La música gratis en la Red tiene los días contados

Después de Napster, la industria discográfica tiene su punto de mira sobre Audiogalaxy y el resto de sistemas de intercambio de archivos para evitar la violación de derechos de autor. Sin embargo, existen posibilidades para cambiar el modelo de negocio de música online legal, y evitando el monopolio de las grandes casas discográficas.

El servicio de búsqueda y descarga de archivos musicales MP3 Audiogalaxy ha aceptado las condiciones que le imponía la industria discográfica norteamericana, y finalmente se ha visto obligada a dejar de suministrar archivos musicales a sus usuarios. A partir de ahora, Audiogalaxy tendrá que obtener el permiso de los artistas y casas discográficas para permitir realizar búsquedas de canciones.

La decisión de Audiogalaxy se ha producido a raíz de que dos discográficas norteamericanas denunciaran a la compañía el mes pasado por vulnerar los derechos de autor. La poderosa Asociación Americana de la Industria Discográfica (RIAA), ha fijado su punto de mira en Audiogalaxy, después de haber ganado la batalla contra Napster, y obligará a Audiogalaxy, como ya lo hizo antes con Napster, a que sólo ofrezcan archivos MP3 autorizados por las casas discográficas y los artistas. Ante la amenaza de un nuevo proceso legal como el que ha acabado con Napster, Audiogalaxy ha preferido "cerrar el grifo" de su servicio gratuito y acatar las condiciones de la industria. Se calcula que el software de Audiogalaxy lo han descargado 30 millones de internautas.

Uso restringido
El futuro de Audiogalaxy es ahora incierto. La compañía utilizará un filtro para evitar la descarga ilegal que le permitirá seguir operando, pero al restringir su oferta a las canciones autorizadas por las discográficas, sufrirá las mismas consecuencias que Napster, que vio cómo sus usuarios huyeron a otros sistemas de descarga más potentes, como Kazaa, Morpheus, o Gnutella. Las empresas propietarias de estos sistemas ya han anunciado que no pueden enfrentarse a un proceso judicial porque no tienen fondos para costearse su defensa.

El argumento que utilizan estas empresas es que simplemente facilitan al usuario un programa para que intercambie archivos con otros usuarios, pero esto no parece ser suficiente para las discográficas, que las acusan de fomentar la copia ilegal. La solución para algunas empresas y servicios de descarga musical está siendo aliarse con las mismas casas discográficas. Por ejemplo, FullAudio ha conseguido que Bertelsmann invierta 14 millones de euros en su sistema de descarga de archivos, y además tendrá a disposición su catálogo de artistas y canciones a través de su servicio MusicNow. FullAudio también tiene acuerdos con EMI, Universal y Warner para disponer de sus catálogos.

El cambio en el modelo de intercambio gratuito de archivos hacia servicios legales y de pago, parece irreversible. La Federación de la Industria Fonográfica, otro poderoso lobby norteamericano, calcula que en mayo de 2002 existían tres millones de personas utilizando sistemas de intercambio de archivos MP3, y 500 millones de éstos, circulando por Internet.

Alternativas al monopolio discográfico
Hasta el momento, FullAudio y Listen.com son las dos únicas plataformas que han coseguido atraer a las cinco grandes discográficas de la industria, que siguen luchando legalmente contra los sistemas de intercambio de archivos. Sin embargo, muchos piensan que la música fuera de los circuitos de las grandes discográficas, seguirá fluyendo a través de Internet con nuevos sistemas o formas de negocio. Tal es el punto de vista de Robert von Goeben, antiguo responsable de una gran discográfica, que defiende la puesta en marcha de un nuevo tipo de sellos discográficos online, que acaben con el insultante control de la música que ejercen las grandes discográficas, basado en "obscenas cantidades de dinero". La distribución online de música está acabada, según von Goeben, pero si las empresas independientes en Internet toman el control de los derechos de autor, pueden suponer una amenaza para las grandes discográficas, y una forma de descentralizar un mercado monopolizado.

El control que ejercen las casas discográficas sobre la música, determinando las condiciones de edición, publicación y distribución de la música, es lo que para van Goeben supone una desventaja respecto a la música accesible a través de Internet. El único servicio de pago por el que el usuario puede estar dispuesto a pagar sería un servicio que incluyera un catálogo completo y detallado de temas, sin restricciones de escucha, descarga o reproducción. Evidentemente, las discográficas no están dispuestas a facilitar unas prestaciones tan flexibles a los usuarios con un servicio que estaría muy cerca de lo que fue Napster. Por eso, según van Goeben, el punto a su favor que tienen las pequeñas compañías que se dediquen al negocio de la música online vendrá dado por el cambio de papeles que se produzca en la industria, cuando la creación y la producción musical vea una alternativa en los sellos independientes a través de Internet.

RIAA: www.riaa.org
Audiogalaxy: www.audiogalaxy.com

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http://www.idg.es/iworld/noticia.asp?id=23788&sec=

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