Finaliza el año en el que la digitalización pisó el acelerador

Alcanzar la normalidad depende de todos y cada uno de los que formamos parte de esta sociedad. Echando la vista atrás y analizando lo positivo que puede dejar esta pandemia (cuando finalice) es más que evidente que ha tenido que ocurrir una desgracia de la magnitud de la COVID-19 para que la apuesta por la innovación, la tecnología y la ciberseguridad subieran a lo más alto de las agendas, tanto a nivel político como empresarial.

La realidad ha dejado claro que este nuevo mundo no funciona sin tecnología o, mejor dicho, la tecnología es la que permite que todo funcione. Una tecnología que, como no ocupaba el lugar que le correspondía, ha sido necesario y “obligado” creer en ella y en todo el potencial que puede aportar. No quedaba otra.

Así, hemos sido testigos de grandes e ingentes proyectos de digitalización que se han puesto en marcha casi de forma automática. Las inversiones en tecnología han crecido de forma casi exponencial y así deberían continuar hasta que por lo menos nuestro país no se quede en el pelotón de los perdedores.

Este es un momento único para que España, no solo se suba al tren de la digitalización, sino que sea uno de los países tractores. Por ello, y con muchas esperanzas puestas en los innumerables planes de inversión que hay sobre la mesa, tanto desde el ámbito público como privado, se debe avanzar esa última milla que permita construir de forma sólida una sociedad digital en la que las brechas hayan desaparecido.

Por todo esto, despedimos a un 2021 que ha servido, entre otras muchas cosas, para que la digitalización sea protagonista y la tecnología necesaria para la construcción del nuevo escenario. Y, al mismo tiempo, esperamos que el 2022 sea el año en el que la pandemia diga el adiós definitivo y que el progreso no pierda el objetivo de que todos esta gran digitalización tiene como objetivo mejorar la sociedad en todos sus niveles. Feliz 2022.