, Google era una prometedora pero pequeña compañía privada enfocada exclusivamente al buscador web, sin mucho más modelo de negocio del que hablar. Y es que, fue creada y liderada hasta entonces por Page y Brin, dos brillantes estudiantes de posgrado de la universidad de Standford con muy poca experiencia en gestión empresarial.

Con los años, Schmidt ha ayudado a Google, fundada en 1998, a convertirse en una de las más grandes, exitosas e influyentes compañías que cotizan en bolsa en todo el mundo. “Schmidt tienen una gran trayectoria y ha dirigido Google con una gran éxito”, apunta Ray Valdes, analista de Gartner.

Schmidt, quien anteriormente había sido CEO de Novell y CTO de Sun, ha sido la cara pública de Google gracias a su calma y su conducta relajada, mientras que la compañía se ejecutaba como un triunvirato con Page y Brin.

Sin embargo, ahora algunos se preguntan si Page estará a la altura para dirigir una empresa tan grande, poderosa y cada vez más diversa. “Supongo que la pregunta es si ser el CEO de Google es lugar adecuado para comenzar su entrenamiento ejecutivo. Puedo decir con seguridad que si Page fuese a solicitar el puesto de CEO a cualquier otro lugar, no lo conseguiría”, apunta Allen Weiner, otro analista de Gartner.

Valdés se pregunta además si lo que realmente ha pasado detrás de las cámaras es que Schmidt ha dimitido voluntariamente como consecuencia de la fatiga después de una intensa década a la cabeza y Page se haga cargo hasta que se encuentre un nuevo líder.

El analista y editor Danny Sullivan tiene un pensamiento muy similar al de Valdes. “Los dos fundadores no son muy apropiados para diversos eventos como ofrecer entrevistas a la prensa o conferencias. Y es que, parte de la función de Schmidt ha sido el ser la cara de confianza de Google para estas cosas. Pero haber tenido ese papel puede haberse cobrado un caro peaje”.

Lo negativo de Schmidt

Sin embargo, Steve Arnold, analista de la firma ArnoldIT, ha criticado a Schmidt por haber dejado a Google demasiado dependiente de la publicidad del buscador. “No ha diversificado sus fuentes de ingresos de una manera significativa”. El éxito financiero de Google se ha debido, en gran parte, a la venta de publicidad y eso se debe a la pequeña influencia de Schmidt.

Arnold también encuentra fallos en los comentarios públicos del CEO de Google durante 10 años alegando que en ocasiones ha alimentado controversias existentes. Además, va más allá y señala que la compañía ha tenido problemas para retener empleados con talento, dejándoles ir a Facebook y a nuevas empresas prometedoras.

Pero, a pesar de que Google sigue generando la mayor parte de sus ingresos de publicidad en sus páginas de resultados y sitios web asociados, la compañía ha extendido sus alas durante el mandato de Schmidt. Comenzó por complementar su servicio de búsqueda con otros servicios on line para consumidores, en ocasiones en mercados ya establecidos, como lo hizo con Gmail en 2004.

También se ha convertido en un actor clave en el mercado de la movilidad con su plataforma Android y con versiones móviles de sus diversos servicios y aplicaciones. Así, la compañía ha entrado en el mercado del software empresarial con Google Apps y su navegador Chrome, y su sistema operativo podría convertirse en un nuevo proveedor de informática personal.

Un gran reto para Page será luchar contra la gran influencia que ejercen los sitios de redes sociales como Facebook y Twitter, que han invadido parte del territorio de Google, tanto en publicidad como en difusión de contenidos on line. Y es que, “una de las cosas que faltan en la estrategia de Google ha sido el componente social”, apunta Weiner. “Creo que la capacidad de moverse hacia una importante estrategia de redes sociales puede ser más fácil para un CEO más joven”. De hecho, el fracaso en este campo puede haber sido provocado en parte por el CEO.



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