5G, un esfuerzo necesario

España es punta de lanza europea en conectividad; pero no así en lo que se refiere a cobertura 5G y al ancho de banda de 3,5GHz, indicadores substanciales de la madurez del país en cuanto a una tecnología que está llamada a revolucionar todas las industrias y economías del globo. Así lo pone de manifiesto el informe DESI, que en el primer nivel, el de la cobertura, nos otorga una puntuación del 59% frente al 66% de la media comunitaria; y en el espectro la cifra baja al 33%. A pesar de esta llamada a la innovación, la actual coyuntura económica, el momento que atraviesan las empresas de telecomunicaciones en el mercado y la crisis de la cadena de suministro, entre otros factores, rebajan nuestras expectativas y la anhelada llegada del despliegue masivo, tal y como se puede leer en los distintos contenidos del Especial 5G que ha lanzado la redacción de ComputerWorld.

Los condicionantes son varios, pero el país no puede perder ritmo frente a sus vecinos ni ante otros bloques geopolíticos como el sudeste asiático o Estados Unidos, dominadores absolutos de este mercado e iniciadores de las conversaciones de lo que puede ser, en un medio plazo, la realidad del 6G. Por ello, es necesario hacer un esfuerzo en la inversión por parte de todos los agentes que componen este ecosistema, incluido el sector público, que ya ha lanzado varias subastas y programas de subvenciones y que debe, según los expertos, actuar como armonizador y propulsor de la industria pero sin convertirse en un freno de la misma.

Se estima que para 2025, hasta el 40% del PIB español procederá de la economía digital, una cifra que está supeditada al despliegue total de esta tecnología 5G. Como nota optimista, apuntan también varios analistas, las herramientas, los mercados y las empresas están preparadas, falta traspasar esa última milla en cuanto a infraestructura.

El metaverso o el sector del videojuego son factores clave para tirar de la demanda del usuario. Pero la promesa de 5G va mucho más allá en lo que se refiere a casos de uso. Y en estos años veremos cómo segmentos esenciales como la sanidad, la agricultura o la propia industria 4.0, por ejemplo, experimentarán un salto cualitativo. Un salto al que España debe llegar al mismo ritmo que las grandes potencias económicas de todo el globo.