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Europa e innovación, ¿un binomio imposible en la era digital?

El Viejo Continente está a la zaga de EE.UU. y China en plataformas digitales, empresas superestrella y tecnologías de vanguardia, reza un estudio de McKinsey Global Institute; pero podría mejorar su innovación si aprovecha aspectos como su posición como región más destacada del mundo en gobernanza de datos.

Europa
Imagen: Jakob Braun (Unsplash)

No hace tanto, bueno, un siglo ya, Europa era una potencia mundial en innovación, “pero ha comenzado a perder su papel en este terreno”. Así lo muestra el informe Innovación en Europa: Cambiando el juego para recuperar una ventaja competitiva, realizado por McKinsey Global Institute (MGI), que ofrece una radiografía del estado de la innovación en el Viejo Continente y cómo debe actuar éste para poder competir de forma más eficaz en una era eminentemente digital.

Aunque el estudio subraya que Europa sigue siendo fuerte en talento en I+D, investigación y desarrollo privados, hay varios aspectos que lastran su competitividad a escala global y en los que se encuentra por detrás de las dos grandes superpotencias actuales (Estados Unidos y China): en materia de plataformas digitales, en la creación de empresas superestrella y en la próxima generación de tecnologías ‘de vanguardia’.

El estudio describe cómo la comunidad investigadora europea es mayor, pero también es más difusa que la de Estados Unidos o China. Según reza el informe, el número de desarrolladores de software europeos ha crecido a un ritmo del 4-5% en los últimos dos años, con un total de 5,7 millones de profesionales en la actualidad, muy por delante de los Estados Unidos, con 4,4 millones. Respecto a la I+D, Europa está perdiendo cuota, especialmente en los sectores digitales. “Si examinamos las empresas de software y servicios informáticos que se encuentran entre las 250 con mayor gasto en I+D a escala mundial, el gasto en I+D de las empresas europeas solo ha representado alrededor del 8% del total mundial, por debajo del 11% de las empresas chinas y muy por debajo del 77% de las empresas con sede en EE.UU. en 2018”, apunta el escrito.

En cuanto al panorama emprendedor, el estudio destaca que el número de startups europeas centradas en inteligencia artificial se ha triplicado en los últimos tres años y la inversión en tecnología europea ha alcanzado un nivel récord, con una inversión de 23.000 millones de dólares en 2018. Sin embargo, recuerda, “Europa ha transformado las promesas digitales en éxito con empresas ‘unicornio’ –startups valoradas en más de 1.000 millones de dólares– la mitad de la tasa observada en EE.UU. y, además, la financiación mediante capital continúa siendo un mecanismo de aportación de fondos infrautilizado”.

Por otro lado, la brecha de digitalización en Europa se mantiene en torno a un tercio del nivel de Estados Unidos. Y es más: la relevancia que tiene esta región en ‘superestrellas’, es decir, grandes empresas que se encuentran en el 10% superior a nivel mundial, según su valoración en función de sus beneficios económicos, se ha reducido un 50% en las dos últimas décadas, mientras que se ha mantenido constante en Estados Unidos y Canadá y ha aumentado significativamente en la región de Asia Pacífico.

Por todo ello, afirma Jacques Bughin, director de MGI y principal autor del informe, Europa necesita “definir su propio y único modelo de innovación, aprovechando sus numerosos puntos fuertes, sacando partido de la fragmentación y eliminando las barreras que le impiden aprovechar su amplio mercado y su gran escala”.

 

La gobernanza del dato como punto fuerte del Viejo Continente

El estudio de McKinsey Global Institute cree que la situación de Europa en innovación se podría revertir si la región consolida su posición como región más destacada en gobernanza de datos a escala mundial, “nivelando el terreno de juego con las grandes plataformas, mediante el replanteamiento del acceso a los datos y usuarios, así como a los estándares”. Como ejemplo, el informe asevera que los gobiernos europeos podrían abrir el acceso a los datos en sectores estratégicos como el transporte o la asistencia sanitaria, para obtener beneficios tangibles como el incremento de la eficacia de los medicamentos.

Otro consejo clave es que Europa aproveche su potencia industrial para beneficiarse de su escala y de la difusión de las tecnologías a través de las cadenas de suministro. “Operadores de telecomunicaciones, proveedores, fabricantes de automóviles y camiones y suministradores están realizando esfuerzos en investigación para lograr un mayor alcance en el acceso a clientes y datos en el sector del automóvil”, indica el informe.

Usar el alcance que tiene en adquisiciones para el sector público para impulsar la innovación en bienes y servicios digitales es otra recomendación. Como recuerda el estudio, el gasto europeo en adquisiciones para servicios públicos asciende a unos 2.000 millones de euros anuales, de modo que parte de esta cifra podría utilizarse para generar mayor demanda en innovación. “Un primer paso importante podría ser avanzar rápidamente hacia un mayor gobierno electrónico”, apuntan los analistas de McKinsey Global Institute.

Hacer hincapié en la apertura y la conectividad como alternativa a fragmentación mediante el cambio de los flujos migratorios de personal altamente calificado y la conexión de los ecosistemas locales y aprovechar los beneficios de las empresas mundiales en Europa en beneficio del propio continente son otros consejos.

Pål Erik Sjåtil, socio director regional de McKinsey para Europa y coautor del informe, concluye: “Europa continúa siendo un modelo en innovación, especialmente en áreas como la fabricación y la robótica. Y no hay escasez de talento ni de startups. Lo que falta es centrarse en la ampliación de la escala”.

 

 

 



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