Especial CW Pulso al escenario digital pospandémico

La digitalización en tiempos de pandemia

La convergencia de tecnologías como la IA, la IoT, la nube, el extremo y el blockchain está propiciando una nueva realidad que nos va a llevar a desmaterializarnos y a vivir en el metaverso.

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Antes de la pandemia, la digitalización era solo una oportunidad, no para mí, que llevo más de 20 años reivindicando su importancia, sino para gran parte de los responsables políticos, empresas y ciudadanía en general. Ahora, después de la COVID-19, ya nadie duda de que es una necesidad. Los más expertos lo tienen claro, el futuro es digital o no será. Para el resto de la sociedad se ha convertido en una forma más de trabajar, comunicarse o consumir ocio y entretenimiento.

Si echamos la mirada atrás, desde que se comercializaron los primeros accesos a Internet a mediados de los años 90 del siglo pasado, hasta la pandemia, muchas cosas habían cambiado. Por ejemplo, ya casi no nos llamamos por teléfono, sino que nos enviamos mensajes; la música la escuchamos por streaming y realizamos las gestiones con el banco en remoto. Compramos nuestra ropa en tiendas online y reservamos nuestro transporte en una aplicación.

A principios de nuestro siglo, la mayor preocupación del Gobierno era la velocidad de acceso, la brecha digital y sobre todo la cobertura de Internet. Recuerdo perfectamente que en 2004 la cobertura en España era del 45% a una velocidad de 256 kbps. Consciente de la capacidad transformadora de estar conectado, se pusieron en marcha planes de despliegue de banda ancha, que han llevado a nuestro país a ser hoy líder mundial en fibra óptica.

Durante la pandemia, hemos podido disfrutar del resultado de invertir en redes de telecomunicaciones durante más de 20 años, con financiación pública, nacional y europea, y privada, lo que ha permitido, de un día a otro, cuando nos confinaron, incrementar el tráfico en Internet en más de un 50% sin que el servicio, la velocidad y la calidad de acceso se resintieran, a diferencia de los países de nuestro entorno. Creo que merece la pena recordarlo, ahora que lo peor, espero, haya pasado.

Con todo ello, y otros planes de impulso de la sociedad digital, como se denominaban entonces, me refiero al Plan Avanza, hemos sido capaces de superar el mayor reto social que hemos tenido en más de 50 años. No fue fácil para nadie; empresas, administraciones y familias, relacionarse a través de dispositivos electrónicos con clientes, proveedores, ciudadanos y seres queridos. Sobre todo, en circunstancias personales tan duras. Pero el cambio sucedió en días.

Algunas cifras dan evidencia de lo mucho que hemos avanzado en digitalización en tan poco tiempo. El tráfico de videoconferencias se ha más que doblado, el número de compradores por Internet se ha multiplicado casi por dos, el uso de las redes sociales se ha incrementado más de un tercio y el consumo de plataformas en streaming de ocio y entretenimiento llegó a crecer un 100%, aunque esta cifra está tendiendo a normalizarse.

La ciudadanía estuvo a la altura del reto que supuso la COVID-19 pero también las administraciones, las empresas y los trabajadores, sobre todo teniendo en cuenta la velocidad a la que nos tuvimos que adaptar. Estudios recientes confirman que en en apenas un año se avanzó, según en qué criterios, los mismo que entre siete y 10 años. Además, establecen que la nueva realidad está para quedarse. Ya nadie contempla, por ejemplo, trabajar los cinco días de la semana de forma presencial.

Pero la realidad digital es líquida si tenemos en cuenta que todo está volviendo a cambiar nuevamente y a mayor velocidad si cabe. En estos últimos meses ya no hablamos de fibra óptica, sino de redes 5G; ni de conexiones a Internet, sino del Internet de las cosas (IoT, de sus siglas inglesas); y añadimos nuevas realidades como la inteligencia artificial (IA) y los metaversos. Las miradas de la ciudadanía vuelven a ser de vértigo. Parece que cuando se pronosticaba tranquilidad, ahora de verdad está llegando el cambio.

Así es, estamos pasando de una era de cambios a un cambio de era. Las máquinas inteligentes, capaces de aprender y de tomar decisiones, es una alteración de paradigma que va a tener mucho más impacto que las comunicaciones digitales por dispositivos fijos y móviles. La convergencia de tecnologías como la IA, la IoT, la nube, el extremo y el blockchain está propiciando una nueva realidad que nos va a llevar a desmaterializarnos y a vivir en el metaverso.

En este caso, la pandemia ya no va a ser, afortunadamente, el catalizador del cambio, sino la necesidad, otra vez, de ganar el futuro. Yo lo vuelvo a tener claro, lo que no sé es si el resto de la sociedad lo ve de la misma manera. Queda, en todo caso, este decenio por delante, hasta el 2030, para de verdad poder aprovechar todas las oportunidades de esta nueva ola digital. Después quizás ya sea tarde. Así que toca ponerse a trabajar; el futuro lo construimos desde hoy.

 

El autor de este artículo es David Cierco Jiménez de Praga, director ejecutivo de la Fundación Alianza Digital 2030 y exdirector general de Red.es

 



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