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La movilidad, clave de la transformación digital de las empresas (II)

En la segunda parte de este reportaje ahondamos sobre cómo se plantea la Administración Pública los retos que se le presentan en temas de movilidad y qué barreras existen hoy en día para implantar iniciativas de movilidad en las corporaciones, ya sean públicas o privadas.

Movilidad inalámbrica

Si nos centramos en la Administración Pública, Carlos Maza, subdirector general TIC del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, explica que el papel de éste es doble. “Por un lado, somos demandantes y consumidores, y, por el otro, también regulamos”. En este sentido, Carlos Maza continúa explicando que la tasa de penetración de la movilidad en el sector público es de “alrededor del 30 por ciento” avanzando en aspectos como la firma electrónica o en las rebajas obtenidas “tanto en terminales como en los servicios”.

En cambio, “no hemos conseguido avanzar en el uso de la movilidad por parte de los inspectores de telecomunicaciones, debido a la complejidad de su trabajo que muchas veces se realiza en lugares sin cobertura”. Otras asignaturas pendientes “son los servicios de movilidad para la ciudadanía. Todos los servicios que hemos puesto en marcha con la ciudadanía en mente o bien no eran los adecuados, o no han tenido la demanda que esperábamos”.

La Policía Nacional, por su parte, lleva “tres años” trabajando en un plan estratégico “al que hemos denominado Policía 3.0” destaca Luis de Eusebio, asesor TIC director general de la dirección general de la Policía Nacional. A grandes rasgos, éste consiste en “dotar a nuestros agentes en la calle con herramientas de movilidad que permitan mejorar su trabajo e incrementar la eficiencia policial en la atención inmediata al ciudadano”. A la hora de poner en marcha esta estrategia, la Policía Nacional ha tenido que hacer frente a una serie de retos. “La mayor complicación que hemos tenido no ha sido la elección del dispositivo, sino acompañar a éste de las herramientas adecuadas para que el agente pueda, por ejemplo, leer un pasaporte”.

El segundo condicionante “ha sido la seguridad. Hemos tenido que dotar a los dispositivos de unas herramientas que permitan un control exhaustivo de todos los servicios a los que pueden acceder los policías además de asegurarnos que no contienen información relevante”.

Barreras a la implantación de la movilidad

Una encuesta realizada por Microsoft e IDC realizada a finales de 2013 afirmaba que “las empresas no apostaban por la movilidad por motivos de seguridad” explica Xavier Ciaurriz, que continúa destacando que, además, también señalaban “que los fabricantes todavía no estaban preparados para dar soluciones que fueran seguras, imaginativas, y responsables”. Ramón Planet, en cambio, considera que “desde un punto de vista tecnológico, la seguridad está más que garantizada.

Otra cosa es que logremos trasladar esta visión a las empresas”. En este sentido, Melchor Sanz recuerda que hace cuatro años, los trabajadores querían disponer de dispositivos de consumo para su uso profesional, ya que disponían de características, “que en ese momento no ofrecían los dispositivos profesionales”. En estos últimos años “hemos logrado combinar lo mejor de los dos mundos y ahora hay soluciones tecnológicas adaptadas a todo tipo de usuarios” con lo que “las empresas pueden incorporar la movilidad a sus modelos de negocio y obtener un retorno de la inversión muy claro”.

Si la seguridad está garantizada y si los dispositivos están preparados ¿por qué no todas las empresas tienen empleados móviles? Se pregunta José Luís Soto. Los diferentes interlocutores coinciden en que éste es un problema de “cultura”, aunque José Luis Soto recuerda que “no todas las empresas se pueden permitir establecer una estrategia de movilidad completa. Hay un componente económico importante para llevar a cabo un proyecto de movilidad y no todas las empresas pueden afrontarlo”. Javier Arnaiz va más allá y destaca que “en la parte de seguridad hay mucha excusa y zona de confort. El coste no es un problema en absoluto. Uno de los mayores riesgos es que no se contempla la seguridad como parte del proyecto y los usuarios profesionales utilizan dispositivos adaptados a sus necesidades pero sin estar protegidos”.

Más allá de la seguridad, Carlos Maza explica que el principal inhibidor para el Ministerio de Industria, Energía y Turismo es “la propia naturaleza de las administraciones, basada en el horario laboral, y donde se diferencia la vida privada de la vida profesional”. Esta problemática también era un reto para Bergé, que, no obstante, ha resuelto con políticas de movilidad. “Nuestro próximo proyecto va a ser rediseñar los puestos de trabajo de todas las empresas. El mundo se está volviendo abierto y hay que vivir y adaptarse a esta nueva realidad, a la colaboración”.

En el caso de la Policía Nacional, el mayor obstáculo “ha sido el económico”. Luis Sotillos, por su parte, afirma que “en muchas ocasiones, el principal inhibidor es la falta de imaginación” y recuerda que en la actualidad “la competencia reacciona y adopta modelos innovadores”. La movilidad “ha multiplicado por cien el acceso a mercados globales; y el comercio electrónico ha crecido, en parte, gracias a la movilidad. La misión de los integradores es cubrir ese gap de falta de imaginación de los clientes y ayudarles a definir estrategias de creación de productos y servicios digitales, siempre basados en la innovación”.



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