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El software de una empresa gallega, clave para el desarrollo de las vacunas contra la covid

Desde el año 2004, la empresa Mestrelab Research, con sede en Santiago de Compostela, trabaja con las principales compañías farmacéuticas de todo el mundo para ayudar a sus investigadores a analizar los datos que se extraen de las diferentes técnicas de laboratorio. En el último año, su software Mnova ha sido fundamental para el desarrollo de la vacuna contra la covid.

Equipo de Mestrelab

El papel que la industria farmacéutica ha jugado a lo largo de la historia moderna es innegable, pero, en el último año, con la irrupción de la pandemia de la COVID-19, todos los ojos han estado puestos en ella y en la carrera vertiginosa que han llevado a cabo para sacar al mercado las tan deseadas vacunas. Pero, como en cualquier otro sector clave de la economía, el trabajo de los investigadores y científicos no hubiera sido posible sin una industria que, aunque en muchas ocasiones suele estar a la sombra, resulta imprescindible en todos los ámbitos económicos y sociales: las TI.

Este es el caso de Mestrelab Research, un spin off del departamento de Química Orgánica de la Universidad de Santiago de Compostela, fundado en 2004 y especializado en el desarrollo de software para procesar y analizar datos que salen de los instrumentos de laboratorios de la industria farmacéutica y biotecnológica. “Nuestro software, denominado Mnova, es como la piedra roseta del laboratorio”, explica Santiago Domínguez, CEO de la compañía. Dentro de cualquier laboratorio, “existen muchas técnicas de distintos fabricantes y el científico se encuentra con el problema de que necesita diferentes paquetes de software para interpretar los diferentes datos. Es ahí donde entramos nosotros, ya que ofrecemos la capacidad de analizar todos esos datos que salen de cualquier fuente y ofrecemos la herramienta para que hagan su trabajo en un único entorno”.

 

"Nuestras soluciones vienen a ser el Microsoft Office del laboratorio químico para ayudar al investigador a entender las características del producto que está desarrollando"

 

Mestrelab Research, que en su último ejercicio fiscal reportó una facturación de 6,3 millones de euros, con una previsión de 8 millones para 2021, está altamente especializada en el desarrollo de software analítico para industrias del sector químico y farmacéutico. "Nuestras soluciones vienen a ser el Microsoft Office del laboratorio químico para ayudar al investigador a entender las características del producto que está desarrollando", apunta Domínguez. De este modo, Mnova, por ejemplo, cuantifica la pureza y concentración de los compuestos químicos. “Hay que tener en cuenta que cuando mezclas químicos, el resultado no siempre es una simple suma de éstos. Nuestra tecnología ofrece al investigador información precisa del resultado de dichas combinaciones”.

 

Santiago Domínguez, CEO de Mestrelab Research.
 

 

Mnova y las vacunas

Pero, si hablamos de productividad y de datos objetivos ¿qué supone para los investigadores y científicos el uso de esta herramienta? De acuerdo con Domínguez, “nuestro software es capaz de acelerar el trabajo de los profesionales de laboratorios mejorando su productividad entre el 80 y el 90%”. Y es que, en los últimos años, ha habido un gran desarrollo en automatización de instrumentos de laboratorio, capaces de manejar volúmenes ingentes de datos “Antes se llevaban a cabo entre 40 y 50 muestras en un día, ahora, con el alto nivel de robotización, hablamos de miles y el problema es que un ser humano no es capaz de analizarlo”. Por ello, según Domínguez, “nuestro software se vuelve cada vez más fundamental analizando todos los días los datos de cientos de miles de muestras en el mundo”.

Esta capacidad que tiene la herramienta de Mestrelabs para acelerar el trabajo de investigadores y científicos ha tenido un impacto directo en el desarrollo de las vacunas contra el coronavirus. “Si tenemos en cuenta que todas las compañías farmacéuticas que tienen vacunas en estos momentos en el mercado son clientes nuestros, podemos asumir que nuestro software ha contribuido de forma muy positiva en el desarrollo de estas y en que hayan llegado antes al mercado”. Así, empresas como Pfizer, BioNTech, AstraZeneca o Moderna, entre otras, emplean el software de esta compañía gallega que, aunque puede considerarse una pyme de nicho, sus soluciones tecnológicas de procesado de datos “ofrecen ahorros millonarios a las grandes empresas químicas de todo el mundo”. 

 

Empresas como Pfizer, BioNTech, AstraZeneca o Moderna, entre otras, emplean el software de esta compañía gallega

 

Aunque en sus inicios el software se gestó como un proyecto de uso interno para la propia Universidad, pronto se identificó que había miles de laboratorios que tenían el mismo problema. Por ello, Carlos Cobas, Javier Sardina y Santiago Domínguez crearon la empresa que hoy en día cuenta con 50 personas en Santiago de Compostela y delegaciones comerciales por todo el mundo. “El 97% de nuestras ventas son exportaciones fuera de España ya que la mayor parte de la investigación farmacéutica no pasa en nuestro país. Vamos a donde está el mercado”. 

 

Talento local

Esta compañía gallega no solo cuenta entre sus clientes con las empresas farmacéuticas más importantes de todo el mundo, sino que trabajan para laboratorios institucionales, organismos como la NASA o instituciones académicas (97 universidades del top 100 en el mundo). “Nuestra marca está muy reconocida globalmente y somos líderes mundiales a nivel tecnológico gracias a un equipo multidisciplinar de informáticos, químicos y físicos”, apunta Domínguez. Sin embargo, “una de las cosas que más nos enorgullecen es que nos hemos convertido en una salida para los perfiles científicos que se forman en nuestras universidades y que antes tenían que emigrar de Galicia”. 

Y es que, en España, poco a poco “se está apostando fuerte por el sector biotecnológico. Las universidades españolas están haciendo un gran trabajo y el apoyo de las instituciones es muy positivo, pero tenemos que creérnoslo más, que estemos compitiendo como lo hacemos es muy positivo ya que, aunque se invierte poco, se consigue mucho”. Eso sí, explica Domínguez, “nos falta la transferencia a empresa, el trasladar esos resultados a nivel empresarial. Y no podemos olvidar que trabajamos en un sector que mejora nuestra calidad de vida, que salva miles de vidas y que crea mucha riqueza. Como sociedad tenemos que ponernos las pilas y que los inversores piensen un poco más en el impacto social que hacen”. 

 


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