“Vienen 10 años extraordinarios de cambios”

La pandemia y la integración de la compañía portuguesa Noesis (que compró a finales de 2019 por 14 millones de euros) han condicionado la marcha de la consultora de origen gallego Altia en 2020. Aun así, la empresa fundada y presidida por Tino Fernández ha arrojado unas cifras “positivas”, según expone el directivo a ComputerWorld. El pasado año, Altia facturó un 80% más que en 2019 y alcanzó casi los 130 millones de euros, aunque su beneficio, de 6,2 millones, se resintió y cayó un 4% respecto al ejercicio precedente. “Podríamos haber crecido más, pero 2020 ha sido un año complejo, marcado por la pandemia y por la integración que hemos tenido que acometer de Noesis. Así que yo calificaría el pasado ejercicio como positivo”, señala el portavoz.

Fernández asegura que, a pesar del ‘boom’ de la digitalización que muchos sectores están experimentando durante la pandemia, que ha acelerado los proyectos de TI, “hay empresas, en las que tenemos presencia, que se han visto obligadas a paralizar proyectos, sobre todo del ámbito de la fabricación automovilística y del mundo del turismo, muy afectado por la crisis sanitaria. Incluso en el sector de retail se han parado iniciativas; así nos pasó con un cliente nuestro, Inditex”. No obstante, añade, “muchos clientes, a pesar de estar muy afectados, han mantenido su inversión en TI, conscientes de la importancia de la transformación digital en el futuro y de que dicha inversión les hará salir de esta crisis; de hecho, hemos visto la aceleración de otros proyectos, sobre todo aquellos relacionados con la analítica de datos y la inteligencia artificial o el comercio electrónico. Además, estamos creciendo en otros segmentos, como es el de low code, ahora una tendencia claramente en auge”. 

Es más, Fernández indica que su compañía está ganando ahora tantos proyectos que el reto al que se enfrentan en la compañía es poder ejecutar todos. “El problema es la producción, no la venta. Para ello estamos contratando continuamente personal, aunque nos encontramos con un gap de talento, faltan perfiles digitales en España”. Los fondos de recuperación que vendrán de Europa, añade, ayudarán a incentivar este tipo de proyectos y al propio sector de TI. “Vienen 10 años extraordinarios de cambios, de ebullición y un mayor peso de la economía digital”, vaticina.

Objetivo: triplicar el negocio en 10 años

El negocio de Altia, que proviene en un 60% de la industria, un 28% de la Administración pública y un 12% del ámbito de los servicios financieros, está fuertemente apalancado en la Península Ibérica, aunque cada vez incrementa más su presencia internacional. En la actualidad España genera el 54% de su facturación y Portugal el 23%; otro 20% proviene de otros países europeos (fundamentalmente Irlanda y Holanda) y el 3% restante de otros (Brasil, Chile y Estados Unidos).

Fernández aspira a “triplicar el negocio de la compañía en 10 años”. Para ello, asegura, proseguirá su política de compras. “Siempre estamos observando el mercado, pero nuestro objetivo no es anexar ebitdas, solo compramos aquellas compañías que vemos que pueden encajar con nuestra cultura”. 

En estos momentos, afirma, Altia está analizando operaciones en Madrid, Barcelona (donde abrió oficinas en 2020), en Baleares y Canarias. “En Málaga no estamos pero nos gustaría tener presencia, pues es un enclave muy atractivo para el talento”. Fuera de España, desvela, la consultora está estudiando una compra en Irlanda. “Nuestra idea de cara a 2021 y 2022 es hacernos fuertes en los mercados en los que ya estamos y mantener nuestro crecimiento. Y no perder nuestro ADN, el de una compañía preocupada de verdad por sus clientes que desarrolla proyectos punteros en tecnología”.

Fernández ve claramente la tendencia hacia la concentración que está experimentando el sector de servicios de TI desde hace años. “Los proyectos que se demandan requieren actores de mayor tamaño”, concluye. Preguntado por la posible compra de Altia por otro jugador, el directivo espeta: “No tengo la idea de que nos compren”.