La multiplicaciþn se hace realidad en las tarjetas inteligentes

Los procesos de miniaturización e incremento de la velocidad de los microprocesadores, la segmentación de memoria no volátil, la plataforma Java o las tecnologías mixtas (con contacto y sin contacto), son algunas de las cuestiones que están permitiendo un veloz desarrollo de la tecnología en tarjetas chip.

Hoy en día, las aplicaciones monetarias han abierto el camino a su utilización en sectores como la salud, transporte, universidad, telecomunicaciones o pago por visión (Pay TV). A la cabeza mundial de este mercado, con predominio europeo, se encuentran la industria francesa donde destacan compañías como Gemplus, Schlumberger o Bull.

Desde su introducción a través de funciones monetarias (débito/crédito, monedero electrónico, home banking o seguridad en comercio electrónico), las posibilidades de aplicación de la tarjeta chip no ha hecho sino ampliarse a una velocidad de vértigo hacia una cantidad creciente de segmentos como son su utilización en sistemas sanitarios, transporte público, GSM, fidelización o procesos de identificación en el control de acceso. Alrededor de este creciente mercado se generan toda una industria de fabricantes de chips, integradores de tarjetas, productores de terminales, y compañías dedicadas a la fabricación de los dispositivos necesarios para el funcionamiento de la tarjeta chip. En cuanto a la investigación, desarrollo y comercialización en este terreno, el dominio de compañías europeas es evidente, ya que el gran mercado tecnológico norteamericano mantiene características especiales, limitándose a las tarjetas de banda magnética. Según la velocidad de desarrollo de las aplicaciones capaces de soportar estas tarjetas, algunos expertos las catalogan como la siguiente generación al PC en la historia informática.

Actualmente, se pueden diferenciar dos tipos existentes. Las tarjetas con tecnología de memoria, tarjetas de usar y tirar que ofrecen pocas garantías de seguridad y su uso masivo está dedicado a tarjetas telefónicas. Por otra parte, se encuentran las tarjetas propiamente inteligentes, que incluyen un microprocesador y son capaces de soportar una cantidad creciente aplicaciones. Este segundo tipo es el camino hacia el cual se dirigen las investigaciones tecnológicas actuales que derivan hacia la tarjeta multiaplicación con mayores capacidades de almacenamiento y características de personalización.

La base de este tipo de tarjetas es el margen de funcionalidad que permita la tecnología de desarrollo del microprocesador. Como pilar de la tarjeta inteligente, el chip se inserta, en el denominado módulo, junto al botón de contacto que permitirá, mediante hilos de oro interconectados, escribir y leer la información. Actualmente, los desarrollos se encaminan hacia el soporte de altos niveles de criptografía, sobre un proceso de 0,16 micras y la segmentación de memorias no volátiles (EPROM, EEPROM, FLASH), con una media de 32 KB de memoria ROM y 2 KB de memoria RAM. En cuanto a un área tan potenciada como es la seguridad, los chips han incorporado los denominados controladores de acceso a memoria que vienen a ser un interruptor de seguridad no enmascarable encargado de denegar accesos no autorizados. Especialmente en tarjetas multiservicios, se incrementa el rigor en el control de los programas grabados en la memoria. La segmentación de memorias distribuye las posibles aplicaciones, dedicando una parte a cada función según las necesidades a las que va dirigida. En esta línea, SGS-Thomson Microelectronics, una de las compañías líderes en microprocesadores de tarjetas inteligentes, ha incluido su oferta recientemente el modelo ST9SF64 dirigido a su integración en tarjetas multiaplicación y teléfonos celulares (SIMs o Subscriber Identification Modules).

Tecnologías mixtas

El uso de la tarjeta chip permite dos vías de acceso: mediante tecnología con contacto y sin contacto. En el primer caso, la intervención del cliente es necesaria para utilizar y, por tanto, modificar la información que contienen las tarjetas. Según las opciones que otorgan, su uso se ha especializado en determinados sectores. Así como las tarjetas con contacto se dedican a funciones personalizadas (crédito/débito, GSM, salud o fidelización, que se basan en una serie de datos del cliente), las tarjetas sin contacto son más dadas al uso en controles de acceso. Sin embargo la tendencia general es unir las dos opciones, creando una única tarjeta con tecnología mixta que aúne las ventajas de ambas posibilidades, utilizando la infraestructura existente (en tecnologías de contacto), los niveles de seguridad ofrecidos y la multiaplicación resultante. Este camino siguen los nuevos productos que, en materia de tarjetas inteligentes o smart cards, han lanzado compañías como Bull y su sistema de gestión integral RSWIND, que permite cargar la tarjeta en su función de monedero (con contacto) y utilizarla (sin contacto) en el transporte público, o Schlumberger con la presentación de su tarjeta Easyflex.

Otra de las opciones contempladas tecnológicamente, que vendría de la mano de acuerdos entre entidades financieras y operadoras telefónicas, es la posibilidad de cargar el monedero electrónico de las tarjetas directamente desde el teléfono móvil GSM.

Frente al tradicional almacenamiento de la información crítica en el propio PC, la tarjeta inteligente viene a cubrir ese espacio al evitar el fácil acceso a la información desde la red, gracias al almacenamiento del código de acceso en el propio chip de la tarjeta con protocolos de encriptación como SSL. Características como la autentificación, la firma digital, la integridad del contenido o la confidencialidad, destacan en el uso de la smart card. El proceso es sencillo, mediante un lector de tarjetas, incorporado o no al PC, se autentifica el código y se entra en las aplicaciones, sin llegar a transferirse el código a la CPU en ningún momento. En un intento de dar un paso más allá, Bull ha desarrollado una versión del estándar SET, en el campo de la seguridad, al disponer C-SET. La ventaja añadida que pretende incorporar es el desarrollo sobre tecnología chip, frente a la tecnología de banda magnética del protocolo SET. La diferencia radicaría en que, mediante un terminal inteligente, la información no reside en el PC, por su carácter irreproductible. La tarjeta es el único portador de toda la información del cliente.

En el carro Java

Java será la tarjeta del mañana, pero aún no está lista. Existe una curva en el mercado y hay que estar preparado desde el principio, lo prioritario es la madurez tecnológica, según Frédéric Spagnou, vicepresidente y director general para EMEA de Gemplus. Así, las grandes empresas dirigen sus estrategias a ofrecer la tecnología necesaria, antes de la propia madurez del mercado, con las tarjetas inteligentes Java preparadas conforme a las especificaciones JavaCard API 2.0. Gemplus y su tarjeta inteligente Java GemXpresso, Schlumberger con su tarjeta Cyberflex, así como Bull y la carte Odyssey, pretenden hacer frente a dos conceptos: 100% Java, con requerimientos de memoria real, y las applets que, en su carácter de aplicaciones, permitirán especificaciones y desarrollo en el ámbito bancario, loading (carga) con garantías de seguridad y key certification management (normas y seguridad). En el caso Java, la capacidad de los microprocesadores debe ser de 32 bits al menos, cuatro veces más elevada a lo usual.



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