Juan Soto, Presidente de Hewlett-Packard Española

"Los 80 se caracterizaron por el afán protector de una industria nacional absolutamente pobre"

Una vida dedicada a las Tecnologías de la Información, y más concretamente a una empresa: Hewlett-Packard Española. Está claro que esa persona no podía ser otra que Juan Soto, un referente cuando se intenta analizar el perfil del ejecutivo modelo dentro del sector de las TI. Durante su trayectoria en Hewlett-Packard, Soto ha logrado imprimir a la compañía de un estilo particular, pero no sólo eso ha alzado a su conducido a su compañía hasta lo más alto. Hasta situarla como ese espejo en el que a toda empresa que quiere abordar la nueva sociedad le gustaría verse reflejado. Juan Soto no sólo ha desarrollado su dotes de liderazgo en HP, sino que voz se ha dejado oír en infinidad de tribunas públicas, y todo ello con el objetivo, de aportar su sólida experiencia y conocimiento del sector a la sociedad en general, y muy en particular a la Administración. “Hace veinte años, y si mal no recuerdo, tuvo lugar la creación en España de la primera Dirección General de la Industria Informática y Electrónica que dependía del Ministerio de Industria. Hasta entonces, el sector era tan pequeño que se encuadraba dentro de la Dirección General de las Industrias Siderúrgicas y Navales”. Estaba claro que en aquellos momentos no existía un sector con identidad propia, ni tampoco una masa crítica que lo refrendase. “Bien, pero como decía esa Dirección General nace en un momento oportuno, pero contaminada por la visión excesivamente parroquial y nacionalista de una incipiente ANIEL (Asociación Nacional de Industrias Electrónicas), que defendía las barreras a las importaciones del exterior, y apoyaba la Ley de Defensa de la Industria Nacional del año 1937, la cual se llevaba como estandarte ante la amenaza del exterior”. Juan Soto continúa aportando su visión sobre el panorama tecnológico de los años 80, y llega a asegurar que “España era un país con miedo, y es necesario esperar hasta los años 90 para que se disponga de algún tipo de industria nacional con un tinte más o menos internacional”. Otra ley que, según apunta Juan Soto ralentizó en gran medida la creación de un tejido industrial era aquella en virtud de la cual se impedía que hubiera mayoría de capital extranjero en una compañía de carácter industrial. “Era un contexto -los años 80- caracterizado por un afán protector de una industria nacional absolutamente pobre. En cambio hoy, España es el duodécimo país que más apoya la cooperación internacional”. Ahondando en lo que supusieron para la industria nacional aquellos años, Soto insiste en que “en aquellos momentos España no tenía ningún futuro. Se tenía verdadero terror a que el desarrollo industrial de España estuviese en manos del extranjero. No había ningún interés por atraer la innovación tecnológica, es más se desanimaba a la inversión extranjera, y este el motivo principal, por el cual nuestro país, desde el punto de vista industrial, continúa siendo un país subdesarrollado”.
A lo largo de la conversación, Juan Soto, cita un nombre: Joan Majó, que parece ser el que sacó a España de esa oscura situación. “Efectivamente, Majó vino con una visión absolutamente moderna, y rápidamente fue consciente de la absoluta necesidad de la inversión extranjera en el sector de la informática y la electrónica. Comenzaba así la apertura de España hacia el exterior”. Estaba claro que la informática empezaba a llegar a España; por ello el paso siguiente, era que la informática llegase a las empresas usuarias. “Evidentemente que las ramas comerciales de las empresas desarrollaban cierta labor de apostolado”. Ya a finales de los 80 a España le surge otro reto: Europa, y aquí parece que es el sector de las tecnologías el que juega un papel clave para situarse con un papel de liderazgo en ciertos sectores. “Ciertamente, nuestro sector contribuyó enormemente a que España retomara su papel en Europa. Hay que tener en cuenta que uno de los condicionantes se centraba en que las empresas españolas adquiriesen los ratios de competitividad necesarios para estar en Europa”. Y, España se adaptó. “Este país cuando se le obliga a aceptar un desafió como el de Europa, lucha como nadie. Por eso, yo la labor de apostolado que anteriormente he citado se la otorgo más al sector financiero, puesto que cuando a finales de los 80 se le obliga aceptar el desafío de la presencia de la banca extranjera, la forma en la que el sector informático reaccionó fue realmente espectacular. Tan espectacular que animó al sector financiero a realizar unas impresionantes inversiones en informática para hacer frente a ese reto y demostró no sólo que estaba a la altura, sino que se situó a la cabeza de la banca europea actual”. Superado ya el siglo XX, Juan Soto valora las diferentes intervenciones del Presidente del Gobierno apoyando la Sociedad de la Información. “Es francamente positivo, pero debemos ser justos y citar un referente clave que se personalizó en la figura de Víctor Izquierdo, cuando en los años 80 lidera el apoyo de la Administración Pública del sistema operativo Uníx. Aquello fue un cambio revolucionario. Eso permitió que hubiera un sector que apoyaba la apertura hacia el exterior, y se liberase del yugo que suponía disponer de sistemas propietarios” Llegamos al futuro, y Juan Soto lo primero que asegura es que “aunque existía desde hacía unos años, ninguno intuíamos la revolución que iba a suponer Internet, pero Internet no ha hecho nada más que empezar”. En cuanto a la euforia que se produjo y todavía se produce en los mercados bursátiles, Juan Soto admite que “se ha producido una especie de encantamiento del inversor para que se apoye el cambio; para que su adopción sea más rápida de lo que se pudiera pensar. Pero, insisto, sólo estamos en los albores; queda mucho por hacer”.

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