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¡Es la guerra!

La batalla actual en torno a la música que se distribuye a través de Internet en formato MP3 es el comienzo de una guerra mucho más amplia en las áreas del software, las imágenes y las películas cinematográficas. Los usuarios rebeldes, que “bajan” productos de la red, conseguirán que los imperios mediáticos les permitan satisfacer su deseo de contenido digital. La consultora Forrester Research ha realizado un completo análisis de la guerra existente entre los proveedores de contenidos en Internet –interesados en explotar comercialmente sus derechos de copyright- y los millones de usuarios de La Red, empeñados en vulnerar estos derechos.

Empresas como las compañías digitales, distribuidores de fotos y vendedores de software están siendo objeto de ataque. Los rebeldes -desde estudiantes a simples ladrones- copian su contenido y lo publican en la Red para que pueda ser obtenido gratis, amenazando así a los ingresos y a las operaciones establecidas de esos imperios mediáticos. Por ejemplo, en 1998 se robó más de un 40% del software mundial -con un valor de 11.000 millones de dólares. El contenido pirateado y el aumento de la anchura de banda conducirán a una guerra digital a los sectores del tratamiento de imágenes, musical, del software y del vídeo. Este conflicto entre los rebeldes y los imperios del contenido determinará el futuro de la distribución digital.

La tecnología como arma
Internet, la ampliación de la anchura de banda, y las nuevas plataformas de bajo precio están haciendo que los rebeldes del contenido actúen con mayor atrevimiento.
El acceso generalizado a Internet significa más insurgentes. Los 33 millones de hogares de Estados Unidos conectados online a la Internet en 1998 aumentarán a casi 60 millones en el año 2003. Este crecimiento promueve la aparición de grupos de piratas potenciales que crecen con demasiada rapidez, como estudiantes de colegios y universidades que utilizan conexiones Internet en sus propias habitaciones, y usuarios Web experimentados.
El aumento de la anchura de banda ofrece más munición a las guerrillas. Aunque sólo 700.000 hogares de Estados Unidos tenían acceso en banda ancha a Internet en 1998, la consultora Forrester Research predice que esta cifra aumentará a 27 millones para el año 2003, acelerando las bajadas de música, fotografías y vídeo desde la Red.
Nuevos dispositivos y plataformas extienden la batalla. La empresa Diamond Multimedia provocó una explosión en el sector musical cuando presentó el reproductor MP3 portátil Rio hace apenas un año. Dispositivos como este hacen que el contenido digital pase de ser una novedad a convertirse en un producto viable al liberar ficheros del desktop, y hay más en camino incluyendo el Cassiopeia E-100, que reproduce el nuevo formato audio de Microsoft.

El imperio contraataca
Las compañías que suministran contenido consideran que el futuro está en la bajada de contenido digital de la Red, pero desean que esto tenga lugar de acuerdo con su propia escala de tiempo -lentamente- y bajo sus propios términos -con seguridad-. Para ello se oponen a los rebeldes en la forma siguiente:
Reteniendo material de alta calidad. Las empresas de medios y de software poseen amplias bibliotecas con contenidos deseables, que generan más de 300.000 millones de dólares al año en ventas mundiales, pero no los distribuirán digitalmente si no hay un medio de proteger los ingresos.
Presentando reclamaciones legales a las empresas de nueva creación. Las empresas mediáticas con fondos abundantes utilizarán recursos legales para impedir la competencia digital. Puede citarse como ejemplo el intento sin éxito del sector de las compañías de productos musicales por impedir la introducción del Rio.
Intentando formatos protegidos contra copias. Los propietarios de contenido que se vean amenazados se apresurarán para encontrar formatos de publicación seguros. Por ejemplo, el sector del tratamiento de imágenes creó el estándar de datos FlashPix, que incluye información de copyright y control de accesos.

La guerra se extiende
La rebelión digital ha explotado en el sector del software y ahora amenaza a los sectores musical, de imágenes y de vídeo. Analizando estos sectores se observa una tendencia o esquema definido. Las batallas digitales se extienden en tres etapas:
Etapa 1: Rebelión. Las escaramuzas digitales comienzan cuando adoptan tecnología que copia, transporta, almacena y reproduce contenido digital.
Etapa 2: Confrontación. Al actuar los rebeldes con más atrevimiento, los imperios mediáticos intentan afirmar su control sobre el contenido bajado de la Red y sobre la tecnología.
Etapa 3: Acomodación. Acosados por la rebelión generalizada, los propietarios de contenido adoptan esquemas y métodos de protección que permiten el envío digital seguro de contenido de alta calidad.

La batalla del software
Los piratas atacan pronto al sector del software, explotando el crecimiento de los PCs caseros y de Internet. Entonces el sector se esfuerza por enfrentarse a estos rebeldes y por convertir la actividad de “downloading” en un canal seguro. Un examen del escalamiento que ha tenido lugar en la guerra de las “bajadas” de software no sólo revela cuál será el futuro del software, sino también la ruta que seguirán las imágenes, la música y el vídeo.
La piratería del software se está generalizando. La Business Software Alliance (BSA) informa que más de un 85% del software en países como Bolivia o Paraguay es software pirateado. Aplicaciones como Norton Antivirus se distribuyen gratis en Websites en los Países Bajos, China y Rusia. Hay tres tendencias que hacen que los rebeldes actúan con mayor osadía:
“Tecnologías Bomba” rompen la paz. En todo mercado de contenidos, nuevas tecnologías permiten a los atacantes capturar, comprimir, intercambiar y disfrutar contenido digital. Esto sucedió con el software en 1985 cuando servidores FTP (File Transfer Protocol) anónimos ofrecieron software pirateado a través de Internet. Los formatos de fichero estándar y las herramientas de copia son tecnologías típicas que fomentan la rebelión.
Los rebeldes utilizan la expansión de la anchura de banda para acelerar la piratería. Las conexiones de banda ancha ponen al alcance de los piratas aplicaciones de gran tamaño, como los procesadores de textos. Por ejemplo, una aplicación de 30 MB requiere dos horas para ser bajada de la red a través de una línea telefónica, pero sólo dos minutos en una conexión T1, multiplicando así en un factor de 60 la facilidad de realizar piratería.
Es más fácil localizar contenido. La rebelión comienza cuando los delincuentes informáticos utilizan Websites secretos. Durante casi diez años, esto significó que la piratería estaba limitada a personas que conocían ciertos comandos Unix crípticos utilizados para acceder a Websites FTP. Sin embargo, todo esto ha cambiado; los motores de búsqueda y los ´chat rooms´ en Websites, como www.filez.com y www.ftp.org. realizan ahora indexaciones de estos Websites, permitiendo al público el acceso a los mismos.
En el área del software, la confrontación comenzó en 1994 y 1995 con la campa

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