La sincronización de datos y la satisfacción del consumidor, claves para implantar RFID

Según las conclusiones emanadas de un informe de la consultora estratégica A.T. Kearney, los fabricantes de productos de consumo y los minoristas que quieran adoptar la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) en sus procesos deberán, durante el tiempo de transición, esforzarse especialmente en sincronizar los datos generados por esta tecnología y en buscar utilidades que supongan beneficios directos para los consumidores.

El estudio “RFID/EPC: gestionando la transición” vaticina que el periodo entre 2004 y 2007 será fundamental para el desarrollo de esta tecnología, pues será cuando el sector adopte estos sistemas como respuesta a la imposición comercial de los grandes almacenes estadounidenses Wal-Mart, el grupo alemán de supermercados Metro y el Departamento de Defensa de EE.UU. En concreto, según la consultora, serán especialmente claves los años 2004 y 2005, por el comienzo de proyectos piloto de RFID. No será hasta mediados de 2006 cuando algunas empresas de tecnología empiecen a destacar como principales promotores y suministradores de RFID. Por estos motivos, durante este periodo es necesario que tanto minoristas como fabricantes colaboren en la investigación y desarrollo de RFID para poner en riesgo capital ni confundir al consumidor con usos que no generen beneficios claros para el negocio.

Factores claves en la implantación
El estudio señala como factores claves en la implantación de RFID el hecho de que los fabricantes y minoristas se esfuercen en la sincronización de datos, pues, asegura que muchos siguen intercambiando datos inexactos sobre sus productos, a pesar de los esfuerzos del sector por utilizar formatos de datos estándar. La estimación de A.T. Kearney es que las empresas pueden llegar a ganar un millón de euros más por cada 1.000 millones en ventas a través de la correcta sincronización de datos.
Por otro lado, es importante promover los beneficios que RFID trae para los consumidores. Una de las máximas preocupaciones del consumidor se relaciona con una supuesta pérdida de privacidad, un temor que, según el informe “sólo puede ser atribuido a la falta de conocimiento sobre el funcionamiento de estos sistemas”. Las compañías, reza el estudio, “en lugar de esforzarse en mostrar las ventajas intangibles en el ahorro de coste para los consumidores, deben centrarse en investigar las distintas aplicaciones de los sistemas RFID con el fin de obtener mejoras en la calidad de vida de los consumidores”. Estos pueden ser, por ejemplo, facilitar la localización de productos defectuosos o en mal estado o suministrar rápidamente información sobre la garantía de éstos.



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