La inclusión digital: ¿mejora la posición laboral de las mujeres?

Según la investigación llevada a cabo por Lídia Arroyo, investigadora del centro de investigación IN3 de la UOC, la adquisición de competencias digitales no supera obstáculos como la discriminación por motivos de edad, género o nacionalidad, o la conciliación con las responsabilidades familiares

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La inclusión digital de la población es considerada la herramienta que permite generar un capital humano capaz de hacer frente a los retos del mercado laboral y contribuir a la igualdad de oportunidades en el acceso a los recursos laborales, educativos y de participación social en la red. ¿Es suficiente para garantizar el crecimiento económico en igualdad de condiciones? La respuesta es "NO", según Lídia Arroyo, investigadora del grupo GenTIC del centro de investigación IN3de la UOC, que también pone de relieve "a pesar de ser el medio generalizado para buscar trabajo, en internet las brechas aumentan cuando se utiliza para mejorar el perfil profesional", apunta la investigadora. "Son las personas más formadas, en especial los hombres, los que más se benefician de internet para cursar formación en línea, acceder a la información y participar en la red".

Una inclusión desigual

En España, internet es la vía para buscar trabajo más generalizada para las personas de todos los niveles educativos. El sector de la población que más usa internet para buscar trabajo son las chicas de entre 16 y 24 años (un 34%, respecto al 29% de los chicos de la misma edad), seguido por el de las mujeres de entre 25 y 54 años (un 31%, respecto al 28% de los hombres). La brecha de género se invierte en la franja de edad de más de 55 años: el porcentaje de hombres que usa internet para buscar trabajo (8%) duplica al de las mujeres (4%). 

Los datos de inclusión digital en España son ligeramente superiores a los de la media de los países de la Unión Europea en todos los grupos de edad y niveles de estudios (a excepción de los hombres jóvenes y las mujeres de más de 55 años). Al compararlos con las tasas de paro, sin embargo, se observa que las de España son dramáticamente superiores a las de la media europea. Entre los jóvenes españoles, por ejemplo, la tasa de paro es del 48%, mientras que en la UE es de un 20%. "Ésto demuestra que una elevada inclusión digital no garantiza más crecimiento económico en igualdad de oportunidades", afirma Arroyo.

Además, los resultados indican que la inclusión digital no conlleva una mejor posición en el mercado de trabajo para las mujeres, pero sí las empodera en tanto que las hace confiar más en las propias capacidades personales y profesionales y promueve su autonomía. De la muestra, aquellas mujeres que estaban en el paro destacaron que hay obstáculos que la adquisición de competencias digitales no puede superar, como la discriminación por razones de edad, género o nacionalidad que existe en el mercado de trabajo, así como la incompatibilidad de los horarios laborales con las responsabilidades familiares o el nivel de formación que requieren las ofertas de empleo.

Así pues, la investigación de Arroyo concluye que a pesar de que la inclusión digital no se traduce en un mayor crecimiento económico en igualdad de oportunidades, es necesario diseñar programas de inclusión digital que promuevan usos estratégicos de internet para la población más desfavorecida. 



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